Capitulo #1
-Sal de encima, Matthew -le grité. Se lanzó sobre mí cuando no le presté atención. Ya no podía seguir viendo televisión tranquila-. ¡Que salgas!
No me dijo nada. Y tampoco se levantó.
Me estaba aplastando el muy idiota y no hacía nada más que mirarme con calma. Al final le di con mi rodilla en la entrepierna y ahí si que me dejó en paz. Cayó al suelo con un golpe seco, se puso a gritarme mil incoherencias, que era una desgraciada y la peor amiga del mundo, todo eso cubriendo a su "Amigo Matthew" con las manos.
-Eso te pasa por no dejarme ver televisión. Si querías sentarte, había mucho espacio en el sofá.
- ¿Era necesario golpear mi orgullo? -me preguntó en un hilo de voz. Comencé a reír desenfrenadamente, cada vez que Matthew ponía esa voz era inevitable no aguantar la risa, y eso se daba sólo en dos ocasiones: Cuando lo golpeaba en la entrepierna y cuando se acostaba con una chica y se ponía a gritar como si la vida le fuera en ello.
- ¿Era necesario que te sentarás sobre mí? -me fulminó con la mirada desde el suelo y bufó. Volví a reírme en su cara, tenía las mejillas sonrojadas por el dolor. No me reprimí al golpearle, le di con todo.
-Tráeme hielo -me ordenó. Puse mi pie sobre su cabeza y lo moví de un lado a otro, negando con éste.
-Con ese tono no te traigo nada.
- ¡Tráeme hielo! -gritó, pero le dediqué una mirada que decía que con ese humor no conseguiría nada-...por favor -farfulló finalmente.
-Ves, un poco de amabilidad no te matará.
-Lo que sí me matará es el dolor si no te apuras -seguí riendo hasta que llegué a la cocina. De allí saque una bolsa de hielo del refrigerador y le grité a Matthew:
- ¡¿Quieres el hielo así tal cual o te lo llevo en una bolsa?!
- ¡Sólo tráelo!
Una de las cosas que más me gustaba hacer era fastidiar a Matthew. Lo hacía todo el tiempo, en la mañana cuando despertaba y le gritaba en el oído como si fuera un despertador, al mediodía cuando se arreglaba para salir y le escondía la ropa, en la tarde y me llevaba el auto y no volvía hasta bien entrada la noche, haciendo que se atrasara para sus citas.
Matthew era un estúpido, eso lo tuve claro cuando lo conocí en la escuela. Se acostaba con cualquiera. Lo peor es que yo también lo era.
Teníamos cierta tendencia a rechazar las relaciones que duraran más de un mes, también a ir a fiestas muy seguido, tener el departamento desordenado y vivir del dinero que nos mandaban nuestros padres.
- ¡El hielo! -volvió a gritar. Salí de la cocina corriendo y cuando llegué al living, me tiré de rodillas al piso y me arrastre hasta el lado de Matthew como si estuviera en la pasarela de un escenario en un concierto de rock. Levanté mi mano con el hielo, y lo volví a golpear "allí".
- ¡Si serás... ¡-exclamó, pero se contuvo al sentir el hielo calmando el dolor.
-Después no digas que soy una mala amiga, nadie más que yo te aguantaría esos gritos tan agudos.
-Como si tú no gritaras -reprochó.
Estaba en ese plan, discutir quien gritaba más cuando tenía sexo. Si tanto le molestaba, los moteles eran bien baratos, y a él nunca le faltaban las fiestas, así que podía irse bien lejos cuando yo llevara a alguien al departamento.
-Aun no entiendo cómo es que las chicas siguen durmiendo a tu lado, de verdad. Yo no lo soportaría.
Cuando al fin nos pusimos de pie, nos sentamos en el sofá a ver televisión. Éramos unos vagos, no hacíamos nada más que estar en el sofá, salir a fiestas y conseguir parejas. Habíamos dejado de estudiar hace cinco meses, pero nuestros padres seguían creyendo que éramos unos destacados estudiantes en la universidad, así que nos enviaban dinero mensualmente para cubrir todos los gastos.
Pasé un canal de animales, de esos con reportajes aburridos de la vida de un león y de cómo dormía todo el día.
-Odio esos programas, son tan aburridos.
- ¿De verdad crees que soy malo en la cama? -me preguntó de pronto Matthew.
¡Con que había dado con su honor!
Le respondí sólo para fastidiarlo un poco más.
-Por supuesto que sí, no duras ni una hora cuando traes a alguna chica. Creo que esas noches son en las que duermo mejor, gritas por una hora y luego un silencio profundo -dramaticé todo, claro que era mentira.
Matthew se había acostado con las pocas amigas que hice en la escuela y todas afirmaban que él era un "Dios". Siempre odié a esa clase de chicos, que nos veían más como un juguete que como una persona.
Aunque era bastante irónico que termináramos siendo mejores amigos después de unos años. Y lo era mucho más si me ponía a pensar que yo era exactamente igual a él.
- ¿De verdad lo crees? ¿En serio?
Asentí y volví a fijar mi mirada en el televisor, puse una película de acción, no recordaba bien el nombre, pero había muchas explosiones y autos chocando, sin mencionar la sangre y las armas.
-Eres una mentirosa -murmuró tan bajo que casi no lo oí. Pero lo hice, y eso me molestó.
A pesar de estar mintiendo en cierta forma -no podía saber si en realidad era bueno o malo en la cama, nunca me había acostado con él- odiaba que me dijeran mentirosa en la cara. En serio lo odiaba.
- ¿Y cómo sabes que miento? -me atreví a encararle.
- ¿Y cómo sabes que soy malo? -estaba enojado, se le notaba. Tenía la mandíbula tensa y su mirada era amenazadora.
-Estoy bromeando, Matthew. Sabes que me gusta tomarte el pelo -le dije al final, cuando me aburrí del juego. Traté de ver televisión por tercera vez, pero Matthew me quitó el control remoto y lo apagó.
-¡Matthew!
-No puedes bromear así y luego seguir como si nada hubiese pasado.
-Oh, vamos. No te comportes como un chico de 15 años, Carter y Nash te dicen lo mismo y con ellos no te enfadas.
-Pero es distinto.
Guardamos silencio, ambos esperando al discurso de idioteces que daría cuando se me ocurriera uno. Matthew también sabía como fastidiarme.
-No puedes ser tan machista -le dije. No solté ni una palabra más, era gastar saliva en vano, Matthew ya estaba enojado y yo también, lo mejor que podíamos hacer o era salir a algún lado bien alejados uno del otro o encerrarnos en nuestros cuartos antes de que iniciáramos la tercera guerra mundial.
-No soy machista, es que sólo es distinto. Ellos lo dicen para molestar, en cambio tú eres mi mejor amiga y me tomo muy en serio tus palabras, porque se supone que los mejores amigos son sinceros.
-Ahora eres "Matthew el sensible", ¿Con cuántas chicas te acostaste engañándolas con ese personaje? -vaya que estaba insoportable.
Preferí no escuchar sus cursilerías, a veces Matthew se ponía como todo un caballero en los momentos en que a mí no me convenían. Aunque nunca me ganaba con sus palabras bonitas, sabía perfectamente cómo trabajaba la mente de ese chico.
-Ya, dejemos el tema hasta aquí.
-¡No! ¡Retráctate y di que soy el mejor! -solté una carcajada como nunca antes lo había hecho en mi vida, si hubiese estado bebiendo un vaso de agua, lo hubiese escupido por todo el piso.
-No diré semejante cosa, a menos que de verdad tenga pruebas, algo que jamás intentaría conseguir.
-Miedosa... -murmuró de pronto.
Yo también tenía orgullo, y bastante. Tanto orgullo como lo tenía un chico cuando cuestionaban su hombría.
Así que me puse de pie, con las manos en la cintura frente a Matthew y lo miré directo a los ojos para que entendiera que hablaba en serio.
-No tengo miedo de acostarme contigo, pero tampoco quiero arruinar nuestra amistad con cosas innecesarias. Fin de la discusión.
Me volví a sentar y cambié la televisión, al final dejé el noticiero de las nueve, se me habían quitado todas las ganas de salir por culpa de Matthew.
-Ga...lli...na -dijo en voz baja, susurrándome al oído. Eso fue el colmo.
-¡De acuerdo! ¡Si tanto quieres demostrarme que eres el mejor, hagámoslo! Pero... -Matthew había abierto la boca como un tarado, seguro no se creía que acepté su juego-. Habrá reglas, nuestras reglas.
-De acuerdo -recobró la compostura y cerró la boca de inmediato al escuchar la palabra "reglas" -. Esto se pone interesante.
-Regla número uno: Como me fastidiaste hasta el punto de querer tirarte por el balcón, esta será una competencia.
"Regla número dos: No nos besaremos en los labios.
Regla número tres: Nada de juegos ni cosas raras.
Y Regla número cuatro: Pierde el que caiga primero"
Escuchó cada una de las reglas, no propuso ninguna pero tampoco parecía muy de acuerdo. Al final, levantó la mano como si estuviéramos en la escuela y dijo:
- ¿A qué te refieres con "el que caiga primero"?
-Fácil, mi querido Matthew -me senté sobre sus piernas y pasé uno de mis brazos por sus hombros-. La regla número uno y cuatro consisten en que, para demostrar quién es mejor, competiremos entre nosotros, y si cualquiera de los dos no lo resiste más y pide a gritos acostarse con el otro, pierde.
Se lo pensó un momento, lucía muy concentrado, jamás lo vi de esa forma, ni siquiera para los exámenes más importantes.
-Es como una competencia de quién seduce primero.
-Exacto.
-Entonces agregaré una regla más, para hacer de esto más interesante:
Regla número cinco: No podemos acostarnos con nadie ni tener ningún tipo de relación.
***********************^*^^****^^**
HOLIWIS GURLS!! BIEN PUES AQUÍ ESTOY CON OTRA OBRA QUE LASTIMABLEMENTE NO ES MÍA PERO ES UNA DE MOS FAVORITAS ES CORTA Y PERVER!!!! LO MEJOR CONVINADO Y UN POCO DE ROMANCE Y PSS LA ESTOY ADAPTANDO CON MATTHEW ESPINOSA *-* YA QUE NO EH VISTO NOVELAS PERVER PARA MATT:/ ASIQUE AQUÍ ESTA ESPERO LES GUSTE......VOTEN Y COMENTEN LA SEGUIRÉ AL PRIMER VOTO PRIMER COMENTARIO!! BYEEEE!!SIGUEME!! EN WATTPAD
VINE Abril Navar
INSTAGRAM @abrilitanavar
TWITTER @abrilbieber20
ESTÁS LEYENDO
Sex Rules
FanfictionEs una historia corta y SÚPER HIPER MEGA PERVER!! De Matthew Espinosa!! *-*