Prólogo

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20:00. Una gran multitud se aglomeraba en el edificio central en el que se llevaba a cabo una gran competición. Pero, a diferencia de lo que mucha gente pensaría, esta no era una competición cualquiera, sino el Evolution Championship Series, conocido comúnmente como EVO. El evento estaba a rebosar de gente y no era de extrañar, ya que se celebraba la final de Street Fighter V en la que se decidiría el campeón anual del famoso juego de peleas.

Y ahí estaba yo, en medio de toda esa gente, encima del gran escenario y frente a una pantalla gigantesca, siendo una de las protagonistas de aquella gran final junto con mi adversario. Sin embargo, alejaba mi atención lo más posible de todo aquél bullicio y me concentraba en mi batalla, y para ello contaba con la ayuda de mis auriculares y mi música, que resonaba a todo volumen en mis oídos.

Respiré profundamente, apreté los dedos en torno a mi mando y me centré al máximo en la batalla, con Anamanaguchi resonando en mi cabeza y aumentando progresivamente mis ánimos. Aún así pude escuchar el eco de los gritos de los espectadores ante la batalla en la gran pantalla, pero no me dejé llevar.

Y, tras una dura hora de combate y varios rounds, por fin se acabó.

Por fin me alzaba con la victoria, con un ensordecedor grito que hizo que los espectadores coreasen aún más.

Por fin lo había conseguido, y pensaba que nada más en esta vida podría llenar mi corazón de felicidad y satisfacción.

Pero en ese momento no sabía cuánto me equivocaba.

Game Over, HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora