Los ojos de piedra

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Por fin llegó el día en que la clase de Marián iba a visitar el museo de Écija para ver La amazona herida. Se iban a las 8:30. Ya en el autobús, la profesora decidió contarles una leyenda o historia sobre aquella escultura.

- A ver atended – dijo mientras se levantaba y se ponía en medio del pasillo –, os voy a hablar sobre la historia de La amazona herida. Durante una batalla que hubo hace ya muchísimos años, un grupo de amazonas huyeron al bosque para que no las encontrasen. Unas subieron a los árboles, otras debajo de setos, pero una cayó por accidente al río. La corriente era muy fuerte, por lo que no tuvo oportunidad de agarrarse a algo. El río conducía al antiguo lago del monstruo Medusa, que convertía en piedra a los que la miraban a los ojos. Cuando por fin consiguió salir del agua, comenzó a diluviar. al mirar al frente alcanzó a ver una silueta de lo que parecía ser una mujer alta. Empezó a correr en dirección contraria, pero la supuesta mujer la atrapó con una serpiente, la fue acercando a ella y para cuando quiso darse cuenta, ya era toda una escultura de piedra.

Al terminar de contar la historia, muchos dijeron que eso era mentira, a lo que también la profesora añadió que ella también decía que era mentira. A Marián no le pareció para nada asombroso. Cuando llegaron, unos guías empezaron a hacer grupos para poder hacer mejor el recorrido. A ella no le gustaron nada sus compañeros, pero no había nada que pudiese hacer. Fueron viendo todo el museo para terminar con la asombrosa escultura que en principio fueron a ver. Al fin habían llegado todos los grupos, empezaron a hablarles de donde la habían encontrado, como y que éxito tiene. Marián se quedó unos minutos mirándola a los ojos, lo que hizo que se olvidase de todo lo demás. Cuando terminaron fueron a almorzar, pero Marián se sentía algo mareada. No se lo dijo a nadie y solo fue a sentarse debajo de un árbol. Cuando ya se acercaba la hora de irse, Marián cogió sus cosas y se fue con el resto, pero algo iba mal, había como una especie de barrera invisible que no la dejaba seguir. Intentó llamarles a gritos, pero nadie la oyó. De repente, algo la cogió del tobillo y tiró hacia ella en dirección al interior del museo. Logró librarse de eso dándole una patada. Corrió como loca y desesperada con la intención de encontrar a alguien, pero para su sorpresa, el museo estaba desierto. De nuevo aquello que antes la atrapó volvió a hacerlo. Por mucho que gritase o patease, no ocurría nada. Estaba siendo arrastrada hacia La amazona herida, cuya estatua parecía que estuviese llorando con una gran sonrisa. Todos los cristales colapsaron. Y lo último que llegó a decir, Marián, fue un grito en lágrimas y desesperación.

- ¡Marián! – gritó una persona –, despierta tonta. Mira tenemos visitantes, esta vez son niños de primaria.

Marián estaba con su expresión triste, queriendo que su sueño se hiciese realidad, algo que veía muy lejos de cumplirse. Lo que los niños veían era a ella, La amazona herida. En su cabeza seguía repitiéndose la misma escena de hace ya casi 10 años.

- Gracias – decía la supuesta amazona –. Por fin, después de tantos siglos, soy libre. No importa si estoy viva o muerta, solo quería volver a sentir el calor del mundo.

- Pero qué demonios es esto – decía, Marián, mientras lloraba.

- Mi maldición ha terminado. Medusa me encerró en esta estatua. Recuerdo que lo último que me dijo fue que tendría que esperar a una mujer, la elegida por los dioses, la que me sustituiría y viviría en este cuerpo. Y esa eres tú. La verdad es que siento pena por ti, porque ahora serás tú la que esté maldita, hasta que aparezca la próxima mujer. Por último, gracias – fue lo último que dijo, ya como un susurro.

Marián quiso agarrarla de la mano para seguir preguntándole cosas, pero ya era tarde.

Uno de los niños que había, le dijo a la maestra que la estatua estaba llorando, a lo que ella respondió con una risa descarada afirmando lo que él decía. Los maestros llevaron a los niños a almorzar fuera. Una de las niñas se quedó allí sin que los demás la viesen. Se acercó a la escultura y dijo:

- Espero que pronto vuelvas a ser libres, y una vez más, gracias – lo dijo como con una expresión nostálgica y poniendo la mano cerca de ella.

Un maestro llegó para llevársela con los demás y ella mientras se alejaba iba mirando la escultura, la que la condenó a siglos y siglos de soledad y amargura, y ahora sería Marián quien tendría que vivir como un cadáver en vida.

FIN

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⏰ Last updated: Aug 21, 2017 ⏰

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