16. Enferma

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 Paso ambas manos por mi cabeza con exasperación - ¡No lo sé! – Chillo con enojo – solo quise ir a dar un paseo luego de ver que la casa estaba bien y no le pasaría nada a Christian, pero termine lejos y me quede sin dinero para volver – repito mi mentira con naturalidad

-Elizabeth… ¿Quién sabe qué sucedió en casa y tú te fuiste así como así? – mamá me reprocha, de hecho es la única que habla en esta casa, mi hermano y Roger se dedican miradas, extrañas miradas

-¿puedo ir a mi habitación? – repito como por milésima vez

-¿no tienes sentimientos Elizabeth?... estaba aquí con el corazón en mano y tu quien sabe donde… - da manotazos en el aire

-¡Ya! ¡Lo lamento! ¿Okay?... si lo admito, no fue muy inteligente de mi parte haber hecho tal cosa… pero y ustedes, ¿Dónde estaban?, para ser tal hora de la noche ustedes ya debían haber llegado del trabajo…

-Eliza… puedes ir a tu habitación – Roger interrumpe antes de que mamá vuelva a decir algo

-Gracias – asiento y les doy la espalada para dirigirme hacia las escaleras

-Elizabeth Taylor tú te quedas donde estas – grita con enojo y su voz se torna ronca

-Roger me dio permiso – hablo bajo aun si volver a girarme

-¡ah! Y justo ahora si quieres y obedeces a tu padre – me reprocha y luego se calla automáticamente

Doy un largo y pausado respiro, miro sobre mi hombro y subo las escaleras en un paso lento y mortificante.

Cuando ya estoy en suelo firme corro a mi habitación y me encierro, esta todo tal cual quedo cuando me fui y deje a Christian en mi habitación, me apoyo contra la puerta tratando de ahogar lagrimas pero es imposible… camino a paso lento hacia el armario, saco una musculosa gris larga, me llega un poco más arriba de la mitad del muslo, me quito toda mi ropa y solo me dejo en interiores y la musculosa, me siento en la cama y tomo mi celular, entre los contactos busco uno en especifico, pero antes reviso la hora, las dos de la madrugada… -mamá ha tardado bastante con su sermón-… si son las dos aquí, serán las cinco en Manhattan, paso el dedo por la pantalla y llevo el celular a mi oreja, después del tercer tono una voz adormilada responde

-¿bueno?

-Deberías estar lista para la escuela – me burlo fingidamente

-¿Eliza? – se escucha sorprendida

-si… lo sé, nunca te llamo

-no, no lo haces tonta… y eso me asusta… ¿algo anda mal? – el cambio de su voz es notable

-necesito ayuda… - las lagrimas caen por mis mejillas sin control alguno pero mi voz sigue firme

-Elizabeth… tú jamás pides ayuda… ¿Qué sucede? – puedo escuchar como respira hondo varias veces… se supone que no debe darle emoción  

Escucho un ruido extraño y me alerto, las lágrimas se detienen y mi respiración se agita

-Laura, mañana… bueno, hoy en la tarde te llamo ¿sí?

-que sea seguro – trata de reír

-lo juro – suelto una risita

-¿Quién eres y que hiciste con mi amiga? – habla rápido antes de finalizar la llamada

-tonta… antes y te quejabas que “¿por qué no hablabas Eliza? ¿Por qué no me cuentas nada?” – saco la lengua aun sabiendo que ella no me ve

-ya me acostumbraste a tu actitud…

El ruido vuelve a sonar – bueno, te dejo que mis padres no andan de ánimo adiós

Peligro y MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora