8.

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Tu nombre, David.
Tú eres David.
Yo nunca quise ser tu Goliat.

Pero me derribaste igual, amor,
sin besos o palabras
—quisiera un beso, nunca lo he vivido; palabras hay muchas—
en cambio, con Indiferencia sin espada, o sin piedra, o sin honda.

Te quise, David, quise ser tu Jonatán.

Cartas de medianoche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora