SUN IS COMING UP /Larry Stylinson. PRÓXIMAMENTE

Prólogo "Lugares que nadie sabe"

Capitulo 1.

Lugares que nadie sabe. 

Tenía un chico sobre su cuerpo, el olor a cigarrillo jugando al rededor de su cuerpo, y el calor irritando cada parte de su cuerpo posible.

Empujándolo lejos tomo el cigarro que posaba en los labios del chico para colocarlo en sus propios labios mientras se colocaba sus botas de cuero altas hasta la rodilla y subía su falda negra para estirar su mano esperando el dinero.

-Tómalo de mi billetera, preciosa.

Ella, como siempre hacia luego de tener sexo, caminaba hasta la ropa del chico, tomaba sin que él se de cuenta algo más que dinero, algo de valor, pero no lo suficiente como para que ellos se enteren en mucho, mucho tiempo.

Coloco los billetes dentro de su zapato y salió largando un beso hacia al chico, cerrando la puerta para tomar el reloj que tomo y sonreír, saliendo del lugar con elegancia.

-¿Dónde esta el helado?-el gritó de su amigo rompió toda la concentración que había formado minutos antes, gruñendo de frustración alejo sus dedos de las teclas de la computadora para abrir la puerta y caminar hasta el pelirrojo.

-No queda más. 

-¡¿No queda más?! ¿Qué esta sucediendo en este mundo?-gritó horrorizado- necesito helado para sobrevivir.

-Jensen-rodó sus ojos- tengo que ir a hacer las compras de igual manera, podemos ir juntos y te compras tu bendito helado.

-¿Te lo comiste tu?-abrió la puerta de la entrada- no voy a enojarme si fuiste tu,- a pasos vagos bajaron- pero me gustaría que me digas si fuiste tu.

-¡Jensen! por favor, es helado. Te compraré más.

El sonido de su zapato de tacón resonaba en el pasillo, y moviendo su cabello castaño, sintiendo el peso de las miradas sobre su cuerpo a los segundos de estar sobre la calle, cubrió su cuerpo rápidamente con aquella gabardina negra y vieja, odiando en esos momentos ser mujer. Estirando su brazo para llamar la atención al taxi que manejaba hacia su dirección, sintiéndolo frenar frente a ella y pronto, se encontraba sentada con el calor y el olor a humedad que aquel carro tenía para brindarle.

Soltó un suspiro para estirar sus hombros hacia atrás en un intento de calmar el dolor de espalda, en cuanto llego a su departamento quito unos billetes para tirarlos sobre el asiento delantero y salir dando un fuerte golpe a la puerta, rápidamente entro a su hogar esperando sentirse segura entre las paredes blancas.

Escondió el dinero justo en la pared, donde había un ladrillo suelto que nadie más que ella sabía que estaba, guardándolo perfectamente bien para luego comenzar a quitarse cada prenda de su ropa con rapidez hasta hundirse bajo el agua de la ducha, sintiendo como su piel comenzaba a quemarse y quedar roja, amaba cuando su piel quedaba así.

La hacia sentir viva.