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Y me perdí en esas virutas de chocolate que ocupaban sus mejillas, aquella mujer lo era todo para mí y ahora la tenía en frente de mi, acercándose poco a poco, haciendo que los pocos centímetros que nos separaban se esfumasen lentamente.

Cerré lentamente los ojos y me dejé llevar por esa extraña pero agradable sensación.

Me hundí en el calor de sus labios haciéndome derretir gracias al esponjoso tacto de sus carnosos y oscuros labios.

Mi agitada respiración hizo que mi resplandeciente diosa formase una leve sonrisa. Una sonrisa que me hacía sentir como si todo el mundo desapareciese a mi al rededor.

No aguantaba estar un segundo más lejos de ella, la miraba con fascinación, y surgió una llama dentro de mi que me hizo querer mas y mas, hasta no tener nada más que obtener.

Con un desesperante soplido acaricié su preciosa mandíbula y acto seguido levanté la mía para poder abrazar nuestras lenguas. Ella comenzó a besarme cada vez más rápido y sus manos no podían dejar de recorrer mi cuerpo.

Sentía su boca húmeda sobre mis labios moviéndose apasionadamente haciendo estremecer cada célula de mi cuerpo.

Deslizó su fina mano desde mi cuello hasta mi obligo, y con un ágil movimiento consiguió desabrochar la única cerradura que la separaba de mi paraíso.

Dejó de besarme, y tras una mirada de picardía, comenzó a deslizar su áspera lengua por mi cuello haciendo erizar cada bello que encontraba a su camino.

Un cosquilleo recorrió cada hemisferio de mi y mis ganas de poseerla incrementaron.

Bajó hasta mi pecho y con la mano que le sobraba arañó mi espalda en diagonal que provocó que se me arquease la espalda.

Desabrochó los enganches de mi negro lencero y prosiguió con el juego de su boca mientras sacaba los tirantes del sujetador por mis brazos.

Mis pechos quedaron firmes y al descubierto, se detuvo a observarlos durante unos segundos y sin dudarlo se lanzó hacia ellos.

Comenzó a besar mi pecho izquierdo,
rodeó con su lengua mi aureola y me lanzó una mirada, una mirada que solo de verla hacia que algo dentro de ti prendiera.

Mordió suavemente la punta del pezón y siguió deslizándose hasta llegar a mi cintura.

Mientras, la mano que consiguió desabrochar mi pantalón, comenzó a descender poco a poco, con cuidado.

Me acarició suavemente el clítoris por encima de mi lencería de encaje mientras me miraba intensamente a los ojos.

Tenía las pupilas levemente dilatadas por la excitación, y eso lo hacía todavía más placentero.

Con un rápido movimiento separó la única prenda que me quedaba de mi cuerpo sin dejar de posar su mirada en mi.

Metió su dedo índice en su hipnótica boca humedeciendolo para luego introducirlo en mi.

Empezó a moverlo lentamente hacia los costados rozándome las paredes haciendo de este baile un auténtico placer.

Me sorprendió al notar que ya no solo era uno, si no dos dedos los que danzaban dentro de mi, haciendo de eso una tortura.

Eche la cabeza hacia atrás y noté como su lengua húmeda se posaba sobre mi clítoris.

Esta se movía de un lado a otro provocando que mis piernas temblaran.

Y así, siguiendo con su juego me hizo entrar en un éxtasis esquisto del que no quería salir jamás.


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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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