En un viaje poco planificado de 4 días por el asueto de semana santa año 2006, decidimos salir 3 amigos a recorrer playas, montañas y lugares de esparcimiento, jamás pensé vivir una corta pero tan significante experiencia.
Soy escéptico, realista pero muy sensorial.
En el trascurso de mi vida e tenido algunos encuentros paranormales y aquí les estaré narrando con certeza, la historia real de una aparición vista por mis propios ojos. Una historia paranormal personal, llena de terror y nunca antes contada.
Cuando el frió invade tu cuerpo ante una presencia sobrehumana, descubres el miedo perverso que te quiere arrastrar a los confines mas tenebrosos que existen dentro de la sensibilidad humana.
Una tarde en casa recibo una llamada a mi celular, era una invitación para ir de vacaciones con 2 amigos y hacer un recorrido por algunos estados y poblados cercanos al nuestro.
La idea era tomar una ruta donde podríamos ir a la playa y tener cerca las montañas para visitar algunos amigos y familiares. Salimos después del medio día logramos almorzar en la vía durante el viaje e ir disfrutando de buena música y riendo por diversas anécdotas de nuestras vidas. Realmente un viaje bastante tranquilo donde la amistad y el buen compartir era notorio.
Como primera parada llegamos a Sabana de Mendoza, un pequeño poblado del estado Trujillo que esta a 3 o cuatros horas de la ciudad, fue nuestra primera parada para dormir y descansar en casa de un amigo que previamente nos había ofrecido hospedaje.
Una noche tranquila de descanso, buena cena y planificación para el siguiente día ir a la playa, disfrutar de un día soleado pero como contábamos con poco presupuesto para hoteles debíamos regresar al atardecer a otra ciudad del estado donde nos tocaría pasar la noche.
Ser Venezolano es nacer con mitos, fabulas, cuentos, anécdotas, experiencias e infinidad de historias diversas, mayormente ligadas a lo espiritual y sobrenatural. Desde niño vi diversidad de religiones y diversas manifestaciones espirituales de las cuales siempre fui escéptico, sin llegar a la incredulidad.
Ese atardecer del jueves santo luego de pasar un caluroso y extraordinario día de playa, notamos mis amigos y yo que las luces frontales del auto estaban fallando justo al momento de regresar a la otra ciudad donde debíamos dormir esa noche. Mientras terminaba la tarde con una puesta de sol extraordinaria, revisábamos intentando reparar las luces del auto y así poder ver la carretera durante el viaje de regreso, pasan algunas horas logrando así encender uno de los faros del auto para lograr emprender el fatídico viaje que ya se tornaba algo pesado.
Sin recordar al instante la particular fecha, después de tener un retraso de 3 horas se acercaban las 10 de la noche para tomar carretera cruzando montaña y frió para así llegar a un pueblo llamado Bocono, llegaríamos a casa de la mama de Francisco uno de mis compañeros de viaje y quien era el dueño y conductor del auto donde hacíamos nuestras vacaciones.
Entrando a las montañas por un atajo que nos haría llegar mas rápido a nuestro destino, todo parecía marchar normal, entre música y tertulia nos adentramos subiendo carreteras, curvas, bajadas, zonas oscuras donde solo la luz frontal que nos quedaba del automóvil era nuestra principal guía ante semejante camino lleno de oscuridad, soledad extrema y una noche tenebrosa con el escenario gris de un ya viernes de semana santa rondando la 1 de la madrugada con un feroz frío en aumento.
Sin temor y con mas cansancio que ganas de hablar, a una hora de nuestro destino y atravesando montañas, al llegar a una gran curva en el camino ocurre lo inesperado.
Si de experiencias se trata podría decir que una de las mas aterradoras, sentidas, memorables e incomparables a sido esta, por lo real de la situación me siento parte de ese privilegiado o desdichado porcentaje de humanos que experimentan encuentros paranormales.
Para nuestra sociedad los días santos de la semana mayor son sagrados y se rigen bajos las leyes de nuestra iglesia católica.
Semana santa es nombrada desde que nacemos y es la semana donde conmemoramos la muerte y resurrección de Jesucristo nuestro señor. Muchas personas ligadas al folclore criollo mas las transgresión de leyendas y mitos urbanos donde cientos de personajes rondan nuestras cabezas, es normal que se hagan referencia sobre apariciones o espantos durante los días santos.En el camino lo primero que invadió nuestro espacio fue un frío descomunal, segundos antes del paranormal encuentro, el escenario cambio y la situación paso a otro tiempo. Una luz de frente a nosotros fue lo siguiente, exactamente donde se aproximaba la curva todo se torno mas frío como una escena en cámara lenta, esa luz dejo ver una pequeña casa con una cruz, como en una película de terror, ocurrieron escenas tras escenas en cuestión de segundos, siendo algo en común para los tres; Francisco quien iba al volante me mira por el retrovisor y al mismo tiempo voltea a ver a Luis, quien estaba de copiloto, con su rostro pálido al igual que Yo. Muertos de miedo con inmenso temor, nerviosismo, sin poder emitir palabra alguna, en estado de shock y con el carro andando, luego de ver que en ese lugar había muerto alguien ya que la casita con la cruz hacia referencia y por lo fuerte de la curva se podía presumir que fue a raíz de un accidente vial.
Apenas lo malo estaba comenzando ¿es posible percibir una presencia paranormal y que todo a tu alrededor cambie? el clima, el espacio, la circunstancia son parte de lo anormal. Jamas pensé tener un encuentro tan real con lo sobrehumano y lo que vino después de la luz en ese camino me marco para siempre, no solo a mi, si no a mis compañeros de viaje.
Una imagen humana fue la primera impresión, una imagen apoderada de una luz beige radiante justo al frente, a pocos metros de nosotros, en un terreno parte de la montaña al lado de la casita con la cruz. Un traje color beige claramente con figura masculina grande y robusta. Como un objeto fijo de forma humana, los tres logramos ver un aparecido. Como si la aparición fuese parte de la obra se unió a nuestro miedo que de forma profunda pero rápida nos invadió, sentimos lo que nunca habíamos sentido, esa sensación de miedo paralizante que no sabes como describir ni expresar pero que es única e inconfundible.
Mas que el miedo ante terrible experiencia, nos tocaba seguir el camino del cual faltaba aun como una hora de recorrido. Dicha aparición y experiencia casi nos hace estrellar contra un árbol, gracias a Dios Francisco pudo esquivarlo. Ante el gran susto y sin saber que podría venir, seguimos transitando conmocionados, nerviosos y preocupados por no tener que presenciar otro espíritu de semana santa.
Con la imagen del aparecido en nuestras cabezas, la casita con la cruz y un susto enorme seguimos el recorrido por esa montaña de espantos e historias, esta historia tiene la particularidad de ser real, vivida y sentida por tres amigos, contada desde mi perspectiva les puedo asegurar que nunca vi ni sentí semejante panorama sobrenatural ni atemorizarte.
Un milagro pudo salvarnos de esa experiencia que ligada a lo físico y espiritual marco mi vida para siempre, andar caminos y montañas en días santos puede ser una experiencia no muy agradable, tal vez nunca te a pasado pero podría sucederte igual que a nosotros.
Entre tantos mitos e historias paranormales es común escuchar en Venezuela: la Llorona o El Silbón, apariciones terroríficas de almas en pena que cambian de versiones y dejan un gran panorama de encuentro entre ellos y personas reales como tu y yo. Lo significante de contar una historia vivida en carne propia, narrarla y sentirla de nuevo, es ese frío que te invade, mientras recuerdas cada segundo de angustia y temor, ese viernes santo después de ver el espíritu de un hombre entre los arboles de la montaña mostrándonos su luz y llenándonos de miedo pensé que era el limite de lo sobrenatural...pero me equivoque.
Aun faltaba una hora por recorrer y mucho camino que andar...semana santa, no termina aun.
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VIERNES SANTO
ParanormalUna historia real de mi primer contacto ante una situación paranormal.