Capítulo único.

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[Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955]

Martín se encontraba caminando un poco nervioso por las calle de su capital. La tensión que vivía últimamente era demasiada, tenía conflictos internos y no sabía qué hacer. ¿Cómo evitar que su gente se matara por pensar diferente? Útilmente se sentía que todo iba a implotar en cualquier momento. ¿Por qué no podía un segundo estar en paz? ¿Qué debía hacer? Sentía que se ahogaba.

Agarró la cajetilla de cigarro, buscó sus fósforos y no los encontraba, entró a desesperar; necesitaba eso para poder liberar algo de su interior.

—Mierda —gruñó para sí mismo, aunque notó que un católico conservador lo miró mal por decir ese improperio. Sólo bufó y siguió su camino. No dejaría de decir malas palabras sólo porque se viera mal, todos sus jefes lo hacían. Era parte de la identidad del país.

Suspiró.

Se masajeó la nuca, la tensión no bajaba. ¿Cómo iba a bajar? Notaba que cualquier momento se le iba a salir de las manos todo este aglomerado de gente que estaba en frente de la casa rosada. Podía escuchar a militantes discutir con otros desde lejos, civiles que caminaban rápido tratando de llegar a su trabajo devuelta. Y si les prestaba atención, la gente andaba igual que él. Bien, quizás fuera el culpable, siendo que él era el país de ellos.

—¿Por qué les tuve que tocar yo? —se preguntaba el rubio teniendo el cigarro en la boca, yéndose a sentar en un banquito. Se puso a pensar que quizás todo esto era su culpa, porque él era inestable y nervioso.

O los enemigos de su jefe lo ponían así.

El rubio de repente sintió un escalofrío recorrerle en su espalda, para luego escuchar un «Corré» susurrado en su oído. No entendió nada, pero sintió miedo como nunca lo había sentido. Se quedó quieto, sin saber si darse vuelta y ver quien era o seguir igual.

«Corré sino son boleta todos»

La republica no pudo más seguir en el mismo lugar, se paró y se dio vuelta. Quiso gritar al ver un tipo exactamente igual a él, pero con el pelo pintado de un negro azabache y unas raíces castañas/rubias. Sus ojos eran de unos azules verdosos medios turbios, como si tuviera perdido.

Hernández no sabía por qué, pero le tenía miedo. El terror se sembraba en su interior, germinando y dejándole sin aire.

«Tincho, huevón, corré. Estás buscando que mueran todos los de acá»

La nación no entendía cómo podía escuchar la voz de ese tipo si su boca no se movía. ¿Qué mierda significaba esto? No sabía qué hacer, estaba dudando demasiado. Su razonamiento le dijo que no se moviera de ahí, aunque su instinto le instaba por correr.

No le quedó más que seguir a su instinto, corrió en dirección a la Casa Rosada, quizás si hablara con su general sobre ese sujeto haría algo. Le tenía mala espina y con todo el quilombo que había en la plaza, seguro que estaba en algo turbio ese chaboncito.

Mientras corría, notó que el cielo se despejaba. No quiso prestarle mucha atención a eso, ya que el cielo seguía algo gris.

Cuando estaba llegando, vio que en la vereda estaban un padre jugando con su hijo. Eso le dio de lleno recordando a su Carlitos y a Manuel. Sacudió la cabeza, no era tiempo para eso.

Aunque admitía que los extrañaba bastante, con todas estas ideas y vuelta donde debían esconderse por ser una relación mal vista.

El joven estaba a punto de cruzar la calle, pero una brisa en el oído justo a las doce le hizo darse vuelta. Vio a lo lejos al extraño ese sacar un arma.

«¿En serio creíste que con correr no iba a pasar nada? Serás huevón, Tincho, todos los de aquí están condenado» la pálida mano de ese sujeto apuntó hacia el rubio y después hacia su misma cabeza. Cuando la pistola estuvo en su sien, una sonrisa siniestra se formó en sus labios y sin pensarlo dos veces, se disparó, cayendo al suelo de inmediato.

Martín cuando vio eso, sintió un terrible dolor cabeza, tal así que gritaba del dolor. ¿Qué era esto? No entendía y sólo quería llorar. Se tiró de rodilla y con sus dos manos se tiraba del cabello, esperando que eso apaciguara algo de lo que sentía.

En un momento a otro, escuchó una explosión y salió volando, dando de lleno su cara en el asfalto. Los oídos del argentino emitían un zumbido que aumentaba su jaqueca, ya no aguantando y llorando por el dolor.
Como pudo se volteó y miró el cielo; observando que aviones estaban bombardeando la rosada.

Giró su cabeza a la derecha y notó gente en el suelo ensangrentada, aumentando su llanto. Giró para la izquierda y vio al niño tirado en el suelo con su pelo rubio ensangrentado, al padre llorando desconsolado apoyando su frente en la del menor; mezclando las hebras castañas del mayor con su hijo. Martín al ver tal escena ya no podía aguantar, gritando y golpeándose la cabeza. Quería morirse ahí mismo, ¿por qué lo estaban bombardeando? ¿Por qué? ¿Qué hizo para que su gente mereciera eso?

Se negó ver esa realidad, no, todo esto era un mal sueño. Estaba seguro que despertaría, que el olor a sangre y pólvora sólo era producto de su imaginación. Cerró los ojos fuertes, moviéndose inquieto en el mismo lugar, esperando que así pudiera despertarse de esa pesadilla. Esperaba que Manuel o Carlos los despertara para desayunar lo que fuera. Aunque quedó quieto al sentir algo frío y metálico contra su frente, desmayándose de inmediato. La joven nación quedó en el suelo mientras la masacre seguía su curso como si nada, provocando heridas que jamás cicatrizaran.

Fin.

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¡Holis! Acá ando (?), me uní a la idea del grupo ArgChi shipper de hacer un fic con una temática distinta cada día, así que acá ando, entregando el primer día con tres horas de retraso yeeeey (o( (?)

Bien, el primer día era histórico así que tomé el Bombardeo o masacre de plaza de mayo. La idea era plasmar este momento oscuro de la historia de mi país mostrando un Martín bastante mal emocionalmente, con todos los problemas que tuvo desde es tiempo, antes y lo que iban a seguir viniendo.

Para meterlos más, este hecho es el primer atentado de gran magnitud en América, dejando un saldo de cuatrociento muertos y ochociento herido, siendo cifras oficiales, aunque se calcula que fueron más. Mi idea de plantearlo como auto daño, es porque Argentina es el primer país que se ataca a sí mismo por decirlo de alguna manera. ¿Por qué? Porque las fuerzas armadas del propio país atacaron a la población civil en estado pacífico en una ciudad abierta; y esto en busca de matar a Perón (por eso bombardearon la casa rosada). Pensé que un "2p" o una versión oscura de Martín fuera el causante de esto, haciendo sufrir a Martín con el miedo unos minutos antes. El que se disparara sólo, fue una representación de lo que vendría ser el bombardeo, ya que era Martín en sí.

Espero no haber ofendido  a nadie, no es mi intención </3.

Cualquier duda, pregunten.

Saludos!

Auto daño [ArgChiWeek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora