El emperador Mef miraba desde su terraza en la torre más alta, el viento soplaba fuerte golpeando cada rincón del palacio, feroces sonidos se escuchaban por los pasillos y en las habitaciones que lo rodeaban. El señor de Dasha estaba agitado, sus dominios, su poder, su imperio, tarde o temprano caerían, él lo sabía, pero no quería admitir la verdad de los imperios, no quería admitir su destino y pensaba para él:
-De cierto el imperio es fuerte, en sólo doscientos años ha alcanzado un esplendor que enceguecería a emperadores y reyes de antaño. ¿Pero, será más fuerte que los invasores de la luz?, puede que no, un imperio tan dividido no puede ser más fuerte que un imperio más organizado, la ley natural del humano, el fuerte destruye al débil, ¿pero no es que no abandonamos nuestra humanidad?, hemos cambiado la ley por "el bien instruido destruye al mal instruido", rara ley, y si en realidad nada ha cambiado, ¿no son nuestros hombres más fuertes que ellos?, si, lo son. Entonces, podemos acabar con todos si queremos, y así obtener un imperio más grande y poderoso, si tan sólo los Gekrans, si tan sólo... no, pido demasiado, ellos jamás harían tratos con nosotros, debemos destruirlos también, acabar con cada uno de ellos, para así yo poder obtener un poco más de poder y cruzar los océanos para acabar con aquellos venidos de tierras luminosas. Sí, eso haré, un imperio más poderoso puede durar mucho más, ¿qué no es esa la ley de los humanos?, de cierto me puede llegar a gustar la idea de que el más poderoso destruya al más débil, si, si tienes poder tienes también sabiduría y conocimiento. Mis ejércitos están listos, lo están, y avanzarán cuando yo les ordene, y les guiaré por el camino, y ellos me darán gloria y majestuosidad, ¿no es eso el poder?, destruiremos a los Gekrans, y luego...
Un sirviente entonces interrumpió, lo más bajo en la jerarquía de los Dashin...
- Señor, uno de los Guardianes necesita verlo de inmediato-le dijo temeroso.
- ¿Pero que no están en los frentes de los ejércitos?, ¿quien ha osado desobedecerme?...
- No es uno de los nuestros, señor, es un, bueno, perdonadme, pero es un Guardián Gekrans...
-¡¿Un qué?!- el viento comenzó a correr rápidamente por la habitación, algo rodeo al sirviente, y lo hizo flotar, y suplico él por su vida dando gritos de auxilio-¡Les he dicho que jamás debe entrar un enemigo a este palacio! ¡Jamás! – entonces una presión comenzó a rodear al sirviente, y mientras el emperador se retiraba de la terraza cruzando su habitación, su sirviente era aplastado por una fuerza invisible, poco a poco fue exprimido hasta que su cuerpo reventó, pero para entonces Mef ya se había marchado.
Avanzó por los oscuros pasillos del palacio, gárgolas horribles y estatuas de roca acompañaban todo el paseo hasta la sala principal, en donde la luz de la luna entraba por unos grandes vitrales que contaban increíbles historias de muerte y destrucción, y en esa ocasión estaba todo bañado de sangre, sirvientes y guardias estaban decapitados en el suelo, dispersos por doquier, y en el centro estaba de pie un gran hombre. Su pelo castaño caía por su espalda suavemente, su cara tranquila y de tez blanca mostraban una serenidad eterna, poseía hombreras de oro, sus vestimentas eran de seda, y su cuello estaba rodeado de una tela finamente trabajada, una ropa hermosa, digna de un emperador, pero no era su ropa lo que lo resaltaba, si no el cintillo que cruzaba su pelo, un cintillo de carburía trabajado con pequeños detalles de oro, y en el centro se asomaba un pequeño cuerno de cristal de unos dos centímetros. Este no era un cintillo simple, si no, una poderosa arma usada por los que estaban en la cúspide de la sociedad, altos señores, los guardianes, si, por que ellos eran los que guardaban toda sabiduría, protegiendo vastos territorios juntos a sus habitantes, y eran casi los más fuertes de mente dentro de los Dashin. Pero este ser era aún más que esto, él era el mismo emperador y señor de los Gekrans, el emperador Khelemd, hermano de Mef, a quien se le había heredado la mitad de Dasha, fue él quien le puso el nombre de Gekrans al oriente del imperio Dasha, era él a quien se le llamaba traidor de Dasha.
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Guerras Psíquicas
FantasyEn un futuro lejando, imperios se alzan sobre la oscuridad y las ruinas de nuestra civilización, los ahora llamados Dashin, hombres evolucionados psíquicamente de guerras siniestras, luchan por sobrevivir en una sociedad violenta, y en constante gue...