Prólogo

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La música invadió todo su alrededor en el momento en que había entrado por la puerta de madera con la palabra "Participantes" escrita en cursiva de una manera elegante y que colgaba de un clavo con forma de nota musical.

Este era el día de su gran presentación, miles de personas alrededor del mundo habían acudido hasta el teatro más famoso de todos, La Scala de Milan, hogar de muy reconocidos músicos como Mozart, Verdi, Donizetti, Bellini, Puccini, etc,  para ver a cientos de jóvenes músicos tocar los instrumentos y las melodías de su agrado para ser calificados por los mejores jueces que podría haber en el universo de la música.

El evento que dará origen a los grandes músicos modernos.

El pasillo al cuál había entrado estaba repleto por hombres y mujeres que vestían las más elegantes y finas de las vestimentas que hablaban entre susurros para no intervenir con la obra musical que uno de los participantes se encontraba interpretando. Todos esperando su turno por presentar sus maravillosos talentos con los instrumentos.
Era el día que habían estado aguardando durante años, cada uno de ellos portaba una sonrisa en su rostro y su emoción era evidente, los comentarios que hacían estaban repletos de nervios y de felicidad.

Pero eso tuvo un cambio radical cuando una chica que se encontraba entablando una conversación con sus compañeros volteó a verlo. Su sonrisa fue reemplazada por un gesto de confusión y preocupación. Los demás compañeros notaron esto y siguieron su mirada hasta toparse con lo que había visto.

Alex Jensen había entrado al pasillo con la mirada pérdida y un par de ojos rojos que no cabía duda alguna de que algo le había atormentado recientemente. Las miradas de las personas ahí presentes fueron tornándose hacía él poco a poco y consigo llegó el fin de los susurros y platicas que lo rodeaban, la música del piano fue lo único que era audible ahora.

Caminaba de manera lenta, como si sus pies pesaran una tonelada y el simple hecho de dar un paso requería de todas sus fuerzas para lograrlo. En su mano izquierda sostenía una flor de bellos colores que, de manera inexplicable, parecía emitir un sentimiento de dolor en lugar de felicidad, mientras que en su mano derecha aferraba un juego de hojas un poco grueso con notas musicales dibujadas a mano de manera cuidadosa con tinta negra.

El final del pasillo llevaba hasta el foro de madera pulida y brillante en el cual habían instrumentos de todo tipo posicionados alrededor en la parte trasera, iluminados como bellas estatuas que reflejaban de manera excelente la música que eran capaz de producir en las manos correctas. En el centro del foro se encontraba un piano lujoso de color negro que era tocado con gran habilidad por un hombre joven de cabellera café y ojos azules que mantenía concentrados sobre las teclas que eran presionadas por sus dedos expertos.

Él era el siguiente en pasar, el perfecto crescendo era señal de que el tiempo estaba cerca.

En sus últimos momentos de espera y soledad, Alex Jensen cerró los ojos y dejó que la música lo llevará a revivir cada paso que tuvo que dar para llegar hasta la fecha de su presentación más importante de todas. 

La Canción Sin Título.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora