The beast... |ChanBaek|

Eres mío.

—Aproximadamente solo son 7 jefe.

—Bien, ataquen cómo quedamos, dejándome a mí al oficial al mando.

—Hecho.

🌃🔫

—¿Señor?

—Si Lee, solo tomo mi reloj favorito y nos vamos —asintió saliendo de su habitación, pero una vez cerrada la puerta él salió detrás.

—Parece que alguien no va a ir a su cena prueba para su boda —se quedó quieto al escuchar esa voz, esa voz que no hacía falta voltear para saber de quién se trataba.

—Park...

—Hola precioso —lo abrazo por detrás besando su mejilla.

—Como... ¿Como es que estas aquí?—sintió sus manos en su cintura.

—Digamos que eres el oficial al mando, pero los hombres a tu mando son unos completos idiotas —siguió besando su mejilla acercándose a su boca.

—Suéltame...

—Oh vamos precioso, llevo mucho tiempo sin ti... y cuando por fin logró salir de la pocilga a la que me metiste, me entero que estás con la esquelética y nada agraciada Taeyeon.

—Park sabes que lo nuestro fue un error y ¡Agh! —lo volteo retachándolo en la pared más cercana.

—¡5 años de relación Baekhyun! —apretó su cuello casi sin dejarlo respirar. —¿Crees que 5 años fue un error!?

—¡Chan... Chanyeol... yo... no! —lo soltó, dejándolo tosiendo en el suelo.

—Sé que aún me amas, solo que como eres el oficial estrella, no quieres aceptarlo.

—Te amaba cuando no eras la bestia que eres ahora.

—Era una bestia cuando te cogía y no te quejabas.

—Sigues siendo un estúpido...

—Tu estúpido mi amor —se acercó a besarlo, pero este volteó su rostro.

—No Chan... yo quiero hacer las cosas bien y...

—¿Y yo no estoy incluído, no es así?

—Sabes que no podemos estar juntos.

—¿Ella sabe que te casas porque su padre es el Primer Ministro?

—No me caso por eso.

—Ay por favor Baekhyun sé que no la amas.

—No lo hago —lo miro serio —lo hago porque quiero olvidarme de alguien que me hizo mucho daño y lo sigue haciendo hasta la fecha.

—¡Tú me hiciste daño a mi alejándote de mi lado!

—¡Entraste a esa maldita bandita de mierda en donde hasta me engañaste con no sé cuántas!

—No fueron muchas y lo hice inconsciente.

—¡Jodete Park! —se levantó corriendo, pero el más alto lo detuvo.

—Pero ya no, en cuanto te vi marchar y que no volvías a mis brazos, mi vida se me acabó —lo abrazo sin dejar de verlo —Por eso me volví más agresivo, por desesperación al no tenerte para mí, como cuando éramos chicos y nos besábamos a escondidas en el baño de la escuela ¿Lo recuerdas? —sonrió un poco tratando de que el más chico también lo hiciera.

—Claro que lo hago Chan —contesto con voz apagada —Y no sabes cómo extraño a ese inocente chico que no era capaz de matar ni una mosca.

—Oh no Baekkie, no llores —con su mano puso la cabeza del más chico en su hombro.

—No puedo más Chanyeol —trataba de zafarse de ese abrazo —Quiero estar tranquilo y vivir una vida en paz.

—Pero nunca serás feliz sin mí y lo sabes Byun —el loco Park estaba por salir y el más chico lo sabía, así que con sus dotes de policía estrella se zafó del más alto golpeándolo y tratando de salir de la habitación.

—Lo siento oficial, pero no lo podemos dejar salir —eran los hombres de Park quienes lo empujaron de vuelta a su habitación.

—No sabes cómo me fascina tu destreza y elasticidad —lo pego a la puerta juntando sus cuerpos —Aunque no entiendo cómo te puedes follar a la hija de Kim, si a ti te encanta que te la metan —movió su miembro junto con el de Baek haciéndolo sacar un pequeño gemido —No, espera, solo te gusta que te la meta yo ¿No es así? —no dejaba de moverse —Te encantaba que te lo hiciera tan rudo mientras te gritaba que eras mi pequeña zorra.

—¡Ya déjame! —gritaba tratando de alejarlo sin logro alguno.

—¡Nos vamos! —grito alejándose —Para demostrarte que aún te amo y mucho Byun, dejaré que vayas por tu cuenta —saco una tarjeta —En este lugar, mañana en punto de las 14:00 horas —la puso en su mano —No quiero fallas —se acercó para darle un beso, pero desvío sus labios besando la comisura de estos —Te amo mi pequeño Baekkie —susurro haciéndolo estremecer, pues así le decía cuando iban en el instituto y se amaban como dos típicos adolescentes.

—Yo también Channie...

Cuando alzó la mirada ya no había rastro alguno del alto, simplemente la tarjeta que dejó en su mano y las cortinas del gran ventanal moviéndose al ritmo del viento nocturno.