Por más que pasen los años... nunca dejaron de amarse, aunque uno sea un famoso mafioso y el otro un oficial reconocido.
"Dos amantes desventurados llegan a la bestia con muchos nombres..."
-El es... el resplandor y la luz sin la cual no puedo ver...
Fui despertando poco a poco, sintiendo mi cuerpo pesado y mi vista nublada, podía escuchar a los lejos el mar, tal vez estaba soñando de nuevo, pues mi más grande sueño era casarme con Chan en la playa.
— ¡Mierda! — me senté de golpe al recordar lo sucedido.
Lo vi, su ancha espalda, su mirada en el ventanal que daba al mar mientras bebía una taza de café, café negro con canela un toque mínimo de vainilla.
— ¿Donde mierda estamos, Park? — mi voz sonaba rasposa y mi garganta estaba seca.
— Dos días hermoso — hablo sin voltear a verme — Llevas dos días durmiendo, así que no te recomiendo alterarte — dio un sorbo largo a su café — En primera porque te vas a sentir mal — Me miro sobre su hombro — Y en segunda porque puedes arrancar el suero conectado a tu mano.
Vi con horror mi mano, una pequeña, pero larga manguera conectaba el dorso de mi mano hacía una bolsa de suero conectada a un lado de la cama.
— ¿Que me hiciste, Park!? —grite enojado.
— Siempre quisiste casarte en la playa — termino su café.
—¡Contesta! —apretó la taza entre sus manos, camino hacía mi con el ceño fruncido.
— Aún me amas — dejo la taza en el mueble de a lado — Lo veo en tus ojos y lo rectificaste esa noche en mi antiguo pent-house.
— ¿Antiguo?
— No más — sonrío de lado — Una vida nueva ¿no?
— ¿Que?
— Dijiste que querías una vida nueva — se alejo — Bien, te daré lo que siempre quisiste, siempre y cuando me cumplas — tomó su taza de nuevo.
— ¿Seré tu puta entonces? —se atraganto con su café.
— No hablaba de satisfacerme en ese sentido, pero... sabes que siempre estaré dispuesto a metertela hasta el fondo — se estaba acercando, pero lo detuve con mi mano.
— Recuerdo que antes no podías pronunciar la palabra pene — escuche su ronca risa.
— Y yo recuerdo cuando lo hicimos por primera vez — voltee mi rostro sintiendo su aliento en mi mejilla — Como ambos eramos inexpertos — dejo un pequeño beso en mi mejilla — Como me sentí la peor mierda al ver que te había hecho sangrar — otro beso — Pero como siempre — giro mi rostro con su mano — Me dijiste que todo esta bien, me sonreíste débilmente y me diste un tierno beso en la frente.
— ¿Porque Chan? — susurre — ¿Porque tuviste que convertirte en esto? — se levanto suspirando.
— Aún no — tomó su taza vacía caminando hacía la puerta de esa habitación — Aún no es el momento de que sepas eso.
— Pero...
— Quiero que traigan a las enfermeras para que lo revisen y le quiten el suero a mi pareja — escuche que hablaba — Después se los presentare formalmente, pero por ahora no dejen de protegerlo ¿entendido?
— ¡Si señor Park! — gritaron muchas voces.
¿Que planeas Park?
Pensaba sin descanso, mirando por toda la habitación buscando una salida, hasta que esa foto en un buró rompió mi corazón.
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