- I -

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Soy Jungkook.

Una persona a la que no le importa nada lo que piense o opine la gente.

Aquel día descifré un enigma. Una persona había aparecido en mi universidad, alguien nuevo, increíble, sexy y tremendamente comestible.
Ese Dios escultural merodeaba por los pasillos, perdido y angustiado; aproveché la oportunidad de acercarme sigilosamente e inspeccionar su programa de clases.

Sí. Arte. Ven conmigo.

Ese bombón iba a recorrer el año en el mismo salón que yo. Nunca había estado tan curioso por alguien, pero por él era distinto.
Se le veía duro pero tenía cierto toque de sensibilidad en su forma de moverse.

Hombros erguidos, camisa negra y pantalones del mismo color que realzaban sus piernas largas y estilizadas.
Pelo gris plata, que se acomodaba con su mano izquierda mientras con la derecha sujetaba todo el papelerío que los de recepción, seguramente, le habían dado.
Sus labios, color fresa chicle, brillaban aún estando secos y me arrebataban unas terribles ganas de humedecerselos mientras me apoyaba en sus hombros fuertes y musculados.

Abrí mi taquilla que, por casualidad, estaba al lado de la suya "박 지민".
Su nombre destacaba en la puerta metálica que también se había dispuesto a abrir. De un momento a otro desvió su mirada hacia mí y me descubrió observando su torso, que se vislumbraba a través de la opertura de tan exquisita camisa.
Sonrió pícaramente y cerró la puerta después de haber metido todo dentro. Miró hacia mi taquilla y se dirigió a mi.

- Jeon... JungKook? - dio un paso hacia mí y no vacilé ni un milímetro, volvió a sonreir - Kookie, parece que tú y yo nos vamos a llevar muy bien.

Su émfasis en el "muy" elevó mi pulso y no pude hacer más que devolverle la sonrisa mientras desviaba mi rostro hacia abajo sin quitarle la vista de encima.

La campana nos sacó de la fantasía y la voz del profesor Jin se alzaba a al otro lado del pasillo apuntándonos con el dedo índice para que entrásemos en las clases de una vez.

Me adelanté pero había cola para entrar, por lo visto se había formado un cuello de botella después de oír al profesor y todos habían decidido entrar al mismo momento.
Noté como Jimin se acercaba a mi espalda y aprovechaba la locura para arrimar su parte baja a mi trasero, me cogía de la cadera y gritaba.

- ¡¿Queréis daros prisa?!

Tras pronunciar dichas palabras sonrió en mi oído y todo el pelo de mi nuca se erizó. Mi miembro dio un brinco pero contuve mis emociones y una vez se hubo hecho hueco por la puerta, me liberé de sus fuertes manos y me adentré en el aula.

La puerta parecía haberse despejado y vislumbré a Jimin entre la multitud con una sonrisa altiva que me volvía loco.

Una chica se había sentado detrás de mí pero la felicidad de su cara de mojigata desapareció en cuanto Jimin hizo un aspaviento con la mano y torció el cuello, provocando que la chica huyera a la otra punta del salón.

- Eres un poco duro, ¿No crees? - dije sin mover la vista de la pizarra.

Jimin me puso su derecha sobre el hombro y lo agarró con fuerza haciendo que mi silla se  apoyase únicamente en las dos patas traseras de la misma, acercó sus gruesos labios a mi oído.

- Eso me lo dicen bastante a menudo galletita de chocolate...

Sopló en mi oído después de pronunciar esas palabras y me dejó caer, volviendo la silla a su posición original.
Algo se estremeció en mi interior y por un momento creí tener una erección.

Durante el resto de la clase estuve todo el rato preocupandome de cómo lucía y verificando que mi aliento era fresco. Dios santo, ¿me estaba preocupando de lo que opinase el nuevo de mí?, sin duda quería conseguir algo de él; y con algo me refiero a cualquier cosa siempre que fuese suya.

ADICTO A TI - ONE SHOT [JIKOOK +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora