Conociéndote

¿Maldición o bendición?

Todo comenzó ese día jueves en la cafetería de la universidad... Quedé en almorzar con una amiga de otra carrera y cuando íbamos camino a sentarnos sus compañeros de curso nos hicieron señas para que vayamos a acompañarlos, yo no tenía ningún drama en en ir, después de todo ya los ubicaba un poco. Nos sentamos y comenzamos a conversar entre todos, excepto un niño, tenía piel pálida, se notaba nervioso o ansioso, no lo sé... tenía un cigarrillo en la mano. Al momento en que crucé miradas con él, pareció incomodarlo y decidió anunciar su retirada, no alcanzó a mover ni un pie cuando mi amiga le arrebató el cigarro de las manos y le dijo; es de mala educación irse de ese modo cuando las personas están comiendo "Queso".

¿Queso?... Que apodo tan bobo -pensé-

El volteó los ojos y de quedó de pie... De un momento a otro, no recuerdo exactamente cómo (digo, ya pasó un año, no recuerdo detalles), comenzamos a hablar de las niñas (estúpidas) de mi carrera, el mencionó que se sentía atraído por una de nombre... Bueno como esta historia es verídica no quiero decir nombres reales, pero se llamaba Rocio 😅 (Rocio si ves esto, chupalo), volviendo al tema en cuanto dijo eso, mire a mis compañeras y comenzamos a reir, a él no le agradó mucho nuestra expresión...

¿Qué es tan gracioso? -preguntó defendiendo su orgullo-

Esa niña es una perra -mencionó una compañera-

Más que eso -dijo otra-

Yo seguía riendo.

Hay niñas mucho más interesante e inteligentes en mi carrera "Queso"
-mencione-

Toda la mesa estaba espectante al debate que ocurría.

¿Cómo quién? -dijo Cristian- (que por cierto así se llamaba)

Averígualo tú, yo no soy cupido -dije en tono burlón-

Al notar que me estaba riendo de él comenzó a hacer comentarios que me dejaban bastante incomoda y no sabía el porqué.

Si tan solo el mundo supiera que te encuentro tan linda y estoy profundamente enamorado de ti -decía mirando el techo viejo de la cafetería-

¿Qué querían que haga? Solo me ponía colorada, toda la mesa nos molestaba, de haberlo sabido antes hubiera preferido quedarme callada. Terminamos de almorzar, el se despidió de todos y se fue a fumar, yo seguía roja e intentaba contener mi risa nerviosa que me delata, pero mis compañeras no me ayudaban mucho.