Rumba

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Ahg, en serio.

Ya estaba harto de ensayos y de obtener siempre las mismas cosas.

Kyungsoo mueve más las caderas, Kyungsoo no te quedes quieto, Kyungsoo deja de estar tan tenso, Kyungsoo tienes que mirar así.

Kyungsoo, Kyungsoo, Kyungsoo.

Ojalá al instructor se le atragante su merienda.

Pero al fin habían acabado y todos se habían ido. Jongin había ido a por unos refrescos para antes de irse, dejándolo solo.

Se tiró al suelo estirándose todo lo que pudo y suspiró lentamente para después inhalar profundamente.

Había descubierto que los ejercicios de respiración lo calmaban de querer matar a alguien.

Cerró los ojos dejándose llevar por su estado de relajación.

Y dejó su mente volar y volar.

Hasta que escuchó un ruido.

Abrió los ojos.

Verde y humedad llegaron a él como un golpe a su rostro y retina, escuchaba pájaros a los que no había oído nunca cantar y altos e inmensos árboles que, seguramente eran realmente antiguos, crecer sobre su cabeza, la maleza de colores verde rosa y amarillo extravagante lo saludaron cuando se sentó y se incorporó.

Dió una vuelta en su sitio.

Joder, todo se veía igual.

¿Estoy en la selva?

Empezó a escuchar un ritmo de percusión a lo lejos. Caminó en dirección al ruido escuchando la música más de cerca, frunció el ceño, ¿Qué es eso? Sonrió de forma brillante y aceleró el paso casi tropezándose a veces por los altibajos y las raíces de los árboles.

Quimbara quimbara cuma quin bam bam

El ritmo se le estaba metiendo en el cuerpo haciendo que su mente sólo pudiera pensar en llegar al núcleo de todo esto. Al abrir dos hojas enormes y de brillante verde de un arbusto frente a él, vio extenderse una gran pista de baile. Como era tarde, estaba cercada por un cable lleno de bombillas de colores, había  mesas bajo ese cableado pero casi todas estaban vacías.

Por una sola razón.

Toda la gente estaba en el centro bailando.

Sus cuerpos bronceados adornados de apretadas pero al parecer flexibles prendas, se movían como si no hubiera un mañana. Se cuestionaba la calidad de sus sandalias ya que no se rompían a pesar de los fieros pero calientes movimientos. Necesitaba una cosas de esas.

Se preguntaba qué estaban bailando porque no lo reconocía, aunque tampoco sabía dónde estaba. Algo le decía que era Occidente, porque no había nadie con los ojos rasgados.

Excepto una chica...

Y él.

¿Jongin?

Abrió sus ojos perplejo: él estaba allí contra el congelador que servía como una especie de barra, sostenía una bebida verde con una sombrilla y realmente no quería saber qué era...si sabía tan bien como se veía.

La rumbaa me esta llamaando
¿Cómo? dile que ya voy.

Vio a su moreno amigo dejar su bebida y empezar a caminar con esos aires de elegancia hacia él, intercalándolos con movimientos de baile que querían arrancarle a Kyungsoo una risa.

-¿Qué demonios haces? -preguntó con una sonrisa.

-Bailamos? -el moreno movió sus cejas sugerente.

QuimbaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora