La Caida

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En un lugar inmune al tiempo, como a los caprichos de los pobres mortales y de aquellas almas desgraciadas que no fueron bendecidas con la muerte, termina una historia.

Con estatuas de obsidiana, mármol y plata guiaban a los buscadores por los diferentes caminos en aquel inmenso laberinto, pero él no los necesitaba. Los pasillos estaban repletos de libros, pergaminos, reliquias y tesoros perdidos de mundos y civilizaciones olvidadas, en cada rincon se guardan conocimientos y poderes que harian que cualquier hombre reinara sobre los otros por siglos, pero él no estaba interesado en eso. Incontables camaras y cuartos ocultos populaban la biblioteca, desde pequeñas celdas hasta inmesurables salones llenos de grandeza y arte, pero él desearia no tener que recorrerlos todos.

Esta es la más antigua biblioteca, su hogar, como el de tantos otros buscadores de la verdad. Hombres de Letras fueron llamados y eran los guardianes de aquel gran edificio y todos los tesoros que contenia. Cazadores y recolectores de conocimiento, sabios, filosofos, alquimistas y magos, cada uno con el mismo objetivo:

La busqueda de la verdad.

La verdad como poder.

Pero el no estaba interesado en el poder.

Solo una idea ocupaba su mente, una pregunta que lo tenia obsesionado y aterrado a la vez: Como detener nuestro destino?

Cuantos sacrificios fueron necesarios?

Cuantas fueron las victimas de aquella incansable busqueda?

Cuantos tuvieron que caer para que él llegara tan lejos?

Cientos, miles, incontables almas se consumieron para salvar a sus hermanos. El ya no sentia nada, ni dolor, ni remordimiento por la sangre que lo cubria, solo deber. Despues de tantos pecados cometidos no podia fallar en su tarea, o todas aquellas muertes habrian sido en vano.

Recorrio las oscuras camaras sin nada que temer de las sombras ni de los peligros contraidos con el saber acumulado por eones. Buscando las más antiguas respuestas avanzo sin pausa, tratando de entender los misterios que escondian un arte perdido incluso para los dioses.

Como detener el destino? No paraba de preguntarselo. Obsesionado con la respuesta que era la clave para el futuro.

Libros gastados fueron leidos y dejandos atras, los pasillos se tornaron en su hogar, los dias perdieron su nombre, poco a poco el olor a pergamino y roble se fundio con él y su mente se acostumbro al silencio y la soledad.

Solo su lampara de hierro podia llevar luz a aquellos senderos olvidados por el hombre. La llama era su escudo y su guia. La luz dorada iluminaba el camino al tiempo que lo protegia de su destino, de las sombras que crecian. Sonrisas siniestras le recordaban que los dias se volvian interminables, susurros lo confundian y las visiones de lo que vendria despues lo mantenian despierto sin importar que tan cansado estuviera.

Un dia suspiro y los incontables años fueron arena entre sus dedos. La arena plateada desaparecia en el fondo de un reloj de cristal, Cronos corria cada vez con más prisa, podia ver que el tiempo se estaba acabando... No recordaba para que!

Ya no recordaba que buscaba!

Fue solo un suspiro pero el reloj de arena se quedo sin años.

Con un trueno, el sonido de mil cadenas partiendose y de cristales encontrando el suelo, el destino toco su puerta. Un silencio de tumba se levanto en la biblioteca hasta que una risa sono con fuerza, era histerica y demencial, pero termino en un largo llanto y un grito lleno de dolor y panico. Las antorchas se extinguieron una a una y la biblioteca se sumio en la oscuridad.

Más y más rapido avanzaba, estaba desesperado por encontrar la respuesta a una pregunta que no conocia, aterrado por aquello que lo cazaba, por lo familiar de aquella sonrisa. Las tinieblas reinaban pero los hombres de letras lucharon con valentia en pasillos olvidados, tomados por la antigua oscuridad. Empuñando reliquias y antiguos poderes le hicieron frente al fin. Mundos temblaron ante el poder que los Hombres de Letras portaban. Pero no fue suficiente.

Nadie pudo escuchar sus gritos al ser masticados antes de volverse polvo en las fauses de las sombras.

Arrinconado inhalo llenando sus pulmones, el aire le supo dulce y asi supo que estaba listo. Con nada más que una vara de hierro ataco a la sombra que lo seguia cuando un acero amable atravezo su corazon.

Afortunado, murio sin sentir dolor.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2017 ⏰

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