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( . . . )

Instintos.

Cuando le preguntaron a Nishinoya cuál era su actual preocupación, respondió: "¡Nada!"

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Cuando le preguntaron a Nishinoya cuál era su actual preocupación, respondió: "¡Nada!".

Y cuando Kageyama le preguntó por qué había ingresado a Karasuno-creyendo que era por el admirado entrenador Ukai del cual se habla mucho por todos sus entrenamientos y métodos efectivos-él respondió: "Porque me gusta el uniforme de las chicas. El uniforme de los chicos no es gris ni café sino completamente negro y me quedaba cerca de casa. ¡No tuve que pensarlo!".

Se queda de pie, mirando, preguntándose si debería de confiar en aquel tiempo en donde sus respuestas parecían firmes y concretas. Pero algo dentro de él palpita, no sabe si es su corazón. No confiaba en éstas expectaciones: siempre confiaba en sus instintos; y por esas eventualidades existían los respaldos, cómo las exageradas prácticas después de clases, ver entretenimiento barato por las noches y evadir sus propios pensamientos sacudiendo su cabeza con ganas, cómo si aquellas pequeñas emociones rebotaran y se disiparán, sólo por un rato.

(Nombre) frunce al ceño, se siente observada, aunque siempre lo está, sin embargo finge que esa penetrante mirada exalte su consciencia, que estaba vacía entre tantas compuestas de música. Entonces gira la cabeza; Yū Nishinoya la está mirando y sé da cuenta de que conoce más sobre él de lo que jamás hubiera querido averiguar.

Lo analiza, y éste nuevo conocimiento le permite expandir algo, algo que apretaba su corazón y se supone que debería sentirse mal, y no es así. Le permite percatarse que tiene miedo de tantas cosas, inclusive de él, pero estaba casi segura de que entre la distancia, entre sus constantes miradas, existía un vínculo; un delgado y frágil cordón del que su existencia implicaba esconderse.

-¿Cuál es tu nombre?-dice ella, incómoda. Los brazos de Nishinoya se pegan a sus costados y apreta los labios. Ella tiene la mirada fija, misteriosa, en ese momento es presa de sus propios pensamientos y límites, marcando líneas definitivas cada vez que sus neuronas se abrazan.

De un momento a otro la boca se le reseca. ¿Por qué a mí? Piensa sobre el remolino de emociones que vibran en sus entrañas. Pero es un instinto el que le hace responder.

-Nishinoya Yū, estudiante de segundo año: libero del equipo masculino de voleyball y número cuatro-suelta el aire en sus pulmones y sus dedos se remueven sobre el pantalón, no sabe si moverse o quedarse ahí, o simplemente que decir. La inseguridad le hizo saber que su nombre y sistema era lo más valioso que tenía. Y lo único que por primera vez no le bastaba. En ese momento no comprendía la absurda impresión que quería darle a ella.

La chica elevó una ceja, repasando cada palabra que dijo y ve a la calle, con los ojos centrados, casi puede oír en el nudo que se le hace en la garganta.

Nishinoya .

Suspira despacio y suave.

-Oh si, eres el chico hiper-activo de Karasuno. Amigo del perezoso Ryunosuke Tanaka y senpai del saltarín, Shoyo Hinata-dice y entonces Yū se percata de que es el tipo de persona que golpea a una persona hasta dejarlo más muerto que vivo. Pero tampoco es la oración, es la manera en que la dice. Cómo si alguien la hubiera extraído de su interior junto a un leve asentimiento y suspiro. Reconoce el gesto. Una simple expresión que demuestra más de lo que pretende. Resignación. ¿Qué quiere quiere decir de él y de ellos?-Soy el mutismo de la radio escolar, (Apellido) (Nombre).

El rostro del libero se iluminó y su cabeza cayó un poco a su izquierda, desconcertado.

-¿Mutismo...?

(Nombre) mira bajó las barda que los divide y sonríe de lado, imperceptible.

-Cada vez que uno de los voceros se guíe por sus instintos y sobrepasé la línea, estoy yo para prevenir con un soft smash sobre su cabeza-explica con un entusiasmo grabado en su boca, imitando un golpe con su brazo. Entonces se da cuenta de su alegría de más y repone su postura, mordiendo el final de su labio inferior.

Nishinoya se queda inmóvil un momento, parecía agradarle mucho su puesto. Y aunque no era la gran cosa, Yū estaba impresionado, pues eso significaba que sus sentidos eran agudos.

-(Apellido) ¿En qué nivel académico estás?-la chica se sorprenda y medita, sonriendo.

-Nivel seis.

-¡¿Q-qué?! ¡¿En serio?! ¡Eso significa que eres súper, hiper, mega genial!

La chica se ríe ante el asombro del muchacho y el este adquiere un sonrojo descarado, sobando su nuca con ganas.

-Sólo son instintos...-suelta y la duda del libero se ve aclarada. Es una afirmación que pese a la emoción, le hace sentir cálido en su interior.

Imagina una mano repasar sobre el papel, absorbiendo su nombre a través de la piel. (Apellido) (Nombre). Lo hace sentir completo. Un inicio, un nudo y un descenlase. ¿Por qué lo desconocido causa tanto temor? (Nombre). Cierra los ojos en la oscuridad y susurra su nombre. Siente los pies en el suelo, su sitio en el mundo. ¿Cómo es posible que su nombre pueda causar todo eso?

Entonces su instinto le habla al oído.

Le dice que es el lugar a donde pertenece.

La mira y una ligera sonrisa prevalece en los labios de ella.

Merezco estar aquí.

( . . . )

Si que merece estar aquí, ¿verdad?

Si que merece estar aquí, ¿verdad?

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Nishinoya Escenarios © | haikyuu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora