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-¡Oye, Noya! ¿Estás bien?-dijo Tanaka con los brazos cruzados. Desde el punto de perspectiva del libero, además de lucir imponente, Ryunosuke parecía inconforme, más con aquella mirada que no comprendía del todo. Nishinoya se rascó la rodilla y meneó el frasco de desinfectante, asintiendo.
-¡Si! Sólo tengo que limpiar éstas heridas y...
-Tal vez luego te dé una razón para que aprendas a no mentirle a Kyoko-san-amenazó remangando su brazo y éste sólo frunció el ceño soltando un sonoro "¡¿Ah?!". Ambos sabían que el número cinco podría pasar de un payaso a un payaso con pecho muy sensible. Todavía lleno de la escandalosa voz de Tanaka, continua-¡Pensaba que nuestro enamoramiento por Kyoko-san era invencible...!-su timbre aflige, mientras alargaba el brazo y lo movía a un lado, expresando su indignación-¡Pero ya veo que no es así!
-¿Pero de qué rayos me estás hablando, Tanaka? ¿Quién de los muchachos descabecho tu cabeza?-hablaba Yū con mucha confusión, zarandeando de los brazos a su amigo-¡Tanaka!
Hinata, que estaba a punto de rematar giró su cabeza y la pelota chocó contra su cara, desequilibrando su movimiento. De inmediato Kageyama troto hacía él y le tocó el hombro.
-Hinata, ¿estás bien?-y justo cuándo pregunto eso, el peli naranja se sentó con una mano en la nariz, mirando hacía la manager, afirmando la gestión del colocador.
-¿Sabes quién es ella, Kageyama?
Tobio examinó a la joven que estaba detrás de Kyoka, ninguna de sus facciones le parecían conocidos, tampoco su uniforme. Sin embargo, parecía tener al menos quince o diesiseis. Negó y ayudo a Shoyo a levantarse.
-Debe ser una conocida de Kyoka-san.
-Alguien sin importancia-agrega Tsukishima y ve de nuevo la red, al igual que Kageyama. Yamaguchi sabe que importancia es lo que menos necesita la chica, así que se acerca a Hinata fresco como una hoja, diciendo.
-Es linda...
-S-si-apoya Hinata. Los dos hinchan sus pechos y toman una expresión decidida, pasando de desapercibido lo ruborizados que estaban y caminan con aires duros hacía la manager, para que cuando la chica los notará sé deshicieran en furiosos sonrojos y suspiros, quedándose mustios, disecados.
Y de entre el meollo un grito con una mezcla de decepción y asombro emerge.
-¡No me dijiste que tenías novia!
Noya entrecerró los ojos, para después quedarse mudo, alterado hasta la médula y avergonzado hasta las orejas. Se escucha como se prepara para tomar una gran bocanada de aire, al igual que el resto en la estancia, y escupir, literalmente, una desmesurada exclamación.
-¡Daichi! ¡Nishinoya se ha burlado de mi fortaleza mental!-que entusiasmo para expandir las cosas. Sugarawa y Daichi le miraron confundidos, mucho más el rubio de lentes en la esquina, que cubría su boca con los cachetes inflados.
