El olor a alcohol empezaba a hacer que se sintiera mareado, era eso o el whisky que había ordenado para poder concentrarse estaba subiéndole a la cabeza. Llevaban tres semanas de vigilancia y podían sentir que avanzaban en su objetivo, un poco más y podría olvidarse de tener que estar vigilando los bares en las noches, a la espera de que algún desgraciado hiciera un movimiento que lo obligara a volarle la tapa de los sesos, y justo cuando pudiera olvidarse de ello también borraría de su mente los encuentros con Choromi. Habían repetido lo que el mismo había denominado un "accidente" más de una vez en las últimas semanas, Osomatsu había estado ocupado con algunos negocios en Kyoto lo que les había dejado el camino libre para múltiples encuentros donde las cosas habían escalado de nivel rápidamente. Nunca lo habían hecho sin la peluca verde o el lápiz labial, siempre había sido con Choromi y eso hacía todo mucho más fácil.
Despejo su cabeza con otro trago de whisky, tenía el presentimiento de que iba a ser una noche larga, no solo porque Todomatsu a lo lejos mirara su teléfono con aburrimiento ignorando completamente a un hombre que se había acercado a hablarle, sino también porque desde hace unos cuantos minutos tenía la sensación de que alguien lo estaba observando..
En el centro de la pista apareció la figura de su tercer hermano, supo inmediatamente de quien era la mirada que sentía sobre si, camuflado entre la gente se contoneaba con el ritmo de la música, no entendió como no lo había visto antes, para su suerte no se encontraba solo esa noche, de lo contrario sabía que no hubiera resistido el correr para bailar a su lado, atraído por el magnetismo de los ojos verdes que lo iban a matar si lo miraba una vez más, a unos puestos de él se encontraba Ichimatsu que tranquilamente disfrutaba de una copa de sake mientras miraba la mesa donde se habían quedado los menores, Karamatsu volvió a centrar su atención en Choromi que seguía bailando junto al bastardo que perseguían, era un desgraciado con suerte.
―Si lo sigues mirando así alguien lo va a notar―la voz de Ichimatsu llego sobre el ruido de la música, pese a esto no aparto su mirada de la pista de baile.
―Bueno tengo que mantenerlo vigilado, órdenes del Don.
―Como sea, lo vigilas tanto alguien se va a molestar, sabes que viene para acá ¿Verdad?―Karamatsu finalmente se enfocó en su cuarto hermano, su cara debía decirlo todo pues Ichimatsu chasqueo la lengua―Lo dijo ayer cuando llamo en la maldita cena ¿No lo recuerdas?
―Yo no estaba... salí a traer la jarra de jugo en ese momento.
―Pues bien termina hoy con sus negocios en Kyoto y está desesperado por verlo ―Ichimatsu extiende el índice para señalar a Choromi que ahora está a un lado de la pista hablando con el hombre que tiene su celular en las manos―hace un rato hable con él, le di la dirección de este lugar y vendrá a buscarnos después de pasar por la casa.
―Ah...―karamatsu no puede ocultar el tono de decepción que sale con su respuesta, inmediatamente intenta opacarlo con una sonrisa―¡será bueno poder ver a nuestro bruzza después de tanto tiempo!
―Si, Choromatsu también se alegrara―el comentario hace que Karamatsu sienta su pecho arder, de repente la música sueno más alto a su alrededor y el olor a alcohol realmente empieza a marearlo, era verdad, las palabras de ichimatsu eran verdad, Choromatsu y Osomatsu estaban en una relación oficial, todos lo sabían, él lo sabía aunque hubiera tratado de no pensar en ello, de alejar de su mente el recuerdo de su hermano mayor y de tomar en posesión por completo al menor, no podía negar la realidad cuando esta se presentaba ante el golpeándolo con fuerza.
―Iré al baño just a moment―dijo apartándose de la barra, Ichimatsu simplemente asintió.
Se alejó caminando entre la gente que conversaba en las demás mesas, necesitaba estar en un lugar más calmado al menos por un momento, tan solo respirar y recuperarse del golpe para volver al lado de sus hermanos y sonreír.
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Femme fatalle
FanfictionHay reglas en el bajo mundo que aseguran tu supervivencia, una de ellas es no meterse con la mujer del Don, pero cuando la atracción es tan grande ni el peligro puede detener a los instintos. Después de todo ¿Quien puede negarse a una mujer fatal...