Parte Uno

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— Chanyeol, vamos a jugar.

La risa de Baekhyun aún resonaba en su cabeza, a pesar de los años que habían pasado, y conseguía que una sonrisa se dibujara en su rostro.

Chanyeol iba de camino a una pequeña ciudad costera, la misma en la que sus padres habían pasado con él años y años de vacaciones familiares. Allí, cada año, se encontraban con los Byun, una familia con la que coincidieron el primer año y con la que pronto entablaron una fuerte amistad, tanto padres como hijos. Siendo hijos únicos de apenas cinco años, era inevitable que Chanyeol y Baekhyun acabaran jugando juntos, pero se hicieron tan inseparables que hasta a los adultos les costó separarlos cuando volvieron a sus respectivas ciudades.

Los años siguientes, y sin que hablaran o se pusieran de acuerdo, ambas familias coincidieron de nuevo en la misma ciudad y en los mismos apartamentos vacacionales. De hecho, año tras año, se encontraban allí, pasando sus vacaciones juntos y viendo cómo sus hijos crecían poco a poco. No trataban de verse fuera de allí, simplemente disfrutaban de la estancia y de la sorpresa de encontrarse allí cada año.

Sin embargo, poco antes del verano de sus trece años, el padre de Chanyeol murió. Fue algo que nadie esperaba, algo inimaginable para cualquiera que lo conociera. Un aneurisma cerebral, algo tan repentino y tan rápido, que nadie tuvo tiempo siquiera de reaccionar.

Eso cortó sus vacaciones a la playa durante muchos años. Su madre se sumió en la pena y, aunque finalmente consiguió recomponerse y tratar de seguir hacia delante, el dinero del que disponían no era el suficiente como para que pudieran permitirse viajar al otro extremo del país a veranear. Ni siquiera con el poco dinero que Chanyeol ganaba con trabajos a media jornada que compaginaba con sus estudios pudieron permitirse algo más que alguna escapada al pueblo de los abuelos.

Pero aquel año, al fin, casi a punto de cumplir los veinte, su madre había recibido un ascenso en su trabajo (Ahora soy directora del colegio, Chanyeollie) y se podían permitir ir de vacaciones. Chanyeol tenía sus propios ahorros de los que también aportó una parte, y así, pusieron rumbo a la playa.

Los recuerdos de su niñez afloraban conforme el paisaje iba cambiando. Sabía que era algo iluso pensar que después de tantos años, los Byun iban a seguir veraneando en el mismo sitio con su hijo, quien también quizá prefiriera unas vacaciones no tan familiares, pero su corazón latía fuerte y rápido con la esperanza de ese 'y si' que no dejaba de resonar en su cabeza.

— Pareces contento —sonrió su madre desde el asiento del copiloto. Chanyeol la miró de reojo, la sonrisa también en su cara.

— Hacía años que no veníamos por aquí, me trae recuerdos —dijo simplemente.

Su madre rió por lo bajo pero lo dejó estar, prefiriendo observar el paisaje por la ventanilla. Finalmente divisaron el pueblo a lo lejos, ambos pensando en llegar y descansar después del largo viaje, cuando, de repente, humo blanco comenzó a salir del capó. Alarmado, Chanyeol colocó las luces de emergencia y se paró a un lado de la carretera.

— Sal del coche y llama a la aseguradora —ordenó a su madre, asustado de que pudiera ser algo grave.

Sin embargo, al levantar el capó, descubrió que solamente era falta de líquido refrigerante. El chico se llevó las manos a la cabeza y maldijo revolviendo sus mechones oscuros, ¿de dónde iba a sacar líquido refrigerante? Sí, sabía que algunos de sus amigos lo llevaban en el maletero del coche, pero con las maletas él no había tenido espacio y pensaba que no iba a tener problema. Joder, acababa de rellenarlo, suponía que había algún tipo de pérdida. Su madre se había alejado un poco para hacer la llamada, buscando una zona con cobertura y sin tanto ruido de coches.

The Red Car (ChanBaek/BaekYeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora