Era una mañana tranquila, de las últimas de otoño. Me desperté y vi una nota de mi madre que decía:
"Hija, cuando despiertes ve al mercado a hacer la compra. Aquí te dejo la lista y el dinero que necesitas. Tu hermano está en la biblioteca como siempre y yo estoy con el perro, no se cuando llegaremos. Un beso."
No me gustaba la idea de tener que ir al mercado, ya que, a parte de que no me apetecía nunca hacer recados, se encontraba en el centro del pueblo, al lado del colegio y cada vez que pasaba por allí, las personas me miraban con una expresión extraña, por no hablar de los jóvenes y niños que empezaban las clases cuando yo tenía que ir. Siempre me he preguntado cual sería la razón de aquello. Decidí dejar de darle tantas vueltas al tema e ir a donde me pidió mamá pero volvió a suceder lo mismo de siempre, aunque esta vez un poco diferente. Nada mas llegar al centro, unos jóvenes que iban rumbo al colegio, me vieron y comenzaron a murmurar cosas sobre mí, pero oí algo que me llamó la atención.
-Mira, es la chica pelirroja, la que siempre se mete en problemas, es pobre y nunca va al colegio.- dijo uno de los jóvenes.
-Sí, es ella. He escuchado rumores acerca de su familia. Dicen que es adoptada.- respondió el segundo joven.
-¿En serio? Bueno, es cierto que no se parece a ningún miembro de su familia, en el fondo lo suponía.
-Sí. No se como puede estar siempre tan alegre y tan tranquila sabiendo todo eso.
-Igual no lo sabe.
-Yo oí que abandonó el colegio en tercero de primaria.- un tercer joven apareció.
-Era de esperarse de una chica como ella, aunque hay que reconocer que es bastante guapa.- dijo el segundo chico.
-Y menudo cuerpo.- añadió el primero.Al escuchar la conversación de aquellas personas, sentí como mi corazón se encogió de repente.
-¿PERO QUE NARICES ESTÁIS DICIENDO? ¿VUESTROS PADRES NO OS HAN ENSEÑADO QUE ES DE MALA EDUCACIÓN HABLAR DE LA GENTE A SUS ESPALDAS?- les grité mientras me acercaba lentamente a ellos.
Los chicos quedaron perplejos con mi reacción y echaron a correr en dirección a la entrada del colegio.
Las lágrimas empezaron a caer de mis ojos y la sonrisa que utilizaba para esconder el dolor que provocaban los comentarios de todo el mundo se desvaneció. Era la primera vez que me sentía de aquella manera y que las palabras de alguien desconocido me afectaban tanto. ¿Acaso era cierto lo que dijeron? ¿Realmente era adoptada?
Tras haber ido al mercado, decidí dirigirme hacia la biblioteca, donde se encontraba Nathan. Por el camino me topé con Reyner, un chico un poco más alto que yo, de mi misma edad, rubio de ojos negros, con pecas, servicial y muy protector conmigo. Siempre me defendía cuando alguien me hería, a pesar de saber que yo lo podía hacer sola. Él era mi mejor amigo, con el cual compartía todos mis secretos, momentos increíbles, el que más me entendía, y al que conocía de toda la vida.-¿Qué te sucede?- me preguntó.
-N-nada, ¿por qué lo preguntas?- le respondí.
-Para empezar traes una cara tan larga que ni tu sonrisa falsa puede ocultarla, en segundo lugar, tus ojos rojos resaltan en tu carita blanca y cualquiera se percataría de que has llorado, y en tercer lugar, te conozco lo suficientemente bien como para darme cuenta cuando te pasa algo y cuando no.
-¿A que viene lo de la sonrisa falsa?
-Siempre utilizas una sonrisa forzada para ocultar que las palabras de la gente te han afectado, pero parece que esta vez no ha funcionado.- es cierto que siempre que comentaban algo, él se daba cuenta de mi expresión. Le conté lo sucedido en el centro mientras nos dirigíamos a la biblioteca.-¡Menudos imbéciles! A la salida te vienes conmigo que les voy a pegar por ti.- me dijo enfadado.
-No, no me apetece verles la cara otra vez.- añadí.
-¿Estás segura?
-Sí.
-¿Y por qué quieres ir a la biblioteca? ¿Qué tiene que ver con lo que me acabas de contar?- me preguntó.
-Nathan está allí. Necesito hablar urgentemente con él sobre lo que oí y no puedo esperar a que llegue a casa.- le expliqué
-¿Y crees que él podrá responderte a eso?- añadió.
-No lo sabré hasta que no hable con él.Llegamos a la biblioteca y mi hermano estaba ahí. Me acerqué a él y le dije:
-Nathan, tengo que hablar contigo.
-Ahora no puedo, estoy estudiando.- me respondió
-¿Estudiando? Pero si no vas al colegio.
-No voy porque no tengo tiempo pero me gusta aprender cosas nuevas, además, nunca está de más saber algo.
-Por favor, es urgente.- insistí.
-Está bien, pero vamos fuera.- salimos de la biblioteca.- ¿De qué querías hablarme?
-¿Soy adoptada?- mi pregunta hizo que se quedara sin habla.
-C-claro que no. ¿D-de qué estás hablando?- me contestó nervioso. Le conté lo que pasó en el centro. Su expresión de asombro fue incluso más grande que la mía.
-¿Pero cómo se te ocurre gritarles a unos niños?- me regañó.
-No tenían derecho a decir eso. ¿Y por qué no me respondes a lo que te acabo de preguntar?- le repliqué enfadada.
-No tengo nada que responderte, ya te he dicho que no. Deja de creer las estupideces que dice la gente.- seguimos discutiendo bastante rato acerca de mi carácter.
-Deja de replicarme siempre sobre lo mismo y dime la verdad. ¿Soy adoptada o no?- le reproché.
-Ya te he dicho un millón de veces que no. ¿No te queda claro?- me respondió con tono frío. Era la primera vez que veía así a mi hermano. Nunca antes se había enfadado tanto conmigo. Siempre intentaba hablarme de buenas diciéndome que no debería comportarme así pero esta vez fue diferente.
-¡NO!, no me queda claro. Si fuera verdad lo que me estás diciendo no te habrías puesto tan nervioso la primera vez que te lo pregunté.
-Pues cree lo que quieras.
-¿Que crea lo que quiera? ¿Que clase de contestación es esa? Te estoy preguntando algo serio, ¿y tú me vienes con esas?- alcé el tono.
-¿Quieres dejar de gritar? Todo el mundo nos está mirando. Luego que no te sorprenda que hablen así de...- le pegué un bofetón antes de que pudiera acabar su frase.Me fui corriendo mientras las lágrimas caían por mis mejillas. No podía creer que mi propio hermano me hubiera dicho eso. ¿Por qué se había puesto así? Rayner miró con asombro a Nathan, el cual tenía el cuerpo congelado, con un rostro asombrado y lleno de tristeza e ira, y me siguió.
-¡Espera, Ellen!- me gritó, pero lo ignoré y seguí corriendo hasta adentrarme en el bosque de las afueras del pueblo, donde me perdió de vista.
Aquí os dejo la primera parte, espero que os guste. :)
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La rosa de la verdad
RandomEllen Lewis es una adolescente de 16 años que vive con su hermano mayor Nathan y su madre Karla en Shaftesbury, un pueblo de Inglaterra. Un día, la joven decide investigar acerca de su vida pasada, la cual desconoce, junto con sus amigos Rayner, Der...