—¿Como me dijiste que te llamabas?
—No te dije como me llamaba.
—¡Exacto! -gritó el gato. —¡Eres una mal educada al no decirle tu nombre a tu nuevo amigo! -No se cuanto tiempo llevan estos dos discutiendo, solo se, que el gato no quiere que ella lea los libros que ella quiere leer.
—¡Yo no quiero ser tu amiga! -exclamo. —Solo quiero leer, y tu no me dejas. -Si fuese del tamaño de estos dos, los haría resolver sus diferencias por las buenas o malas.
—Los libros que quieres leer solo te lavaran el cerebro. -el gato suspiro. —¡Es mejor que leas los libros que te digo! -Uno de esos libros salió volando a la cara de esa muchacha, ella lo tomó y miro la portada.
—¡Ni siquiera puedo decir el nombre de este libro en voz alta! -Ella tiene una cara rara en su rostro, estoy seguro que ese libro no debe ser para nada agradable.
—Solo haces que mi paciencia se agote. -El gato comenzó a flotar de cabeza, no se, pero ya no me sorprende. —¡Ese libro es uno de los más vendidos! No puedo creer que ni siquiera te molestes en querer leerlo. ¡No juzgues un libro por su portada!
—¡Puedo juzgar un libro por su portada si la portada es tan grosera! -Se excuso.
El gato solo la miro por un momento y coloco su pata en su frente negando varias veces.—Si no quieres leer ese libro, y todo el mundo quiere leer ese libro ¿Qué quieres leer?
— ¡Te he dicho muchas veces lo que quiero leer! -Gritó ella. —¡Ya te dije que no hay necesidad de ponernos agresivos ni de gritar! -Gritó el gato. —¡Yo no estoy gritando! ¡Tú estas gritando! -Volvió a gritar, ella. —¡No estamos gritando! ¡Estamos hablando con un tono de voz brusco y agresivo! Y eso, no es lo mismo. -Juro que vi como ella se tambaleaba, el gato dice tantos cosas que no tienen sentido que dan ganas de ignorarlo y buscar el libro por la cuenta propia.
—¿Sabes que? -camino un poco. — ¡Voy a buscar el libro por mi cuenta! Se supone que esto es una biblioteca, tu deberías hacer lo que los "clientes" piden sin decir absolutamente nada. -Ella camina hacia las estanterías y esta mirando los libros, parece que ya encontró uno que le agrada. Iba a tomarlo, pero el gato se interpuso.
—¡No, no, no! -negó varias veces. —Vas a morir de aburrimiento con ese libro. -El gato tomo el libro y al parecer, esta leyendo la cubierta. —"El caballero de la armadura oxidada" de Robert Fisher. -soltó una carcajada. —¡El titulo siquiera es interesante! -Y con su pata, tiro lejos el libro.
—¡Ey! -exclamo ella. —No se que es lo que pasa contigo ¡Solo déjame leer! -ella camino más rápido hacia otra estantería, pero el gato la persiguió. —¡Deja de seguirme! -tomó otro libro, pero el gato se lo arrebato.
—"Los que se alejan de Omelas" ¡Puag! -volvió a tirarlo. —Te dejaré en paz cuando leas los libros que te digo, niña. -Ella lo mira con enojo, enserio creo que va a golpearlo. —¡Oye! -ella se sobre salto. —Acabo de recordar algo, te iba a preguntar... ¿Por qué llegaste aquí en primer lugar?
—¿¡Me has hecho pasar por tanto y lo único que te importa es el porque estoy yo aquí!? -gritó ella. —Pues si, casi nunca nadie viene a mi biblioteca... Han pasado, ¿Mil? ¿Dos mil años? Mi biblioteca se llena de nuevos libros cada siglo, y yo me alimento de los más vendidos. -Ella lo mira extrañada. —Tu no pareces tener ni mil, ni dos mil años, gato.
—¿Me veo más joven? ¡Bien! Tienes razón, no tengo mil, ni dos mil años. Tengo más de cinco mil. -ella dejo caer su boca estupefacta ¡Siquiera yo podía creer que ese gato fuese tan viejo! —¡Pero ya no hablemos de mi! Dime, lindura ¿Por qué estas aquí?
—Entre al bosque por la leyenda que me contaron . -espetó ella.
—Interesante... -soltó una risa. —¡Cuéntame la leyenda! ¡Amo las leyendas! .-El gato se sentó sobre el aire impaciente.
—Mmmm... Supongo que yo no puedo ser tan mala. -suspiro. —¡Había leído todos los libros de la biblioteca de mi pueblo! Al principio... ¡Me encantaban! Libros de romance, fantasía, ciencia, ¡Cosas que ahora estoy considerando absurdas! Me he dado cuenta que, no aprendo nada con estos libros. ¡Quiero leer algo que me de verdaderas enseñanzas!
—A-B-U-R-R-I-D-O. -el gato bostezo. —¡Salta a la parte interesante!
—¡Estoy dudando si contarte o no. -Ella parecía enojada, pero a decir verdad, yo también quiero saber por que esta ella aquí. —En fin... Le dije a una prima mi problema, y ella me dijo la leyenda de la "Biblioteca encantada". -Cuando ella iba a continuar... ¡El gato la interrumpió! —¡Si, si! ¡Esa es mi biblioteca! -exclamo como un niño pequeño. —Ya me di cuenta, ¡De encantada no tiene nada! Voy a seguir contando, no vuelvas a interrumpirme. -el gato bajo las orejas en señal de tristeza fingida. —La leyenda decía: Si entrabas al bosque de Argent, y a travesabas el prado de flores y los árboles... ¡Encontrarías la zona encantada! Y bueno, aquí me tienes.
Ahora entiendo el porque esta ella aquí.
El gato se limpio una lágrima falsa y aplaudió con sus dos patas. —¡Fue la mejor leyenda que he escuchado! Lastima que, no me mencionarán en esa leyenda... ¡Pero bueno! Viniste aquí a leer, así que... ¡Lee!
—¡Creo que no entiendes el punto! -suspiro. —Solo déjame leer lo que yo quiero leer... Por favor. -La chica hizo una cara, que por un momento, me dieron ganas de entregarle toda la comida que recolecte.
—¡Ah! ¡Eso es manipulación! Bien... Te dejaré leer. -el gato coloca una pata detrás de su espalda, y cruzo las garras. —¡Pero tienes que decirme tu nombre!
—¿Esa es la condición? -el gato afirmó. —¡Fácil! Mi nombre es... Mía.
Ella se llama Mía.
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Mía y la biblioteca encantada.
Fantasy¡Lee la historia y sabrás de que se trata! Solo cuatro capítulos... (Ligera referencia a Alicia en el país de las maravillas).