Fotografías ;; kookmin

Parte única

Jungkook siempre recordaba cómo solían ser.

Era tan dulce, su sonrisa podía iluminar hasta su peor día y solo con una pequeña frase lo hacía sentir bien. Sus "Jungkookie, estoy contigo" lo hacían sentir querido, amado.

—Jungkookie, sabías que te amo muchísimo, ¿verdad? Por que lo hago —el más pequeño sonrió, causando en el menor un lindo sentimiento en su pecho. El nombrado solo asintió casi embelesado con su belleza.

Jungkook en esos momentos sostenía una pequeña polaroid en sus manos, observando la sonrisa de su mayor. Una pequeña lágrima corrió por su mejilla y la limpió casi al instante.

Con cuidado, dejó la fotografía en su lugar inicial, que consistía en un delgado hilo colgando de lado a lado en su pared, donde habían muchas mas fotografías. De la misma manera sacó otra y se sentó como indio en su cama. Se dedicó a mirarla como si fuese el último momento en que podría apreciar aquellos recuerdos implantados en papel.

Corrían felices, riendo como unos pequeños niños por la orilla del lago. El día era muy soleado, pero sin llegar a hacer calor, y es que solo era invierno y por suerte se despejaron las nubes, dejando ver un sol resplandeciente y poco cálido. El menor de los dos tomó la mano de su mayor, deteniéndose por unos momentos.

—¿Qué sucede, Kookie? —Jimin ladeó la cabeza en un gesto bastante curioso y confundido.

El más alto no dijo nada, solo tomó entre sus manos las pronunciadas mejillas del más bajo, las cuales adoraba morder de manera suave, y se acercó estando nervioso. Juntó sus labios, en un tacto delicado, como si el mayor se fuese a romper en cualquier momento, como si ese momento se fuese a desvanecer.

—También te amo, mi amor —murmuró el mayor, y sonrió a penas se separaron, el adverso solo atinó a sonrojarse avergonzado.

Jungkook apretó los labios, recordando ese preciso momento en el cual el mayor le había dicho que lo amaba por primera vez. Miró la imagen, solo era una simple selfie con el lago de fondo, y el mayor besando la mejilla del menor, este estando bastante rojo.

Tiró la polaroid a la cama, levantándose con rabia. Sentía impotencia de no haber podido hacer nada en su debido tiempo.

Tomó cada una de las fotos que habían colgando en el hilo y las tiró todas a la cama, casi con furia en sus acciones. Las desparramó todas, moviéndolas en la colcha, para mirarlas todas a la vez, y sentirse cada vez más mal. Necesitaba a Jimin, necesitaba sus "estará todo bien".

Necesitaba su presencia.

—Quedaron muy lindas las imágenes de esa forma, le da un toque diferente a tu habitación.

El menor asintió con una sonrisa y se giró para tomar su cintura y darle un pequeño beso en sus labios.

—Debemos hacer más fotos, ¿no crees? —murmuró muy bajito el menor. Jimin asintió con una sonrisa leve sin despegar sus labios.

—Hagamos una ahora...

Jimin se separó de él yendo al pequeño estante del lado de su cama y tomó la cámara. La dejó con un temporizador enfrente de la cama y se sentó a la orilla de esta, esperando a que el menor hiciera lo mismo. Tenía 20 segundos para explicarle mas o menos la posición que quería.

Ambos ya sentados, Jimin se giró un poco y tomó las mejillas de Jungkook, acercándolo para otorgarle un beso bastante lento. Quería grabar ese momento no solo en una imagen, sino que en su mente.

Jungkook sin controlar un poco sus emociones y deseos, lo tumbó en el colchón y esa misma tarde lo hizo, una vez más, suyo.

Apretó su mandíbula a la vez que cerraba sus ojos y se dejaba caer de rodillas al suelo. Ocultó su rostro en sus brazos flectados en la orilla de la cama, y comenzó a llorar. Lloró como no había hecho en meses.