Harry, sentado en el palco del estadio, dejó de preguntarse sobre el carácter humano de las veelas. De hecho, no se hizo ninguna pregunta en absoluto.
Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de Harry se quedó totalmente en blanco, solo ocupada por una suerte de dicha. En ese momento, lo único que en el mundo merecía la pena era seguir viendo a las veelas; porque, si ellas dejaban de bailar, ocurrirían cosas terribles...
Con los omniculares colocados sobre sus lentes, desvió un momento su mirada, solo para fijarse en si el resto de los espectadores también sentían la necesidad de arrojarse de la tribuna, sólo para llamar la atención de las hermosas mujeres.
Por toda la algarabía del estadio, había olvidado que la familia Malfoy también estaba allí, a unos cuantos puestos. Lucius miraba imperturbable a las veelas aunque sí con un ligero gesto apreciativo, mientras que Narcissa, ya sin la expresión de asco plasmada en su cara, observaba atenta los sutiles movimientos de las mujeres, tal vez para imitarlos en alguna reunión de alta sociedad. Y Draco...no lo había visto jamás de esa forma.
Creyó no vivir lo suficiente como para distinguir alguna mueca en el Slytherin que no fuera desprecio, pero definitivamente se equivocó, pues, justo en ese momento el estado más puro de embelesamiento se pintaba en las facciones del rubio.
Era raro como sus labios se entreabrían y sus ojos resplandecían anhelantes, mientras su cabello, curiosamente claro y fino como el de las jóvenes veelas, se mecía con el poco viento nocturno que se colaba entre tanta multitud. Quedó atento a esa inusual visión. Tanto, que olvidó que en la parte central del estadio aún se observaba a esplendorosas mujeres danzando al ritmo de una suave melodía.
El público en general estaba tan prendado del espectáculo, que nadie notó que Harry podría ser el único que no esté con su mirada en las velaas, sino puesta en Draco Malfoy. En parte era un alivio, a sus amigos eso les habría parecido un indicio del apocalipsis.
Aunque él mismo se dio cuenta después de un tiempo, por lo que avergonzado consigo mismo por tan ridículo acto, se concentró nuevamente en la exhibición de las mascotas de los equipos, justificándose mentalmente con que ese desliz era producto de jamás haber visto a Malfoy como un ser humano normal, capaz de sonreir, impresionarse o...sentir.
Se vio en la necesidad de repetir esa imagen, pero voltearse de nuevo hacia la familia Malfoy resultaría extraño hasta para él. Tal vez si...No agradeció gastar 10 galeones en los omniculares más que en ese momento.
Aplastó el botón para retroceder y Draco con labios entreabiertos predominó en su campo de visión. Y aunque le resultara raro su repentino interés, no se contuvo en detallar todo aspecto de la imagen.
Entonces, la amplificada voz de Ludo Bagman dio inicio al juego y Harry rápidamente restableció sus omniculares para ver el partido.
Vio atento a todos los jugadores, para él era impresionante cada uno de sus movimientos y coordinación precisa. Tal vez para Malfoy no era así, él seguramente ya habría asistido a otros mundiales, era rico después de todo. Aun así no resistió el impulso de mirarlo.
El chico en cuestión volvía a mostrar su máscara de mago de alta clase y Harry se sintió exasperado.Los espectadores en la tribuna irlandesa rugieron animados deteniendo todo pensamiento irracional. Irlanda había anotado sus primeros 10 puntos.
— ¿Qué?—preguntó algo desorientado, mirando a un lado y a otro como loco a través de los omniculares.
— ¡Harry, si no ves el partido a velocidad normal, te vas a perder un montón de jugadas!—le gritó Hermione creyendo que a eso se debía el despiste de su amigo.
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Omniculares
FanfictionHarry tiene muchos pensamientos acerca de Malfoy mientras observa el mundial de Quidditch.