La Terminal

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Muchos dicen que no existen los viajes en el tiempo, que es físicamente imposible e inexplicable, pero de ves en cuando lo imposible se vuelve posible y nuestras realidades alternas se entrecruzan dejándonos experiencias inolvidables.

 En la terminal de autobús de mi ciudad, me sentí sola por un momento aunque no lo estaba en realidad, únicamente el sonido de un motor encendido llenada el ambiente, de ves en cuando las pisadas de las personas al caminar repicaban suavemente desentonando con el susurro del motor. El día no había comenzado nada bien, hace tres días que sufría los fuertes embates de la fertilidad, como me gusta decirlo, aunque hoy parecía que iba a acabar, ya tenia el cuerpo mayugado por este dolor extraño que me cuesta describir. 

Si aunque sea una vez has pasado por esto, lo entenderás, pero si no, es como si agarraran con las manos algo pequeño por dentro, como si lo sujetaran pero no suavemente, mantienen el puño cerrado con un pedazo de ti entre los dedos y después de un tiempo el dolor que esto produce hace que el cuerpo se acostumbre, pero de tanto en tanto y solo por hacerte la maldad mueven un poco el puño por dentro o lo aprietan con mas fuerza hasta llegar al punto de la rendición. Eso definitivamente te hace sentir débil por el esfuerzo de soportar el dolor e intentar pasar los días como si nada ocurriese.  

Mientras tanto en la terminal un susto me paralizó y dejé de escribir de golpe. Ya se arcaba la hora en la que el autobús que iba a abordar partiese y lo único que se había estacionado en el puesto de salida era más bien una cosa bastante fea y descompuesta, para empeorar todo mi ruta iba por la peor calle, al parecer este "autobús" no resistiría todo el viaje hasta llegar a la otra ciudad, ¡casi se caía a pedazos! Pero para mi tranquilidad al parecer solo fue un susto, el trabajado y viejo bus no se quedo mucho tiempo y se fue sin un solo pasajero o al menos eso me dije para convencerme de haber visto mal.

 Convencerme de no haber estado en uno de los asientos del autobús, llena de hollín y pedazos de cobre, de no haber visto mi cara a través de la ventana con expresión suplicante, como rendida pero sin detener las ganas de salir de allí, el sentimiento me embargó el pecho y al verme no pude respirar por un momento, como si al darme cuenta de mi otra realidad pudiese ser consiente de golpe de todos los sentimientos que mi otra yo tenia, un miedo desgarrador que me arrancaba las fuerzas, una desesperación que no había sentido jamás, frustración y tristeza acumuladas como si reuniese toda la que he sentido en mi vida en una sola, en un solo momento.

 De repente así como la emoción vino se fue, me dejó vacía, con los ojos abiertos de par en par, con las piernas y los brazos temblando, me sentí caer de algún lugar alto, caía suavemente como si flotase en el aire húmedo y pesado de la estación, de reojo y sin mover un solo músculo vi el reloj, solo habían pasado cuarenta segundos aunque se sentían horas, hasta que llegué otra vez a mi asiento con la libreta en la mano y la pluma en la otra, comencé a escribir otra vez como por inercia con emoción desenfrenada mis dedos se movían tan rápido y tras ellos letras en tinta aparecían sin que pudiese leerlas en realidad, reuní la poca fuerza que me quedaba y me obligue a parar, cuando pude lograrlo solo una pregunta tocaba notas profundas en mi cabeza.

¿Realmente ese autobús estuvo aquí o fue solo mi imaginación?

Hilo de TiempoWhere stories live. Discover now