Capitulo 1.

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La mayoría despertó tras el primer impacto.

En medio de una zona del bosque poco frondosa, al límite entre los monstruos y humanos, se hallaban en total más de dos docenas de jóvenes semi-inconscientes en el suelo.

Aunque al pasar de los minutos y la extraña incomodidad que sentían en estar acostados en un suelo que sólo era tierra dura lo cual es común en bosques, además de insectos y dolor en todas las extremidades de su cuerpo.

Porque si, el caer de un portal negro desde más de cinco metros de altura si puede llegar a doler hasta el punto que te desmayes en el mismo instante lo cual sucedió a todos.

Cuando de repente una albina comenzaba a despertar.

— ¿Dónde estoy? — la de mechón rosada poco a poco se iba levantando de el suelo hasta quedar sentada, mientras se sobaba la cabeza y otras partes de su cuerpo, se sintió algo mal al ver en su pierna izquierda un Moratón morado en esa zona. — Oh, demonios. — Luego se percató, volteando a todos lados, sin saber por que estaba ahí, en el suelo y muy adolorida.

Nadie sabía nada de ahí.
Al menos no por ahora.

Una de ojos morados un poco más alejada que la anterior había sentido algo debajo de su espalda lo cual le hacía doler haciéndola involuntaria de despertarse de aquel sueño tan incómodo a decir verdad.

— Ah, genial. Mi cabeza.  —murmuró con molestia, intentando reincorporarse de inmediato del suelo, ya que debajo de ella habían algunas ramas de al parecer árboles aquellos que era lo único que los rodeaba. — Duele. — se quejó, junto a su mano se dirigió a sobar la zona afectada entre sus tantos cabellos rubios con terminaciones verdes.


Hasta que se ven otros mas desmayado pero uno de ellos murmuraba cosas raras o gratamente extrañas hasta que de la nada se despertó con un rostro de preocupación.
  

— ¡Oh, genial! ¡Mi peinado! — de manera inmediata, tras su pequeño gritó para si mismo. Sacó su artefacto para verse a sí y sus perfectos pero desordenados cabellos rosas; algo extraño ya que nunca se le revuelve el cabello. — Agh, no puede… —. Fue cuando su vista se desvío del espejo admirando que estaba sentado en tierra y a su alrededor partes verdes crecidas de sobre manera.

 
Mientras el miraba todo con curiosidad, una pelirroja intentaba palpar todo a su alrededor y llegó a levantarse aunque sólo estaba sentada el suelo.

— Oh rayos. ¿Dónde está mi manga yaoi? — Fue la primera idea que se le vino a la mente a la de ojos verdes. Mientras aquellos orbes examinaban toda la zona hasta encontrar lo buscado. — No pude haberlo perdido, ni siquiera termine de leerlo. — se golpeó la frente con un pequeño puchero pensando en lo que suceder en la siguiente página, hasta que sintió algo clavarse en su mano derecha, una espina de una rosa; observó como cayeron algunas gotitas se sangre. — Oh, no. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está el resto?. ¿El Bon x Bonnie ya se hizo real? —. Su respiración se aceleró mientras comenzaba a surgirle más dudas existenciales.

Levantó su vista hacia su costado, viendo a la peliazul apoyada en un árbol, sentada.

— No lo sé. Abby, no lo sé. — murmuró su mejor amiga, con preocupación y junto a su mano movía sus lentes con un pequeño tic. Aunque sus pupilas se desviaban hacia diferentes partes que llegaban su visión, analizando la situación en la que se encontraba intentado distraerse del golpe en la parte de atrás de su cuello. — Es una broma, con este golpe. Aproximó unos cuatro a seis metros de caída. —

FNAFHS Y FNAFHS HUNTER ¡¿JUNTOS?! [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora