Después de tantas horas de vuelo, llegamos los cuatro a Madrid.
Sí, los cuatro, y no, no somos la familia americana normal que todo el mundo pensaría al vernos.
Siempre me ha gustado España, parecía tan bonito por foto, por la televisión, e incluso por videos que había visto antes. Y ahora podría ver España con mis propios ojos por primera vez. Pero estoy cansada. Muy cansada.
¿Cuándo acabará esto de la mudanza cada año?
—Espero que este sea el destino definitivo —dice Dylan, y podría jurar que me ha leído el pensamiento.
—Dylan, ya sabes que no podremos tener un destino fijo nunca, mientras siga trabajando en esto —le responde mi padre, la persona que nos ha estado engañando todos estos años a Dylan y a mí.
Desearía que te fueras tú solo y nos dejaras a nosotros en paz, no tenemos por qué aguantar esto.
Dylan se limita a asentir ante el comentario de mi padre, y después, coge su maleta.
No entiendo como Dylan puede ser tan comprensivo con todo el mundo, a pesar de que la situación no la soporte, y nunca lo entenderé.
Yo soy muy diferente a mi hermano, soy tan negativa que me podrían dar un premio perfectamente. Y rencorosa, muy rencorosa.
Dylan, sin embargo, siempre está sonriente, pensando en como sacar algo bueno de todo, y siempre consigue sacarlo, aunque a mí no me haga ninguna gracia. Saca lo bueno de dónde es imposible sacarlo. Pero supongo que de los hermanos mayores hay que aprender cosas, y lo intentaré algún día, por ahora no. No sería capaz.
—Voy a la máquina a coger algo de beber, ahora vuelvo —suelto al aire para que todos lo oigan, aunque solo hace caso a mi comentario mi hermano.
Me acerco a la máquina, y, cuando meto la moneda para sacar el refresco, se atasca, sin poder salir nada.
—Joder, joder —pienso en voz alta.
Empiezo a dar golpes a la máquina para que vuelva a su estado normal, pero no hay solución. Le doy otra oportunidad e intento sacar la moneda, y aún así, no sale, por mucho que le dé. Visualizo a algún guardia o a alguna persona de ayuda cerca. Tampoco hay. Me doy por vencida con los intentos y me separo de la máquina.
Empiezo genial mi vida en España.
—Espera, yo te ayudo —dice una voz cuando ya me había dado la vuelta para irme.
Me giro y veo a un chico más o menos de la edad de mi hermano. Es demasiado alto, eso me gusta. Pero solo puedo ver su pelo negro corto con un pequeño tupé, porque me ha dado la espalda, para mirar la máquina.
Sólo le hago un gesto de afirmación, aunque sé de sobra que no lo ve, cuándo él le da una patada a la máquina, y después pulsa el mismo número con el que salía el refresco. La máquina vuelve a funcionar y el refresco cae. El chico lo coge con una mano y me lo acerca para que lo coja yo.
Me paro a mirarle un segundo. Paro a mirarle la cara. Él también me mira al mismo tiempo, sus ojos verdes se posan en mis ojos, y seguidamente en mi boca, que intenta sonreír como él, pero no soy capaz. Después le sale una sonrisa todavía aún más enorme y preciosa. Intuyo que le saldría sola cuando ayudaba a alguien. Intento devolverle la sonrisa, —porque en parte, no me atrevía a decirle nada por si pronunciaba mal el idioma—, cuándo miro a sus ojos de nuevo, y éstos están mirando de repente por debajo de mi hombro. Para ser exactos, estaba mirando mi escote, aunque a penas llevaba. Borro de mi cara la sonrisa que intentaba ponerle, cojo el refresco, y me voy, sin decirle a penas un "gracias".
Sé que, si fuese igual de rencoroso que yo, ahora me odiaría más que a nadie en el mundo. Pero no todos son como yo. Yo soy... diferente. Y lo que no sabía aún, es que me esperaba lo peor.
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¡Hooooola!Ya vuelvo con el prólogo, para que lo disfrutéis durante mañana y en año nuevo.
Ya os he dicho que estas navidades descansaré un poco, pero después vuelvo con mucha fuerza. De momento, espero que os guste y comentéis lo que os parece, ¡me haría muchísima ilusión! (Hasta dentro de unas dos semanitas, que vuelvo con los capítulos completos, y con fuerza y motivación, como dije antes).
Mil gracias, ¡y feliz navidad!
Os quiero, gracias a los que leéis y seguís aquí apoyándome❤️🎄
Alme, @itsxgango.
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Voces. ©
Mystery / Thriller"No soy fácil de ganar, y mucho menos soy fácil de cambiar. Nada, ni nadie, me va a sacar de este infierno -aunque yo lo llamo secreto- que tengo en mi cabeza. Nadie me va a sacar de estas voces que me atormentan. Pero parece ser que él lo está co...