Capitulo 13

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Mi celebración no termino como esperaba, decidí quedarme en la cama, estaba muy cansada como para moverme o hacer algo, me acomodo un poco y decido pensar, es hora de establecer como llevaría a cabo mi plan, primero debía pasar con la directora a planear las actividades, me daba tanta emoción pensar en ese bar, es más o menos la misma emoción de un niño cuando piensa en dulces, la diferencia es que lo mío era prohibido, quizás por eso llamaba tanto la atención, era como la manzana prohibida del Edén, tan rica, roja y jugosa y yo muriendo de ganas de posar mis labios en semejante exquisitez

Imagino que todo en él bar ah de gritar sexo por todas partes, las mesas, las paredes, los baños, el mesero, la barra, las ventanas, hasta el perro en la esquina de la calle.

Miro el reloj de reojo y ya son la 12:15am, de tanto pensar bobadas se me fue el tiempo, cierro mis ojos y me dispongo a dormir, mañana será un día muy cargado, me quedo dormida en segundos.

Al día siguiente me levanto bien temprano, me doy una ducha, me visto y bajo al comedor, tengo mucha hambre, me siento en nuestra mesa y empiezo a comer, hoy el desayuno esta delicioso, mientras busco a Ángela por todos lados, mi mente piensa en si va hablarme o si intentara besarme, o si va a ignorarlo todo, al terminar llevo mi plato y me dirijo al salón de clases, me siento en mi lugar de costumbre y 2 minutos después llega Ángela.

-Buenos días querida

-Buenos días Ángela

-Espero.......... que no estés molesta por lo de ayer yo solo quise conocer el sabor de tus labios, no hice nada malo. - me mira como un cachorrito al que han castigado solo por querer jugar-

-Solo vamos a olvidarlo – la verdad no me hacía amucha gracia el tema-, no quiero que te sientas mal pero te prefiero de amiga.

-Está bien, como tú digas, pero no voy a darme por vencida, tarde o temprano vas a caer y lo voy a disfrutar, - se acercó a mí y respiro un poco mi aroma,- hoy hueles divina Ashley, ya quiero probar y saber si hueles tan rico ahí....... Abajo.

-Por favor, que cosas dices no seas ridícula.

-Sé que te mueres porque te lo chupen,- susurro en cerca de mi oído para que nadie escuchara-

-Tal vez....., pero no serás tú quien tenga ese honor – si ella quería jugar sucio, entonces yo también se hacerlo-

Me miro de forma muy pervertida y mordió sus labios, la verdad es que desconocía totalmente a esta chica.

Llego la profesora de literatura y dio inicio a la clase, al llegar la hora de almuerzo me dirigí inmediatamente al despacho de la directora. Juntas debíamos preparar el calendario y designar cuales serían los días de salida, esa era mi prioridad #1, podía aprovechar y hacer todo de la semana en un día y los días siguientes ir al bar.

-Buenos días Emely- Ella era la secretaria de la directora, tenía algunos 52 años, pero era la mujer más adorable y tierna de todo el mundo.

-Buenos Días Ashley, ¿vienes a ver a la Directora?

-Si, hoy debemos planear y concluir alguna cosas

-Ella salió a la biblioteca, están llegando unos libros nuevos.

-Y... ¿usted cree que tarde mucho?

-Quizás tarde un poco, pero si quieres la puedes esperar y de paso le ayudas a Miranda que está en su oficina arreglando unos archivos viejos

-Pues claro- No debía pedirlo dos veces, me dirigi al despacho de la directora y me asome a la puerta y a través del cristal me quede observándola, su pelo estaba algo despeinado, pero aun asi se veía más que hermosa.

-toc toc - Digo tocando la ventana, ella levanta la mirada y sonríe

-Pasa, necesito algo de ayuda aquí. – Abro la puerta y me siento en la primera silla-

-Te ayudare con la mirada

-ja ja ja, muy graciosa,- me tira una caja de papeles desorganizados-

-Los necesito todos en orden alfabético

-Pero me tomara 20 vidas organizar esta caja

-Pues empieza ya, a ver si terminas a las antes de las 20

-Si jefa!! -dije en tono burlón

Me senté en el suelo muy cerca de ella, de modo que con moverme alguna parte de nuestro cuerpo rozara.

Me encantaba pasar rato con Miranda, era tan relajante y embriagador, tanto que hasta se me había olvidado que no almorcé, pero valía la pena estar así con ella, el almuerzo podía esperar.






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Una virgen adicta al sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora