fourty four

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Harry flotaba sobre el agua, dejándose llevar por el suave vaivén de las olas bajo el sol abrasador. Sus párpados, entrecerrados por la luz, ocultaban parcialmente el brillo de sus ojos mientras disfrutaba de la cálida caricia del océano.

Desde la reposera, Louis lo observaba en silencio, con los lentes de sol deslizándose lentamente hasta el puente de su nariz para tener una mejor vista. La escena ante él era hipnótica: la manera en que su cuerpo se movía con naturalidad en el agua, la expresión de absoluta libertad pintada en su rostro. Cada detalle le resultaba embriagador.

De pronto, el joven emergió del mar con una sonrisa traviesa, caminando directamente hacia él. Su piel relucía bajo la luz, las gotas deslizándose en un recorrido tentador.

—¿Sabes? Mientras flotaba allí, aburrido, empecé a pensar —murmuró con un deje de picardía.

Antes de que él pudiera responder, se subió sobre su regazo sin la menor reserva, posicionándose estratégicamente sobre su entrepierna.

Louis arqueó una ceja, divertido.

—¿Y en qué tanto pensabas? —preguntó, deslizando las manos por su cintura con un agarre firme.

El rizado inclinó el rostro, su boca a centímetros de la ajena.

—En que luces malditamente caliente tomando el sol de esta forma... —susurró, rozando su nariz contra la suya—. Y en lo bien que sonaría la idea de... sexo en la tienda.

El abogado dejó escapar una risa baja, oscura.

—Eres un niño muy descarado —murmuró, recorriendo con el pulgar la suavidad de su mejilla. Su mirada brillaba con una mezcla de deseo y diversión—. Pero me gusta cómo piensas.

Su sonrisa se ensanchó antes de inclinarse y atrapar sus labios en un beso profundo.

—Démosle un uso interesante a esa tienda.

No tardaron en llegar. Apenas cruzaron la entrada, Louis li dejó caer sobre el amplio colchón inflable, observándolo con intensidad.

Harry sonrió, entrelazando los brazos alrededor de su cuello para atraerlo hacia él. Dejó un beso lento en la línea de su mandíbula antes de acercarse a su oído y ronronear suavemente.

El mayor cerró los ojos un instante, exhalando con control. Pero la provocación no quedó ahí.

Él se impulsó un poco más, rozando su cuerpo contra el suyo de forma deliberada, arrancándole un jadeo ahogado.

the auction (l.s) -en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora