Ella (parte 3)

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Antes de conocerte, estudiaba en la universidad de la ciudad, anhelaba poder tener un alto puesto y ser reconocida por las personas, pero en ese tiempo no podía hacer nada bien, solía cometer muchos errores y fallaba en todo constantemente, llegué al punto de querer dejarlo y volver a empezar con algo más fácil o incluso pensaba que anhelaba demasiado en alto, hasta que te conocí.

Cada noche salía a caminar hasta no poder más, e intentaba alejarme de todo, pero mientras más caminaba el tiempo pasaba y yo más me entristecía al pensar que jamás lograría nada, así que me detenía a observar las estrellas y me preguntaba, si algún día llegaría a estar tan alto como ellas. Haciendo lo mismo por algún tiempo, en una noche tu solo llegaste con tu olor a cerveza y tambaleante, comentando algo tonto y sin coherencia, no pude evitar reírme y así continuamos hablando toda la noche, sin noción del tiempo o de lo que ocurría a nuestro alrededor, hasta que la salida del sol no hacia darnos cuenta de que era tiempo de volver a la realidad.

Cada noche volvía a salir, pero con la esperanza de volver a verte, aunque quizás solo te usaba para poder olvidarme de todo, pero conforme pasaba el tiempo más deseaba poder estar contigo. Así paso cada noche, nos veíamos y nos olvidábamos de todo, conforme pasaba el tiempo recibía comentarios e incluso yo lo notaba "¡era más feliz!" y el motivo eras tú, sin hacer nada, as que compartir tu tiempo conmigo me hacía seguir adelante, me dabas ánimos de continuar y más me esforzaba. Cada día esperaba a que callera la noche para poder volverte a ver. Sin darme cuenta me enamore de ti.

Llegue a creer que las noches contigo jamás terminarían, que siempre estaría contigo, pero me equivoque. Un día llego a mí una carta en donde aceptaban mi solicitud para cambiarme a una universidad mejor, fuera de la ciudad. No sabía qué hacer, era algo que siempre había querido, pero no quería estar lejos de ti, y así paso el tiempo, atormentándome día a día por no saber que escoger.

Un día antes de poder decidir, fui a verte como cada noche, entre llantos te dije que tenía que irme a estudiar a otro lugar y tú me diste ánimos de hacerlo. Al amanecer el sentimiento me consumía, el pensar que jamás te volvería a ver era insoportable y no me salían las palabras, quería decirte cuanto te amaba, decirte que fueras conmigo, aunque eso fuera egoísta. Me arrepiento de no haberlo dicho.

Todo me recuerda a ti y la nostalgia me hacía entristecer, quería volver a estar contigo. En veces pensaba en escaparme y huir hacia dónde estuvieras tú, pero tenía miedo de no poder encontrarte o de saber que tú me olvidaste.

Tu siempre me hacías feliz, ahora yo quería hacerte feliz, supuse que si me hacía alguien importante me verías en algún lado y quizás te acordaras de mí y que eso te aria sonreír, porque al fin cumplí mi sueño, así que comencé a esforzarme más, incluso si caía, el recuerdo de ti me levantaba. El tiempo paso y sin darme cuenta estaba graduándome y comencé a trabajar. Poco a poco fui creciendo, aunque aún no llegaba hasta donde quería ya me había convertido en alguien importante, a veces daba entrevistas y otras veces conocía a gente reconocida, pero ninguno eras tú.

Una noche al llegar a mi casa, recogí las cartas del buzón, todas eran recibos y solo una estaba en blanco, al leerla mi corazón comenzó a latir con más intensidad, a pesar de no decir quien la escribía, sabía que eras tú, la felicidad que sentía no podía ser comparada con nada, pues a pesar de mucho tiempo, aun seguías pensando en mí.

Sali y corrí sin tener idea de dónde encontrarte o donde pudieras estar, pero eso ya no me importaba yo sol deseaba más que nada volverte a ver. No importaba donde te buscara o hacia donde corría, no podía encontrarte, es como si hubieras desaparecido y eso me hacía sentir desesperación y frustración, solo quería volverte a ver. El sentimiento me gano, comencé a llorar, quería gritar con todas mis fuerzas, pero me contuve, mientras las lágrimas continuaban saliendo, pensaba que mi destino no era estar junto a ti y así decidí volver a casa.

De regreso a mi casa, no podían detenerse las lágrimas, estaba tan frustrada porque no pude encontrarte, deseaba más que nada volverte a ver y estar contigo como solíamos hacerlo, pero eso ya era imposible, pensaba que quizás mi destino era nunca estar contigo. Sin darme cuenta llegue a donde solíamos vernos y de pronto todo lo que sentía, la frustración y tristeza quedaron atrás, un enorme sentimiento, indescriptible broto, sentía que el corazón iba a salirse de mí, tú estabas ahí, observando el cielo, sin darme cuenta comencé a correr hacia ti, mientras más me acercaba, dentro de mi jure que jamás volvería a estar sin ti.

Beso perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora