Parte Unica

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--¡No te prepararé la comida! —grité desde el sillón.

Desde arriba de las escaleras, a través de la puerta de la habitación, llegó la queja lastimera y ahogada de Louis.

--¡Sabía que era mentira cuando dijiste que me amabas, Harry! —rodé los ojos. Era toda una reina del drama cuando se enfermaba-- ¡Todos esos "te amo" y los regalos de aniversario nunca significaron nada para ti!

Inhalé por la nariz y exhalé por la boca. Cálmate, me dije, es la fiebre la que habla... y su incapacidad de poder respirar normalmente.

--¡No te haré de comer! —grité, mientras subía la manta que me cubría, hasta la barbilla.

--¡Porque me odias, lo sé! —llegó la respuesta de arriba.

--¡No te odio! —estaba comenzando a frustrarme-- ¡Te había advertido previamente, que estaba enfermo y que debías mantenerte alejado de mí!

--¿Y cómo esperabas que hiciera eso? ¡Se llama amor, y se supone que no es fácil pasar demasiado tiempo alejados!

Me pellizqué el puente de la nariz--¡solo duraste dos días!

--¡Discúlpame por molestarte con mis muestras de afecto!

Suspiré. Sentía como la frustración me inundaba--¡Pues mírame, no es tan difícil para mí!

Luego de esa respuesta tomé el control que estaba en la mesita de noche y encendí la TV. Cambié los canales hasta que pare en Home & Health. Estaban dando un programa de salud. Me reí ante la ironía de eso, pero no había nada mejor. Así que le subí el volumen, lo suficiente para ahogar los gritos y quejas que seguían llegando desde arriba.

Luego de unos cuantos cortes comerciales más y muchos cambios de colores en la TV, sentí la fiebre volver a subir. Apagué la televisión y cerré los ojos. Habría llamado por un vaso de agua o por mis medicamentos, pero la persona que había prometido hacer de enfermero y que incluso había hecho una broma obscena respecto al tema, estaba enfermo.

Admito que fui yo quien llegó a casa con el virus, pero estaba manejando mi enfermedad bastante bien por mi cuenta. Pero luego de dos días de estar en cama y tener los labios agrietados y resecos, Louis insistió en que me veía más como un muerto viviente, que como un ser humano.

Así es como, ignorando mis quejas para que se mantuviera lejos, de que, o si no, también se enfermaría él, Louis se autodenomino mi enfermero personal.

Bufé. Y que enfermero había resultado ser. Primero no sabía cómo tomar la fiebre y confundió un simple termómetro, con un termómetro rectal. Luego estaba el hecho de que era capaz de quemar hasta la más simples de las sopas y que más de una vez confundió mi medicamento, mandándome a dormir por la tarde y haciendo que me desvelara durante toda la noche.

La cuarta noche había sido la peor. Había insistido en que durmiéramos en habitaciones separadas hasta que mejorase, para evitar que se contagiase, pero Louis pensó que quizá lo único que faltaba para recuperarme era una "sesión de abrazos". Y creo plenamente que ha sido una de las peores ideas que ese hombre ha tenido.

No me había dejado en paz durante toda la noche y por la mañana... no era solo yo quien tenía fiebre.

Ese día me había tenido que levantar y cuidar de mi novio, aunque la idea de llamarlo "Ex" se volvía más tentadora cada vez que me pedía otro vaso de agua.

Aun así, seguía insistiendo en que compartiéramos habitación. Ya estaba cansado de todo ese asunto, así que ese mismo día había tomado unas cuantas mantas y me había mudado al sofá.

No era para nada cómodo. Mis pies sobresalían y más de una vez había despertado en el piso. Seguía despertando para cuidar de Louis tanto como podía, lo que era más de lo que el había hecho, pero se sentía bastante cercano a la experiencia de tener un hijo.

decidí que lo mejor sería tratar de descansar un poco. Cuando me despertara me sentiría mejor. Lo sabía.

Mientras dormía, juraba que podía escuchar crujidos y algún que otro vaso moverse. No fue hasta que un plato se estrelló contra el suelo y un gran número de maldiciones fueron gritadas desde la cocina, que desperté.

--¡Que te pasa! —Grité mientras me levantaba y pateaba las mantas lejos de mi--¿No podías guardar silencio por unos momentos? —me froté el rostro—Por lo menos mientras dormía.

Sentí una mano en mi hombro y como suavemente me empujaban de vuelta al sofá. Louis tomó las mantas del suelo y las dejó a mi lado.

--Se supone que no deberías de estar despierto todavía—murmuró.

--No es como si estuvieras ayudando—repliqué con irritación.

Louis hizo una mueca. Sentí como la culpa me inundaba por tratarlo así. Louis era una reina del drama cuando se enfermaba, pero sabía que era mi culpa que el virus estuviera en casa, Louis solo había querido ayudar... aunque no fuese bastante bueno en eso. La intención es lo que cuenta, pensé.

--Lo lamento—puse una mano en su hombro, para evitar que se levantara.

Louis asintió una vez—está bien—me sonrió y pude sentir como toda la irritación que había sentido y las razones que había enumerado anteriormente se disolvían y todo lo que podía ver era la manera en la que las orillas de sus ojos se arrugaban un poco cuando sonreía.

Sonreí-- ¿Qué es lo que quieres comer?

Comencé a levantarme, pero Louis volvió a jalarme para que me recostase en el sofá.

--No es necesario.

--¿Cómo que no? De seguro no has comido nada.

Louis sonrió nuevamente y se levantó para volver a los pocos momentos con una bandeja y un plato humeante—Descubrí que las instrucciones salen en la parte posterior del envase.

Depositó la bandeja en la mesita de noche y se giró hacia mí.

--Estos últimos días has cuidado de mi... aparte de ti—lució avergonzado por unos segundos antes de recomponerse—. Asi que he decidido pagarte de vuelta.

--Louis, no era nece...

--¡Por supuesto que lo era! —Exclamó—a menos que quieras que te pague de una manera diferente.

Movió las cejas de forma, de lo que él creía, era provocadora. No pude evitar reírme. Me miró ofendido por unos segundos antes de reír también.

Colocó la bandeja en mi regazo y me entregó un vaso junto con mi medicación.

--Gracias—Lo miré curioso--. ¿No vas a comer conmigo?

Louis sacudió la cabeza—La verdad es que me levanté poco después de que te quedaras dormido y me preparé algo para comer.

Levanté las cejas-- ¿Y lo hiciste tu solo? —Puse mi mano sobre su frente—Primero me preparas de comer... y te ha quedado delicioso, por cierto, ¿y ahora me dices que ya has comido? —Me reí y Louis se alejó un poco, murmurando algo que sonaba bastante a "desagradecido".

Tomé un poco más de sopa—Gracias.

--Te dije—Louis sonrió orgulloso de si mismo y volví a rodar mis ojos—Puedo ser un gran enfermero cuando me lo propongo.

Un gran enfermero OS LarryWhere stories live. Discover now