Aquella tarde, el cielo estaba nublado. Isabelle había decidido ir de compras, eso le favorecía a Alec Lightwood, ya que llevaba tiempo queriendo estar a solas con Jace. Desde que apareció Clary, todo era diferente, sentía que se estaba distanciando de su parabatai. Hacía años que estaba enamorado de Jace, aunque sabía que no era correspondido, eso creía hasta esa misma tarde.
Alec estaba tumbado en su cama, últimamente salía menos a la calle, se quedaba todo el día en el Instituto, dando vueltas o simplemente en su habitación. Alec oyó que alguien llamaba a la puerta.
-Alec, soy yo.
Jace. Vaciló unos segundos y finalmente le dejó pasar.
Jace iba desnudo de cintura para arriba, lo que hizo sonrojar a Alec. No era la primera vez que lo veía, pero su reacción siempre era la misma.
-¡Jace, ¿no tienes ninguna camiseta?!
-Todas están sucias. Te venía a preguntar si querías hacer algo, estoy aburrido.
Jace se sentó en el sillón que había al lado de la cama.
-¿Alec, te pasa algo? Te noto raro.
Alec notó que realmente le preocupaba, en pocas ocasiones le hablaba así.
-No, no pasa nada... Solo que noto que nos estamos distanciando...
Jace se mantuvo un par de segundos callado.
-Alec, yo... Siento si he hecho algo para que te sientas así...
-Jace, antes de saber que erais hermanos, ¿Clary y tú tuvisteis algo?
Jace vaciló.
-Entonces eso es lo que te preocupa... Si, Clary y yo nos besamos... Aunque ahora mismo ya no sienta nada por ella. Ahora mismo me gusta otra persona...
-¿Quien?
Jace río.
-Es un secreto. Bueno, no has respondido a mi pregunta. ¿Te apetece hacer algo?
-Podríamos ir a tomar algo.
-De acuerdo. Mi moto no funciona de día, cogeremos un taxi.
Jace abrió el armario de Alec y cogió una camiseta de manga corta negra.
-No te he dado permiso para coger eso.
-¿Prefieres que vaya sin camiseta?
Alec suspiró.
-Póntela, anda.
Una vez preparado, salieron del Instituto y cogieron un taxi. Durante el viaje, Alec noto que Jace le tomaba la mano, lo que provocó que Alec se sonrojara, pero no dijo nada, le gustaba sentir el calor de Jace. Tenia las manos ásperas, y al contrario que las de Alec no estaban sudadas. Llegaron a una cafetería. A ambos les costó soltarse la mano. Pagaron al taxista y entraron al establecimiento. Un local rústico, lleno de mesas circulares y una barra en medio.
-Alec, ve a buscar una mesa, yo iré a pedir. ¿Que quieres?
-Solo quiero un café.
Metió las manos en los bolsillos y saco cinco dólares (yo que sé qué coño vale un café allí).
-Ah, no. Pago yo, no te preocupes.
-No, insisto, déjame pagar lo mío.
Jace cedió y cogió el dinero.
-Ahora vuelvo.
Alec empezó a buscar una mesa y eligió una al lado de la ventana. Se puso a pensar en cómo Jace le había cogido la mano en el taxi. El tacto, la calidez...
Algo lo sacó de sus pensamientos. Era Jace, con dos cafés. Le tendió la mano a Alec para que cogiera uno.
Estuvieron hablando un tiempo hasta que Alec sacó de nuevo el tema.
-¿Puedes decirme quién te gusta?
Jace río.
-¿Porqué insistes? Ya te he dicho que no.
-Tengo curiosidad.
-De acuerdo. ¿Quieres saber quién me gusta?
Jace vaciló.
-Me gustas tú.
Alec no tuvo tiempo para reaccionar cuando una mujer de cabellos castaños se les acerco.
-Disculpen, vamos a cerrar.
Jace fue el que contestó.
-Ah, lo siento ya nos vamos.
Este tuvo que estirar de Alec para que se levantará de la silla, se había quedado medio en shock. Cuando llegaron a la puerta se percataron de que estaba lloviendo.
-¿Que hacemos?
-Cogeremos un taxi.
-A esta hora no creo que encontremos ninguno, tendremos que ir corriendo.
Estuvieron corriendo diez minutos hasta llegar de nuevo al Instituto. Entraron y se sentaron en una escalera.
-Estoy reventado...
-Yo también...
Ambos empezaron a reír y Jace se levantó para quitarse la camiseta y escurrirla. Alec se quedó mirándolo, sonrojado.
-Deberías hacer lo mismo o cogerás un resfriado.
Se levantó y se quitó la camiseta también, evitando la mirada de Jace.
-Sobre lo que me dijiste antes...
-Tu también ¿no? Ya he visto como me miras.
-Yo...
Alec miro a su amigo a los ojos y este se acercó y rápidamente lo besó, primero lentamente y después introduciendo las lenguas el uno al otro. Al final, se tuvieron que separar para coger aire.
-Tengo quiero, Alec.
-Yo... Yo también a ti.
Ambos sonrieron y la puerta se abrió repentinamente. Era Isabelle, con un paraguas en una mano y unas bolsas en la otra.
-Ya he vuelto. ¿Que habéis estado haciendo?
-Hemos ido a tomar un café.
-Bueno, será mejor que os vayáis a duchar.
Alec asintió nervioso y se dirigió a su habitación, aunque no se ducho. Se sentó en su cama y sonrió. Había soñado con aquel día tantos años, y al fin se había hecho realidad.

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•In Your Arms• (A SHADOWHUNTERS Fanfic)
FanfictionEstos personajes pertenecen a la saga Cazadores de Sombras o Shadowhunters de Cassandra Clare. (A Jalec Fanfic).