Pecados Capitales

PECADOS CAPITALES Por A. F. Carlo

Oh noche bella, de oscuros trazos cual crimen pecador,
la inspiradora de prosas y circunstante de agonías humanas,
contéstame noche bella... ¿Por qué los has traído a mis aposentos?
¿Por qué has revivido las penitencias de este mísero infractor?
es tan acogedora la soledad y tan atroz el séquito que hoy invocas.

Y dime tú, dulce instigadora de culpas, declamadora de ilusiones,
hacedora de preciosos suplicios que culminas con fauces espinosas,
¿Qué te ha traído de vuelta?

Tu retorno a mis brazos he de desear, vuelve a pecar en mis adentros,
fue la luna testigo de las prohibiciones que derramamos,
déjame llevarte, amado penitente, a la yacija donde salpicaste tu fervor,
en tus ojos los anhelos de aunarnos una vez más encontrar puedo,
de poseer tu humanidad nuevamente dame la oportunidad.

Y dime tú, con tu antropomorfo ser y vientre rebosante,
evocador de la repulsión y adquiriente de hocicos incontables,
¿Qué te ha traído de vuelta?

Ni el más fétido gustillo perdura ante el morro babeante,
es un pozo eterno precisado de sustento mi gigantesco buche,
que nunca tu quijada la fatiga sienta al interminables condumios degustar,
devoralo todo y nada dejes, eres tú mas requerido que la muchedumbre,
tu carne en un redentor del vacío se puede convertir.

Y dime tú, el de la vista agotada, de torpes andares y graves rugidos,
tú, invocador de prolongadas somnolencias inservibles,
¿Qué te ha traído de vuelta?

Auxiliar vuestra agotada esencia el motivo de mi existencia es,
por el sensato descenso de las cortinas de tus luceros déjate guiar,
mas nada necesitáis hacer cuando el abatimiento es producto de un todo,
a la apatía la dueña de tus décadas y quinquenios transforma,
puede la creación terminar, mas no un letargo para la eternidad.

Y dime tú, creador de presunciones y progenitor de ególatras,
imponente torturador de quienes destruida su autoestima llevan,
¿Qué te ha traído de vuelta?

De aquella sucia butaca despójate y la búsqueda del trono emprende,
la miseria de tus entrañas debes arrancar, y a los mendigos se la debes brindar,
aduéñate del sometido y castiga al oprimido, sobre ellos esputo deja caer,
sus asquerosas zarpas de tu humanidad palpar merecedoras no son,
eres tú, rey de reyes, ajeno a la inmundicia de los mortales.

Y dime tú, disfraz que adoras las propiedades del prójimo,
mascara maldita que intima amistad con lo impropio posees,
¿Qué te ha traído de vuelta?

De liberar tus oscuros y desesperados deseos un auxilio en mi oído resuena,
de la calumnia ni la sagacidad salvarte puede, de lo incorrecto extraño no eres,
reclama tus merecimientos aunque en otras manos reposen,
derriba a quien en sus triunfos se alza y de ellos aprópiate,
el segundo sendero al éxito, aunque sencillo, es también corto y astuto.

Y dime tú, que de poderío una eterna hambruna padeces,
para quien la permanente saturación de sus arcas suficiente jamás será,
¿Qué te ha traído de vuelta?

Es indigente quien aunque mucho tenga, suficiente cree que posea,
es la vida una larga contienda por más imperio conseguir,
sus arcones limpios deja, su dominio absorbe completamente,
oh mozo emprendedor ven a mí y comprende,
será la satisfacción un término extraño, el anhelar más tu razón de vivir.

Y dime tú, viejo acompañante de injusticias, bramidos impotentes,
motivador de laceraciones infringidas con manos propias,
¿Qué te ha traído de vuelta?

De mil demonios mi ser conformado esta, a la bestia faltante mis palabras dirijo,
desesperados tus afanes por mi presencia alojar en tus tuétanos son,
en tan asqueroso periplo, un monstruo más al que temer creemos,
es menester el destruir la vida para crear la vida,
un ultimo desahogo para una existencia que en desafueros ensuciada esta.

Oh noche bella, de tantas estrellas adornada como pecados cometidos,
es mi alma un hogar de siete fantasmas dolientes,
he de entenderlo por fin...noche bella, que mis días completos no estaban,
y aunque en indefinidos sueños se encuentren, despertar nunca,
mis pecados son, y a mis pecados he renunciado.