Prologo

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Era una noche fría, oscura y distante. Parecía que nadie vivía en ese pueblo pintoresco con casas blancas y cinceladas. A pesar de ser una noche fría, no corría brisa alguna por las calles de Turbletown, el centro de este aún contenía un poco de vida nocturna. Una plaza renombrada como el creador del pueblo tenía un par de personas en el como estrellas en un cielo oscuro y vasto. Algunos borrachos, algunos enamorados. Habían pocos sitios que contenían aún vida jovial. Uno de esos era un pequeño casón de madera de roble. La fachada tenía una ventana, que en el día reflejaba lo que sucedía dentro, en la noche solo era un faro. De su techo colgaba un cartel tallado a mano en madera, que ponía con letras casi ilegibles,"Tres pecados". Y abajo tallado de forma más legible"Taberna".
Lo cual era aliciente más que fiable para que cualquier ser sediento de un trago que: lo haga entrar en calor, lo coloque borracho o olvide alguna pena. Dentro de este ameno lugar tenía un ambiente hogareño. Habían 4 mesas colocadas en distintas posiciones. Después una barra con taburetes de madera y al otro lado de esta estaba el dueño de los tres pecados, quien se dedicaba a servir, comida, bebida y echar a algún cliente borracho y molesto. En una mesa estaban dos personas: un viejo y un niño, el hombre se había pedido una jarra de cerveza, y el niño, un jugo de moras, cada uno tenía su bebida en mano, lista para ser bebida mientras conversaban de su vida. -Hey, abuelo-hizo una pausa y bebió un sorbo de jugo-no que me ibas a contar una historia? El viejo de barba abundante, amararillada por la nicotina, que vestía una camisa blanca, sobre ella una chaquetilla de cuello. Era obeso y tenía los ojos cerrados como susurrando un relato de años de vida. En cambio, el niño era pequeño y delgado, tenía el pelo rubio, ojos azules y chisporroteantes de energía.Su abuelo era probablemente su escape a mundos paralelos donde podía escuchar la historia del héroe que salva a la princesa, este, apoyo su mano en la barbilla y cuando hubiesele ocurrido una historia. Abrió los ojos.-Ya se chico, te voy a contar una historia, una historia de un temible guerrero que traicionó a su reino, un guerrero con una fuerza demoníaca, capaz de destruir un reino de un golpe al suelo. Los ojos del joven se encendían en torno a ese relato.-Te voy a contar la historia de-Hizo una pausa para agregarle más emoción al parlamento-Bael. El joven que atendía del otro lado de la barra levanto la cabeza de sus deberes. Era alto, usaba una camisa de color negra desabrochada dejando ver una camiseta blanca, tenía tez pálida, su cara era lisa y suave, parecía mucho más joven de lo que era, tenía el pelo de color pelirrojo, sus ojos eran verdes oscuros y fulminantes, como los de un animal listo para atacar a su presa, una cicatriz le cruzaba el cuello hasta la barbilla, era increíblemente fuerte para lo delgado que se veía. Saco una jarra y fue al dispensador de malta. Bajo la palanca y un líquido dorado lleno de burbujas empezó a fluir quedando en la jarra. Cuando terminó el joven con una sonrisa pícara en la cara espero con la jarra en la mano. El viejo levanto su jarra y bebió hasta el último residuo de cerveza. Cuando hizo el ademán de pedir otra el joven pelirrojo se desplazó a la mesa y puso la jarra frente al viejo. Este, no disimulo su asombro.-Vaya, Pen, siempre me sorprendes-El viejo le dedicó una cálida sonrisa, "Pen" le devolvió la sonrisa.-Esto me lo incluyes o que..-Dijo con un dejo de aprovechamiento. El joven miro con extrañeza y cerró los ojos haciendo un sonido con la lengua en signo de desaprobación.-No es necesaria la falsa modestia- Dijo con modestia.-No te preocupes, considéralo un "regalo de parte de la casa", pero a cambio, aumentarás el volumen de voz y me dejara escuchar la historia mientras lavo los platos, le parece? El viejo espero y sonrío en júbilo. Asintió mientras se preparaba para un gran relato. Pen, volvió detrás de la barra y preparo una tinaja de madera con agua y jabón, saco la esponja y se preparó. -Bueno, como decía, les voy a contar historia de el líder del "Viento del norte", Bael. <<Nadie sabe con certeza el origen del capitán, unos dicen que apareció en una tormenta rauda y feroz, otros dicen que surgió del vacío caminando sobre las arenas con sus pies descalzos, solo se sabe de su escuadrón de élite, el viento del norte, los más temibles guerreros y magos que han existido se unieron para crear una fuerza élite capaz de lidiar con cualquier problema. El rey tenía más confianza en su elite que en su guardia personal, estaba compuesto por 3 guerreros, una hereje y un clérigo. Cada uno,<<se rumorea>>, tenía un regalo sagrado.>>-Alto!-Se hoyo del otro lado de la barra, Pen, levante su mano mojada haciendo que pequeñas gotas de agua gris le corrieran por el brazo lampiño, como intentando escaparse de su madre.-Estas contando la historia del Viento? O de Bael? Dijo con molestia en el tono, y volvió a concentrarse en fregar el plato. El viejo frunció el sueño y prosiguió.<<Bueno, al parecer les contaré la historia de la "desgracia de Ylithril". Se dice que Bael apareció del bosque sosteniendo el cuerpo de una mujer, pelirroja como el mismo. Y al frente las tropas de Ylithril empezaron a avanzar prominentes ante el hombre, Bael, quien tenía unas marcas en su cuerpo mezclándose con su ojo derecho, gritó desgarradoramente. Los hombres frenaron en seco ante el grito. Pero uno de los caballeros: Arthur Pendragon, real caballero y líder del ejército, avanzó hasta quedar cara a cara con Bael, y de un movimiento grácil, le corto el brazo.>> El Niño que escuchaba atentamente, tenía una sonrisa amplia en su cara, pero Pen... Su expresión se había ensombrecido ante el relato, como si un fantasma del pasado estuviera torturandole los recuerdos. Algo le pasaba, el viejo no lo noto y prosiguió su relato.<<..-El brazo, Bael inmóvil y con una expresión inerte, colocó su palma restante encima del penacho de Arthur, este salió disparado varios kilómetros, segun dicen, ante la indignacion de ver perder a su más grande líder, el ejército emprendió marcha para acabar con el guerrero. Bael, quien yacía inmóvil, levantó su brazo cortado del suelo y lo sujetó contra el corte, sus marcas empezaron a tintinear levemente, y después empezaron a brillar. Y como por arte de magia, el brazo se pego al cuerpo como si nada hubiera pasado. Ahí fue cuando el ejército perdió la esperanza. Bael, levantó ahora su brazo derecho al aire, derrepente unas llamas negras derritieron la camisa blanca que llevaba, dejando ver el brazo cubierto completamente por las marcas y quedando negro azabache. Ahora, no se bien lo qué pasó, nadie sabe en realidad, solo se sabe, que al amanecer del otro día, el reino de Ylithril, desapareció con toda su gente, quedando solo un gran hueco negro en su lugar, algunos dicen de que desintegró el reino, otros, de que lo transportó a el vacío.>>El Niño no pudo contener su expresión de alegría y grito en júbilo.-Escuchaste Pen? Dijo con sorprendido esperando su aprobación en el jefe de la taberna, este tenía una expresión sombria, perdido en sus sentimientos. El joven insistió y saco a Pen de sus pensamientos, este asintió aún grave. -Pen, te ha pasado algo?-Pregunto el anciano mientras se levantaba de la mesa, Pen sin dejar de mirar al suelo contesto.-Si, en Ylirthil murió un querido amigo mío. El viejo, preocupado pidió perdón por la mirada, dejando su cerveza a medio beber, agarro la mano del niño, se despidió y salió de la taberna. Y el joven pelirrojo quedo solo, solo como la ultima llama en un montón de cenizas, una burla a lo que antes fueron, solo, como una hoja marchitada en el suelo, mientras sus similares estaban colgadas y aún tenían su verde júbilo. Pen, dejó la tinaja, y guardo los platos, acto seguido, cruzó la barra y se sentó en un taburete con las manos en la barbilla, pensando en mil cosas, pero a la vez en una, había olvidado su pérdida en Ylirthil, como después se había escondido abriendo una taberna en un pueblo alejado de la capital, donde los guardias no lo buscarán por su crimen, "Pen", el sobrenombre que le tenía a su mejor amigo, se había adueñado de el para esconderse como una pequeña rata.Absorto en sus pensamientos, el muchacho, dejó su camisa negra y se quedó en su camiseta blanca. Era hora de limpiar las mesas del vacío local, saco un paño de género púrpura que había comprado por dos imperios en los mercados de Ylithril, antaño. Agarro el paño y empezó a restregar las mesas con sumo cuidado, haciendo un vaivén de forma suave y constante. Mientras silbaba una alegre canción de "los cantos de Fharaim", una obra que vio en Heynesys. Pero algo lo saco de su tarareo, un sonido metálico y agudo, eran unas botas de caballero, Pen tenso su cuerpo y se fijó en las pisadas, eran distorsionadas y débiles, nada parecidas a la de un caballero orgulloso y egocentrico, capaz de desenvainar su espada ante cualquiera que se le oponga. Un estruendo derribo la puerta de madera, resquebrajándose en mil astillas que se estancaron en las paredes. Pen sintió el aire pesado, y mientras respiraba con dificultad, la escena se volvió a repetir, una y otra vez. Rompiendo la puerta 5 veces y reponiéndole 4 más. Pen sentía que sus pulmones pesaban como 2 kilos de hierro bruto, había olvidado lo que se sentía respirar en el vacío. Un humanoide, de dos metros y medio y un color púrpura. Pen, se levantó jadeando y puso su mano derecha sobre su cara, pasado unos segundos la saco y una extraña marca negra apareció sobre su ojo derecho.-Que quieres Luc.-Exclamó con un tono de voz diferente, había perdido su calidez y amabilidad, había ganado seriedad, hostilidad y oscuridad, pero, aún conservaba un lejos humano. El ser denominado como Luc, sonrió maliciosamente.-Ohh, querido hermano, solo te vengo a encomendar una misión.-Dijo con sarcasmo y falsa cordialidad.-Según el padre, eres el más capaz de la familia, Bael. La piel del pelirrojo se erizo al escuchar ese nombre. "Luc" chasqueo los dedos haciendo que la escena tuviera un final, la puerta fue rota en mil astillas, una llegó al cuerpo del humanoide, la cual ardió en una llama blanca. -Sabes bien que ya no hago trabajos para Padre, dile que busque a otro.-Dijo sentenciando enojo y marcando la ultima palabra de forma exagerada. Bael miro alrededor y noto que a pesar de que la escena había acabado, el tiempo se había congelado como una estalactita en el techo de una gélida cueva. -¡No rechaces así a nuestro padre! Gritó el humanoide con rabia. Bael, quien había perdido la mirada detrás de la barra, volvió a mirar directamente a los ojos a Luc, pero no miro superficialmente, miro adentro de ellos, como entrando a su subcontinente, recordando toda su vida, entrando directamente como una flecha incrustándose directamente en el alma de Luc. Este, quedó paralizado. -Sabes que tengo que aceptar-Dijo sin dejar de mirar fijamente a los ojos del humanoide.-Ya decepcione a Padre una vez...Y me desterró a este mundo.-Bael cerró sus ojos y las marcas desaparecieron.-Ahora, me vas a explicar de qué se trata todo.-El demonio aún tembloroso abrió la boca.-Se trata de b-buscar al viento del norte para detener al vacío.-Bael giró la cabeza y miró extrañado.-No que Padre está ahí, podría controlarlos.-Luc miró con preocupación al anteriormente conocido como Pen.-Parece que la gente que intenta traicionarlo es el líder del consejo, Selk. "Selk? Que querrá hacer ese loco ahora" pensó Bael.-De acuerdo Luc, haré la encomienda, pero con una condición.-Dijo agravando su voz.-Dile a Padre que si completo la misión...me devolverá mi poder demoniaco. Luc asintió tembloroso aún por esa mirada y desapareció volviendo al tiempo normal. Bael tenía la frente sudorosa, pero recobró el aliento rápidamente, y volvió a sentir los pasos metálicos en el porche, pero esta vez, no dejaría que el entrará. Bael, hace diez minutos que había vuelto a escuchar ese nombre, hace 5 décadas lo habían llamado así, movió la cabeza y respiro hondo. Se dirigió a la salida, cruzó el umbral y se encontró con una sorpresa desagradable, había una armadura des-armada en su porche, era enorme, casi inhumana, movió con el pie las piezas y una esquina blanca sobresalió del hueco del penacho, movió un poco más y vio que era un papel, una carta. El joven se agachó y recogió la carta, la depositó en su bolsillo y con una fuerza sobrehumana despejó el porche de las armaduras dejando las partes encima de una mesa de madera. Bael cruzó la barra y saco un cuchillo limpio, rajo la entrada de la carta de un grácil movimiento, que hizo silbar al aire en un grito de agonía por ser cortado. Saco del sobre una carta la cual tenía escrita 4 nombres: Asid, Chartoun, Dianne y Eliodin. Sintió otro escalofrío al leer esos nombres, los nombres de sus antiguos compañeros. Pasó el dedo con cuidado por el nombre de las personas haciendo que quede una fina película de tinta negra, sintió un relieve solo presente ahí, la volvió a pasar varias veces para asegurarse, no era una arruga, era muy pareja y uniforme, estaba seguro de que era..¿Frai? El lenguaje antiguo utilizado por los monjes ciegos de las montañas de Azar. Solo una persona que conocía podía escribir en esta lengua. La cuarta ráfaga de viento: Asid, de la Zweihander. Otro escalofrío le recorrió la sien cuando sintió un débil tintineo metálico en la mesa, el joven ahora estaba alerta, tomo un cuchillo con el que cortaba las rodajas de pan manufacturadas por el mismo, y lo sujeto con fuerza. Saltó de nuevo sobre la barra y se preparó, se exaltó al ver de nuevo moverse, pero siguió avanzando, no era miedo lo que lo motivaba, si no morbo. Levantó todas las partes revisándola minuciosamente en cada esquina, tan solo le faltaba el casco, este, tenía una forma de lobo. Era bastante grande. El chico levanto el cuchillo, y musitó levemente algo, el cuchillo se prendió en llamas anaranjadas como su pelo, fuego puro. Entonces cuando estaba bajando el arma punzante al casco, se escucho una voz.-¿Eso es magia?-La voz estremeció al chico, quien no pudo contener su risa cuando hoyo esa voz, era aguda, casi cómica, pero tenía un timbre sabio.-Griz? Eres tú? Pregunto alegre.-Comandante, descubrió el agua caliente? Entonces el pelirrojo se hecho a reír, era él sarcasmo que le caracterizaba desde que lo encontró. Tomo el casco y lo sacudió, cayó a la mesa un gato negro con una pata blanca. Sus ojos eran naranjos como una llama.-Que haces aquí viejo amigo!Dijo Bael acariciando el lomo del gato con delicadeza, deslizando su mano por su columna sintiendo su suave pelaje. El gato se vio que disfrutaba del masaje pero se interrumpió y salió del suave tacto.-No hay tiempo, Comandante, Asid está preso en un pueblo cerca de Azar. Lo acusan de Tromentacion. Tromentacion, el acto de usar milagros fuera de la universidad de "Carin". -Que milagro uso para Tromentar algo? Pregunto el joven con delicadeza y preocupación en el tono.El gato saboreo sus palabras, como temiendo escupirlas, sabían la reacción que generarían en el comandante.-Se le acusa de usar un milagro para matar a alguien. Remarcó la ultima palabra, los ojos de Bael se ensombrecieron de nuevo. Bael era alguien problemático, travieso y sin tomarle el peso a las cosas. Sabía que había matado, es más, a veces el mismo ayudaba a matar, pero nadie merece morir por milagros, nadie. -Maldicion...-Bael pensó por un momento, el gato empezó a lamerse su pata con dureza.-Griz, no te importa partir para haya? El gato lo miro y maulló.-Estaba esperando esas palabras, a todo esto, que bonita pocilga te conseguiste. Dijo con soberbia. El joven indignado agarro al gato y lo lanzó.-Mañana a la primera alba saldremos, te sirvo algo? El gato quien se incorporó hizo un gruñido.-Un cerdo, con licor de miel. El joven no tardó en traer el pedido. El gato se abalanzó sobre el embutido, y después de saciarse bebió. Mientras, Bael subió a la segunda planta del lugar y bajo trayendo consigo unas mantas. Las puso sobre una mesa y toco está haciendo un gesto de "aquí dormirás".-Me voy a dormir gato, mañana nos vemos. El gato ni se inmutó mientras tomaba el licor, y suspiraba de regocijo. Bael subió las escaleras lentamente e ingresó a su cuarto, era pequeño, tenía una cama, un escritorio con una hoja y un tintero al lado sellado, una pluma de ave y una lámpara Tromentaria de tenue luz púrpura. Además contaba con un armario con dos camisas, dos pantalones y dos pares de botas. Fuera de eso solo quedaba una ventana que daba a la calle de Turbletown. Al entrar a su cuarto, puso su camisa blanca encima del escritorio y se tendió en la cama. Tromentacion, ehh? Que tipo de estupidez habría hecho Asid para ser acusado de eso. Sabía que iba a abandonar su vida de tabernero, pero le intrigaba el volver a viajar por los confines del reino. Le intrigaba ver a sus compañeros antiguos de nuevo. Le intrigaba el pedido de Luc. El animal creía que había aceptado tan temeraria oferta por el, pero en su interior, quería volver a ser el de antes. Un demonio.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2017 ⏰

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