Mi tierra grita por falta de agua,
Por falta de sangre, de orgullo y de lana,
De abrigo y de casa, de lluvia y de acacia,
Grita por fuera y se ríe por dentro,
Pues sabe que nunca le será devuelto,
Las horas, los dias, las noches despierta,
El ayuno de voces que clamaran por ella,
La llanura llora agua seca en mejillas de arena,
Y el valle sollosa ríos fantasmas de agua dulce,
La cierra busca de nuevo su soporte,
Pero se desvanece a los pies de la montaña,
Los ríos rojos ruegan a Rha por si existencia,
Y piden misericordia de su sed,
Las musas del Nilo buscan los surcos de antaño,
Y los blancos brotes de trigo en el barro,
Olvidando que la sandalia egipcia no se ha movido en años,
Los tornados mudos nipones buscan tierra en el mar,
Y los tifones intersecan los corales en busca de vida,
¿Que será de Bishamonten?
Si ya no hay a quién declarar la guerra,
¿Qué será de Ares?, si su arte se perdió en los pedregales escarlata,
Pero si algún día reverdecio el mundo,
Después de los imperios de antaño,
¿Cómo no reverdeció después de nosotros?
¿Cómo siguió muerto y putrefacto en el sótano del universo?
¿Cómo destruyó lo que lo estaba salvando de si mismo?
Así fue pángea de caprichosa,
Que no perdonó a unos pocos insensatos,
Y rio en cara de los inocentes,
Pero al fin de cuentas,
Acabo con el monstruo humanista.