Parte Única

602 105 9
                                    


—1, 2, 3... y 4— decía Jimin mientras terminaba aquel paso en una postura perfecta frente a un Yoongi con la boca abierta y los ojos brillosos.

—¿Lo entendiste, hyung? — volvió a hablar Jimin con la respiración agitada.

—Lo siento, Jiminnie, me perdí de nuevo, ¿podrías hacerlo una vez más? — dijo Yoongi con una expresión de confusión total, obviamente fingida.

Y es que Yoongi amaba ver a Jimin bailar, como se movían sus perfectas piernas en sincronización con todo su cuerpo, como movía las caderas y deslumbraba brillo por si solo. Amaba que Jimin usara aquel minúsculo short, que le marcaba el trasero y dejaba a la vista sus bien formados muslos, dejando que se deleitara ante aquella majestuosidad. Yoongi podría mirarlo por miles de horas y no cansarse nunca.

—Yoongi hyung, esta será la última vez, por favor, preste atención— bufó Jimin harto de la situación.

Yoongi asintió y sonrió ante aquella reacción, otra cosa que amaba de Jimin era como fruncía sus esponjosos labios cuando se enfadaba.

La música empezó a reproducirse de nuevo y Jimin comenzó a moverse. Sus pasos eran perfectos e iban sincronizados a la música. Mientras de su boca salían el número de pasos correspondientes y gotas de sudor se resbalaban por su cuello. Yoongi se preguntaba miles de veces que había hecho de bueno en su vida pasada para poder deleitar aquello.

Cuando la música acabó, Jimin se dejó caer en el piso de aquella sala de ensayos, recuperando el aire perdido. Yoongi no podía dejar de mirarlo ni un segundo, notando como el pecho de Jimin subía y bajaba mientras la camiseta blanca que llevaba puesta se transparentaba con el sudor y se pegaba a su cuerpo dejando relucir debajo un atisbo de los pezones del menor y sus marcados abdominales. Su ateísmo se fue a la basura al ver al dios en carne y hueso frente a él.

—Hy-hyung, deje de mirarme y empiece a practicar, yo lo veré desde aquí— habló Jimin mientras se sentaba frente al gran espejo.

Yoongi puso la música e hizo la coreografía sin problema, la había visto algo de 10 veces y la costumbre le había ayudado a aprender coreografías rápido. Jimin lo miró serio mientras dentro de él crecían unas enormes ganas de asesinarlo y hacerlo gritar hasta que le ruegue que deje de golpearlo.

­—¿Que tal estuvo? — preguntó Yoongi conteniendo al máximo la risa que deseaba salir de su boca.

—No entiendo porque acepté enseñarle la coreografía yo solo— musitó por lo bajo—Pero bueno, hyung, hagámoslo juntos un par de veces y daremos por terminada la práctica, ¿está bien?

Yoongi asintió colocándose a un lado de Jimin y viendo como este reproducía la música en los altavoces, así unas 5 veces. A la sexta vez cuando ya tenían la coreografía a la perfección, ambos se dejaron caer en el suelo de madera, se miraban a los ojos mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro sudado de ambos al saber que lo habían hecho bien y estaban listos para el ansiado concierto de Seo Taiji.

—Bien hecho, hyung— le dijo Jimin a Yoongi mientras se acercaba a él con una toalla y secaba las gotas de sudor que recorrían la cara y el cuerpo de Yoongi.

El mencionado tan solo cerró los ojos sintiendo las manos de Jimin ir venir por todo su cuerpo. No podía evitarlo, simplemente no podía evitar tensarse cuando Jimin hacía ese tipo de actos de manera inocente sin imaginar que en realidad le causaba fuertes sacudidas a su frágil corazón, enamorándolo más si es que eso fuera posible.

­—Minnie, no crees que merezco un premio por haberlo hecho estupendo? —dijo Yoongi con la vista fija en Jimin cuando este pasaba una toalla limpia, secando el sudor.

—U-un premio? P-pero usted siempre lo termina haciendo estupendo, ¿por qué querría un premio?

—Por eso mismo Minnie, siempre lo hago de maravilla y jamás recibo algo de recompensa, es injusto, ¿no lo crees? — Yoongi estiró los labios formando un tierno puchero.

—Está bien, Yoongi hyung, ¿qué le gustaría de premio? Ya tiene muchos rolex...

—No quiero un nuevo rolex, Minnie... quiero un beso.

—Un b-beso? — Jimin lo miró confundido y una extraña comezón se instaló en su estómago.

—Si, Minnie, un beso— Repitió Yoongi.

—P-pero hyung, q-quien va a darle el be...­— Jimin abrió los ojos y se quedó mudo de repente. Yoongi se había acercado más de lo que solía hacerlo a su rostro y miraba sus ojos fijamente, poniéndolo nervioso.

—¿Quién va a darme el beso? Por su puesto que tú lo harás, Jimin, ¿quién mas lo haría?— respondió a la pregunta que Jimin no había terminado para a continuación estampar sus labios a los de Jimin.

Fue un pequeño toque, no quería asustar a Jimin con aquello. Sin embargo, no espero que al separarse Jimin tuviera los ojos cerrados y con los labios estirados, esperando por más. Obviamente Yoongi se lo iba a dar, así que se acercó a él y nuevamente tocó aquellos regordetes labios mientras sus manos se dirigían a los rosados cachetes de Jimin, empujándolo a abrir la boca. Sorpresivamente este abrió la boca sin poner pegas y dejando a la lengua de Yoongi intervenir en aquella inexplorada cavidad.

No midieron el tiempo, pero al parecer estuvieron largos minutos besándose, tanto que el aire parecía estar extinguiéndose de sus pulmones, obligándolos a cada uno a separarse. Chocaron sus frentes aún con los ojos cerrados, respirando agitadamente, esta vez no por el baile sino por el beso. Jimin estaba sonrojado a no dar más y Yoongi tenía una sonrisa que estaba seguro no se borraría durante un buen periodo de tiempo.

Ninguno dijo nada durante unos minutos. Jimin una vez recuperado tan solo abrazó a Yoongi y escondió su cabeza en el cuello de Yoongi. Este acariciaba los suaves cabellos rubios del menor.

Definitivamente la presentación para aquel concierto de Seo Taiji, sería su favorita.     

Practice~~ YoonminWhere stories live. Discover now