Una luz que se apagó.

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-¡Vos no podés salir a donde quieras y cuando quieras! ¿Entendés?

- ¡No! No lo entiendo y nunca lo compartiré.

- ¿El qué nunca compartirás?

- Mi amor. Todo el amor que yo tengo aquí dentro, jamás será tuyo, a pesar de que a ti no te importe en absoluto. Solo me quieres como otra pieza para tu colección. - Respondió Thelma con firmeza.

- Me voy a dormir, ya estás diciendo estupideces. Tomá tus píldoras antes de hablar.

- ¡Sí! Andate, como hacés siempre con todo lo que sabés que vas a perder.

Al pronunciar estas palabras, Diego ya se había ido. Thelma se levantó como pudo de la cerámica helada y observó con melancolía las gotas de sangre.

- ¡No quiero limpiar el piso ahora! ¿Me escuchaste Diego? ¡No quiero más! No quiero más esto, no más, ya no puedo... Estoy tan cansada, solo quiero ser libre, sentirme libre.

Thelma se paró frente a la puerta con tejido y se percató de la nube de mosquitos que estaban alrededor del foco, la luz parpadeaba incesante.

Salió hacia afuera y caminó lentamente, tambaleándose. La situación le hizo recordar a esas noches de fiesta en aquellas épocas donde era joven, también se tambaleaba así cuando salía del boliche a causa de los daikiris con vodka, las caipiriñas, los mojitos. La diferencia entre esas noches y ahora, es que antes era feliz y hoy ya no.

En su caminata sin rumbo llegó a dar con la playa, era una noche de verano donde la alegría y las risas envolvían a cualquiera, menos a Thelma. ¿Por qué ella no podía deshacerse de todo este peso acumulado en su pecho? Siempre ahí, presente, como si le recordara cada día en cada momento que está desperdiciando su vida, y por alguna razón, presiente que no va a recuperar esos años perdidos.

Permitió que la marea acariciara sus pies. Parecía que el océano,específicamente, la playa de Aguas Dulces, era lo único que la quería, que la valoraba. "Él sí me ama" fue el pensamiento que recorrió la mente de Thelma. Una sonrisa espontánea floreció en el rostro esta mujer con tanto amor para dar. Sin embargo, ella sentía como si una ola la hubiera abatido, la hubiera revolcado contra la arena y los mejillones, como si piedras y corales filosos le hubieran cortado la esperanza de ser libre, se sentirse volátil, liviana. Los momentos donde experimentó felicidad, fueron tan efímeros.

Un cangrejo que le pellizcó el dedo pequeño del pie derecho la despertó de esa burbuja de nostalgia y tristeza en la que se encontraba.

Mientras dejaba suavemente a su nuevo amigo sobre una roca, un apagón azotó el balneario de Aguas Dulces. Gritos de escucharon, pero luego todos se sumieron en un silencio aplastante para algunos, sereno para otros. Pero para Thelma, ese fue el silencio que abría la puerta hacia la oportunidad de ser libre.

Ella solo quería ser feliz, al menos un instante... Si el mar la amaba...¿Por qué no entregarse a el? Poco a poco, comenzó a caminar mar adentro, su camisón azul se empapaba lentamente, al igual que ella.

Lo último que sintió el alma de Thelma, fue libertad.

Y así fue como al encenderse nuevamente las luces, la profunda oscuridad se había llevado consigo una luz que no podría iluminar nunca más.

Vivió en la penumbra, y en la penumbra se fue.

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⏰ Last updated: Sep 04, 2017 ⏰

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Una luz que se apagó. (Relatos cortos)Where stories live. Discover now