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Hace una fría mañana digna del mes de Julio, un nuevo ciclo empieza y la alarma me indica del modo màs escandaloso posible que debo dejar los brazos de Morfeo.

Me estiró con nostalgia porque estas vacaciones fueron de lo mejor, estas cuatro semanas se fueron tan ràpido entre los paseos con mi novio Emmanuel, mis amigas y tiempo con mi madre, apenas y alcancé a respirar.

Seguro los profesores se la pasaron meditando como jodernos màs este ciclo.

Me meto a la ducha y siento el agua recorrer mi cuerpo, ese templo que guardaba todos mis deseos reprimidos, mis placeres ocultos.

Luego de una hora estaba lista para ir a clases, estaba nerviosa porque este ciclo inscribí Finanzas Internacionales y la verdad soy muy mala para las matemáticas y todo lo que conlleva. Por eso elegí esta puta carrera, para no llevar números y ahora la universidad nos sale con esta mierda cuando nos cambió el pensum.

Opté por ropa sencilla, regularmente iba así a clases, excepto cuando me tocaba exposición que escogía lo màs ajustado posible porque en el fondo me encantaba ver cómo los catedráticos me miraban el culo, amaba sentirme deseada. Sé que son malos pensamientos, soy religiosa y una mosca muerta, en pocas palabras soy una puta reprimida que se da golpes de pecho para presumir que es "perfecta", pero como le gusta ver pornografía a escondidas y fantasear con ser la protagonista.

Saqué esos pensamientos de mi mente, bajé las escaleras y saludé a mi madre que como toda mujer de 50 años se veía tan activa, tan llena de vida con el cabello negro como el mío pero corto que después se dirigiría a trabajar. Tanto ella como yo éramos personas con recursos un tanto limitados, ella era la única que trabajaba en casa, yo lo haré al terminar la carrera. Lo positivo es el dinero mensual que mi padre me deposita en la cuenta todos los meses, ojalá también depositará un poco de su amor el desgraciado.

- Mi princesa Helena, buenos días, ¿ya estás lista? - sonrió.

- Mamá te amo, pero no me digas así. Ya estoy lista, la verdad no quisiera ir por ser primer día, pero ni modo - bostezo.

- Ven hija, desayuna conmigo y me cuentas -

- No puedo mamá, tengo que irme. Adiós y que tengas un buen día en el trabajo -

Tomé un sandwich de la mesa, besé la mejilla de mi madre y salí a esperar el autobús mientras veía el cielo nublado. Lo único que faltaba, que empezara a llover, fruncí mi ceño por mi mala suerte.

Cuando me bajé y entré al campus de la universidad, me encontré a una de mis mejores amigas, Aly, cabello castaño, de mi estatura, osea bastante enana y ojos verdes que volvían locos a algunos de mi clase, pero que ella ignoraba porque estaba casada.

- Helena, necesito que me acompañes pronto a la florería a recoger un regalo para mi marido, ¿puedes? Anda dí que sí, que Angelique nos guarde puesto, ya le escribí -

Me tomó del brazo y antes que yo aceptara empezó a correr arrastrándome con ella, yo era de esas personas que le costaba decir no.

- No sé ni porque te hago caso. Si el catedrático nos regaña por llegar tarde te arrojaré desde el quinto piso -

- Por favor nena, no estamos en el kinder para que nos regañen por eso. Y ¿ya viste en el sistema virtual quién será el profesor de finanzas?-

Asentí porque casi no tenía aliento para correr, era muy mala para eso. Así que me detuve y le exigí que caminaramos como gente normal, toda la gente que estaba alrededor nos miraban extraño.

- Está bien, relájate. Y ¿quién es el nuevo profesor de finanzas? -

- Un tal Federico, pero su apellido era raro no lo recuerdo. Lo único seguro es que esa materia serà una mierda con el tal Federico que revienta de gordo hablando de putos números. -

Placeres ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora