Capitulo I: Tampa, Florida

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Lisa de 17 años vivía en Tampa, Florida. Ella no estaba pasando por un buen momento cuando tuvo que enfrentarse con el mal cara a cara.

Lisa McVey

Mi trabajo consistía en vender rosquillas, era el mejor lugar para mi, las rosquillas me hacían sentir bien, era camarera, hablaba con los clientes, hacia pedidos y limpiaba las mesas.

En casa todos era distinto, vivía en una casa remolque, siempre estaba sucia, mi madre era alcohólica y drogadicta, a mi hermana y a mi nos golpeaba al igual que sus novios.

Tiempo después nos acogió una familia sustituta, nuestro hogar sustituto era mucho peor que el nuestro, mis padres sustitutos solían encerrarnos en el sótano a oscuras todo el día cuando se iban a trabajar y lo único que teníamos para comer era alimento para perro.

Al final nos fuimos a vivir con nuestra abuela y su novio, él me arrebato la infancia y mi inocencia, hizo que dejara la escuela para trabajar, ya que él no trabajaba, no quería vivir ¿Para que? Estaba arruinada ¿Quién me querría?.

Mi jefe me había pedido que trabaje doble turno, eso me alegro porque me asustaba volver a casa, decidí que esa noche al llegar a casa me suicidaría, salí a las 2 de la madrugada del trabajo, tomé el camino habitual hacia casa, me sentía feliz porque al llegar a casa terminaría está pesadilla.

Narrador omnisciente

En su corta vida Lisa a sufrido demaciado, lo que no sabe es que las cosas están por empeorar...

Hubo una serie de asesinatos en Tampa sin resolver, es decir que había un asesino en serie suelto.

Los del FBI suponían que era un hombre blanco de 25 a 35 años y de altura promedio, el parecía ser psicológicamente normal y socialmente hábil e incluso era muy amable, siempre atacaba a prostitutas, las invitaba a subir a su auto y como no parecía una persona peligrosa lograba que aceptaran.
Una vez que se subían a su auto las llevaba lejos, las violaba y luego las estrangulaba.

Era un asesino inteligente, dejaba los cuerpos tirados y borra todo rastro de evidencias para luego desaparecer a plena luz del día.

Lisa McVey

Al llegar a un lugar iluminado me llamó la atención un auto estacionado frente a la iglesia, me parecía extraño la verdad.
Entonces alguien me hizo caer, grite desesperadamente lo más fuerte que pude, no entendía lo que sucedía hasta que sentí el frío acero del arma que me apuntaba.

Me arrastro hasta el auto que estaba en la iglesia gritándome que me callara o me mataría, abrió la puerta del conductor y cruce para el otro lado, recuerdo haber mirando al suelo y ver un gran cuchillo esos que se ocupan para ir al bosque o para cazar venados, me apunto nuevamente y me dijo " Si me haces pasar una buena noche y me gusta, te dejaré ir" me hizo quitarme la ropa y después me amarro las manos y los pies para luego vendarme los ojos, yo sólo pensaba en no morir y le suplicaba a Dios que me ayude, sentía deseos de vivir es complicado de explicar, pero lo encontré en el fondo de mi alma y haría todo lo que fuese para sobrevivir.

No tenía ni idea a donde íbamos, hasta que llegamos al destino, podía ver un poco a través de la venda veía ramas y hojas, esperaba a que alguien me estubiera buscando o que a alguien le importara.

Para mí sorpresas el secuestrador me pidió que me pusiera mi ropa y la dejo sobre mis piernas, dejó libres mis muñecas y mis tobillos pero los ojos seguían vendados, subimos por unas escaleras y pude percibir que el apartamento olía a nuevo más bien a pintura fresca, me obligó a tomar una ducha y me quitó la venda, no abrí los ojos en ningún momento y se metió conmigo a la ducha para comenzar a bañarme, él actuaba como si fuera una escena de amor real; a mí parecer me daba asco era repulsivo; después de ducharme me tiró al suelo y me violó de todas las maneras posibles, fue doloroso, recuerdo que gritaba y el me tapaba la boca, le decía "me duele" y el contestaba con un "cállate perra", me ordeno que durmiera después de amarrarme a una cama y pensé en mi familia, en todos por primera vez.

Al día siguiente me obligó a vestirme y me dió comida, pero no tenía hambre, prendió el televisor y escuche a las noticias buscaban a una joven de 17 años que había desaparecido después de salir del trabajo, me quebré, comencé a llorar y mi cuerpo temblaba no creía que me estaba pasando a mi, me grito que dejara de llorar o me mataría.

Me gane su confianza, él dejaba que hiciera cosas; como ir al baño con la puerta cerrada; trate de dejar rastros en todo su apartamento durante los días que estuve ahí para que supieran que luche por mi vida deje huellas es todos lados hasta debajo de la cama.

Me subió a su auto y me dijo que necesitaba dinero, se detuvo en un cajero y trate de mira por debajo de la venda, fue hasta una gasolinera y dijo que si intentaba escapar mataría a todos los del lugar así que no hice nada, no quería que alguien más saliera lastimado.

Entro a la autopista lo pude sentir por el ruido, momento después freno en un estacionamiento y me dijo que bajara, estaba segura de que me mataría, me dijo que me quedara ahí por 5 minutos, estaba helada y muy confundida yo sólo pensaba en escapar pero no sabía si estaba apuntandome con su arma o se había ido.

Saque la venda y el auto ya no estaba, comencé a rezar y agradecer pero recordé que si me quedaba ahí el podría regresar y matarme, entonces corri, recuerdo haber llegado a la estación de policía y les conté mi historia, ellos no me creían por actuar diferente a otras víctimas, ya que no solté ningúna lágrima.

Hasta que un detective me entrevisto en privado y me mostró una imagen de su hija diciendo que la quería mucho y que si algo le pasará no sabría que hacer y comencé a llorar y volví a contar mi historia.

Narrador omnisciente

Lisa McVey había dado una increíble descripción del hombre y de su auto, los oficiales no podían creer como ella pudo guardar tanta información.

Los oficiales comenzaron a buscarlo y cuando se iban a rendir decidieron ir al barrio de las prostitutas y ahí vieron el auto igual a la descripción de Lisa y al hombre, comenzaron a seguirlo por 78 horas para comprobar si era el, finalmente lo atraparon en la autopista y le pidieron su identidad.

Su nombre era Bobby Joe Long y fue arrogante en el interrogatorio sabía que iría a la cárcel por lo de Lisa McVey, pero jamás imaginó que lo involucrarian con los demás casos.

Finalmente y gracias a las pruebas presentes en el caso lo arrestaron por asesinato de 8 mujeres y por el secuestro de Lisa McVey.

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