Patógeno Oportunista

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Cuando se ofreció a ayudarlo con el estudio durante todo el fin de semana, Katsuki de verdad, pero de verdad que no creyó que iba a acabar así de molido como se encuentra para el domingo, apenas alrededor de las nueve de la noche.

Empieza a preguntarse cómo carajos ha hecho Todoroki para aguantar tres larguísimos años de tan infinita lectura. Porque sí, a Katsuki se le hace que debe haber sido jodidamente extenso todo. Es decir, aquellos para nada simpáticos libracos (que parecen estar escritos en cualquier otro idioma menos el suyo, y que, joder, "ni siquiera tienen una maldita imagen entendible, Shouto, porque miro estas cosas punteadas y coloreadas de acá, y todavía no le encuentro el puto sentido a todo esto") no merecen ser leídos ni dos horas seguidas, a su criterio, y, de hecho, no cree que haya mente que pueda concentrarse en ello durante todo ese tiempo.

—Vamos a repasar un poco, ¿vale?

—Ya no puedo más, por la puta madre.

Al principio, cuando el semestre inició, juró que iba a hacer todo lo humanamente posible por soportar el hecho de que ya no iba a poder pasar tanto tiempo junto a Todoroki, porque ya le habían advertido que ese año iba a ser aún más pesado y cargado que los anteriores. Y cree estar seguro de que no ha creado demasiados problemas en relación a ello.

No. Se ha comportado genial. Y eso de por sí es una rareza en él.

Bueno, también tiene que admitir que, alguna que otra mañana, ha hecho malabares en su mente para no irrumpir en el vestidor del apartamento que comparten —el lugar favorito de Shouto para estudiar durante las largas horas antes del almuerzo— y proponerle tirarse al sofá a ver alguna peli de terror o el torneo de tenis que se está disputando en el momento. Que, alguna que otra tarde, al volver del trabajo de medio tiempo que se ha conseguido, le ha costado millones aguantarse las ganas de agarrarlo de los pelos y arrastrarlo del balcón a la calle —porque resulta que ese tipo adora leer fuera, cuando puede observar todo el trayecto que realiza el sol, antes de ponerse; dice que ello lo ayuda a concentrarse, o lo que sea—, pues le encantaría salir a caminar o realizar alguna otra actividad física en su compañía, pero al final tiene que arreglárselas e ir a dar vueltas por el parque, como todo un pelotudo, completamente solo. Y que, joder, alguna que otra noche, ha tenido que contenerse al límite para no ir hasta el comedor y exigirle que dejara de preocuparse tanto (de todos modos vas a aprobar, pedazo de mierda) y quemar tantas neuronas con lo mismo ya que, maldita sea, seguro que las pelotas les están por estallar, a ambos, debido a la tan poca acción de los últimos tiempos; y Katsuki realmente ha trabajado muchísimo ya por comprender a Shouto y ponerse en su lugar. Y, bien, no ha hecho nada de lo que había querido. Así que se ha portado de maravillas.

El caso es que, ahora que ha llegado la época de los exámenes de final de semestre, toda aquella catástrofe se ha triplicado.

A decir verdad, a él no le ha costado demasiado aprobar todo a la primera, porque en realidad, sus exámenes se habían basado en la aplicación de esas putas fórmulas en algunos problemas y en la profunda interpretación de aquellos inmundos e inservibles artículos de investigación que la profesora de Metodología les había proveído al iniciar el año. Ah, y en prestar cuidadosa atención a los balances que tenían que ordenar -porque ahí estaba la parte más jodida de todo, lo de equivocarse un maldito número y tener que hacerlo todo de cuenta nueva- en toda una mañana. Así que le había puesto un poco de empeño y había llevado sus folletos y apuntes de las clases a todas partes, incluyendo la tienda en la que atiende durante las tardes. Y todo ello lo había llevado a conseguir la victoria.

Patógeno Oportunista [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora