Lies.

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Las gotas de sudor caían desprevenidamente por la tersa piel de la asiática, mezclándose con el cabello castaño que ella poseía, provocando así que este se adhiriera a su frente.

—Ja-Jamison, ah...— gesticulo la climatóloga, siendo interrumpida por las embestidas que le estaba propinando el australiano.

Fawkes acelero el ritmo de sus penetraciones, colocando las palmas de sus manos a cada extremo de la cintura de Mei, para empujar su miembro en lo más profundo de la cavidad de la científica y de esa manera lograr que ambos lleguen al orgasmo más rápido.

—No-no puedo aguantar mu-mucho más— declaró Zhou, mientras su cuerpo comenzaba a causarle pequeños espasmos, producto de la ola de excitación que se avecinaba.

Una sonrisa ladina se formó en los labios de Junkrat y poco a poco se empezó a aproximar al rostro de Mei, solo para admirar como ella llegaba al clímax. De más está decir que solo la observaba para ver cómo se las arreglaría para no gritar al culminar, ya que se encontraban en el laboratorio de la chica en la sede de Overwatch, y todo el personal andaba activo a esas horas.

Mei cerró los parpados y apretó los labios, a la par que Jamison le daba la última estocada y él también eyaculaba en el condón de látex que tenía puesto.

El cazarrecompensas suspiró ante el éxtasis de sensaciones que estaba teniendo en su vientre y dirigió su mirada hacia su amante, que se dedicaba a regular su respiración, aún con los ojos cerrados. Sin pensarlo dos veces, elimino los centímetros que los separaban y unió sus labios con los de la asiática, a lo cual ella le correspondió con necesidad.

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El australiano termino de abotonar su camisa amarilla y deslizo la corbata negra por su cuello para comenzar a hacer el nudo.

—Es hora de que te vayas, Jamison, la reunión comenzará en 30 minutos y no podemos llegar juntos— exclamo Mei, desde el marco de la puerta del baño, donde yacía acomodándose las zapatillas blancas de tacón que usaría esa noche.

—Te veo en la fiesta, Snowball— el ladrón se levantó del borde de la cama y caminó en dirección a ella, para sujetarla por la cintura y propinarle un beso en la comisura de los labios.

—Te amo— los labios de la climatóloga se curvaron en una sonrisa por la reciente muestra de afecto por parte de Fawkes y sus mejillas se ruborizaron levemente.

—Yo...me tengo que ir— Junkrat entró en pánico y rápidamente desapareció de la habitación, con un nudo en su corazón, ¿cómo había terminado así?

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—Recuerda llegar a tiempo a la cena, la comandante Amari no es alguien muy paciente— añadió la morena, mientras peinaba sus largas hebras castañas con el cepillo que tenía en mano.

—Lo sé, camarada, llevas toda la semana repitiéndome lo mismo— contesto el australiano, bebiendo el ultimo sorbo de su caja de jugo de naranja.

—Es la técnica más eficiente que tengo para evitar que se te olviden las cosas— dejo el cepillo en el tocador frente a ella y se volteo en su dirección, para observarlo detenidamente.

—¿Qué? ¿tengo sarpullido de nuevo?— el australiano inmediatamente miro sus brazos para comprobar que no tuviera la molesta enfermedad que había mencionado, y al percatarse de que su piel estaba intacta, clavo su mirada en la morena.

—No, es solo que aun no comprendo porque tienes que ir a ver a Mako tan temprano, cuando ya habíamos planeado ir a desayunar juntos después de todo este tiempo que estuvimos separados— murmuro la arquitecta, acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Ya te dije, preciosa, se le olvido comprar el traje que va a usar esta noche y me llamo para que le ayudara a elegir uno— exclamo el cazatesoros, colocándose una camisa amarilla sobre su torso delgado y desnudo.

—Espero que realmente valga la pena— Symmetra se cruzó de brazos y posiciono sus ojos en otro lugar de la habitación en el que no estuviera su pareja. Estaba enfadada, ya que desde que regreso de la sede de Overwatch en Inglaterra, había programado un almuerzo especial con su novio para platicar y contarle sobre sus experiencias en King's Row, y todo parecía ir a su favor, pero durante el transcurso de la madrugada, el australiano había recibido una llamada por parte de su mejor amigo, en la cual le pedía que se reunieran en el centro comercial para que le echara una mano en su búsqueda de un traje para el aniversario de la organización que se llevaría a cabo esa noche. Contemplando la situación desde esa perspectiva, Satya se sintió avergonzada, estaba haciendo un capricho por nada.

—Bueno, cariño, tengo que irme— Fawkes diviso la hora en su celular y después emprendió camino en dirección a la puerta de su habitación.

—Espera— las palabras de Vaswani hicieron que el mercenario se detuviera en seco y volteara a verla —Te amo, Jamison— Satya sonrió y elimino los centímetros que separaban sus rostros, para poder propinarle un pequeño beso.

—Yo...— el ladrón se puso nervioso —Me tengo que ir— cruzo el marco del dormitorio y cerró la puerta detrás de sí.

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Estaba atrapado entre dos mujeres, dos mujeres maravillosas, pero sólo amaba a una, Mei-Ling Zhou.

¿Por qué no simplemente acababa con el falso amorío que tenía con Satya? Varias veces se lo había planteado, pero nunca hallaba una respuesta congruente. La quería, pero no la amaba como a la climatóloga. Tenía una necesidad de estar cerca de la arquitecta, tal vez la frase de que los polos opuestos se atraen era cierta. 

Él era caos, ella era perfección, y lo único que estaba haciendo era arruinar a Satya Vaswani.

Lies [One-shot Meihem/Junkmetra]Where stories live. Discover now