ultima vez

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Ana
Ambos sabíamos que hacerlo estaba mal, ¡pero carajo! cada encuentro era más intenso.
Después de prometer no llamarle, no pude resistirlo, ahí estaba de nuevo con el celular en mano marcando.
-Hola ¿Podemos vernos?
-Pero habías dicho…
-No me importa lo que dije, dime si puedes o no.
-Yo siempre quiero… nos vemos en el mismo lugar y a la misma hora.
-Hasta entonces.

Colgué.

Llegó como todos los encuentros, después de mi. El hotel de siempre. La habitación era la misma, todo estaba en orden como a él le gustaba.

No podía negarlo, estaba mojada. Mi mente volaba y mi sangre hervía esperando el encuentro. Dos meses sin vernos aseguraba que esa noche las sabanas arderían.

Miré como la puerta abría. Se detuvo y me escaneo con la mirada, desnudándome de pies a cabeza.
Me lancé a él.

Me besó sin pensarlo, su lengua entraba hasta mi garganta y nuestra saliva suavizaba aquella intensidad, la desesperación nos envolvió y la respiración de ambos aumentaba cada segundo.
“Te extrañe, perra” murmuró mientras jaló de mi cabello hacia atrás y de un tirón me rompió la blusa.
¡Dios! Jamás lo había visto así, era un animal hambriento y sí, su comida era yo.

Me aventó contra la cama y bajó los pantalones junto con la tanga que vestía.
Sacó su pene y de una me monto sin piedad.
Sentí todo su miembro dentro. Me fascinaba porque era grueso y de la medida exacta para mi cavidad húmeda.
Sujetó mis piernas y como loco entraba y salía de mi v a g i n a.
Me sentía en el paraíso, mi cuerpo era electricidad y hacía choque con él, ¡carajo! estábamos destinados a follar por toda una eternidad.
Me cogió de mil maneras, parecía no tener cansancio, pero a quién quiero engañar, ambos éramos adictos a ese último polvo.

Esa noche fue la mejor de todas que pudo darme ese hombre.
Si, él estaba con alguien más, yo simplemente era su diversión, su otra, su puta…un polvo más.

- Un capítulo el primero esperó su apoyo amigos
-Grey

Erotismo Voraz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora