Comienzos

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One shot dedicado a Darelis, por todo el sufrimiento que ha tenido que soportar estos días atrás he intentado hacer mi mayor esfuerzo para sacar la parte más fluff de mi interior. Es todo un reto para mí, y me ha costado lo mío. Pero con este fic quiero hacerte feliz y esbozar una linda sonrisa en tus labios, Darelis, mi niñita valiente con alma de mujer 3

Comienzos

—Vamos a tener un bebé.

Gajeel la observó anonadado, ignorando los pares de orejas que escucharon la noticia. Tampoco se percató del cuchicheo entre los presentes, ni se fijó en nada más que no fueran los ojos de su amada. Los contempló con suma atención, buscando en ellos un brillo burlesco típico de las bromas.

Mas, en ese mar intranquilo que era su mirada navegaba la verdad mezclada con pequeñas dosis de ilusión y de cierto temor. Ella colocó una mano sobre el rostro de Gajeel, petrificado en una mueca tan sorprendida como acongojada.

—Gajeel ¿me has escuchado?

El azabache asintió, tragando saliva, con las palabras aprisionadas en su garganta. Veía como los almendrados ojos de la joven se aclaraban debido al llanto contenido. Estaba nerviosa, se lo notaba, la conocía demasiado como para no percibirlo. Y quería abrir la boca sin correr el riesgo de escupir un torbellino de sandeces, deseaba estrecharla entre sus brazos anunciándole la felicidad que le aportaba aquella sorpresa y se moría por expresarle cuánto la amaba. Pero en su lugar expulsó un balbuceo ininteligible; un sonido agudo incompresible.

Levy frunció el ceño desconcertada; antes de fallarle de nuevo, le sujetó de la mano y se la llevó a rastras hacia los jardines externos. Ella seguía su paso con dificultad, ya que el joven pegaba zancadas como si fuera una presa huyendo de un zorro. Cuando se posicionaron ante la fuente que presidía el edificio, la peliazul lo frenó.

—Gajeel por favor, puedes decir alg...

Devoró sus labios con desespero, rodeando la cintura con sus fuertes manos y presionando con suavidad sobre la curvatura que separaba las costillas de las caderas, ese rincón sensual que tantas veces había mordisqueado.

La besó mezclando la pasión desenfrenada con la ternura de acariciar con la lengua la carnosidad de sus suaves labios, mientras deslizaba la palma de su mano hasta la tripita femenina, donde una criatura se gestaba.

Un ser formado por ambos.

El fruto de su amor.

Hundió la cabeza entre la piel fina de su cuello, dejando escapar la respiración agitada, inhalando el perfume natural de su cuerpo mezclado con el aroma de su cabello. Más dulce, más maduro. ¿Cómo lo había pasado por alto? Las evidencias estaban claras, su propio olfato se lo anunciaba. Incluso alguien que no fuera un dragon slayer lo hubiera notado. Aunque Gajeel no se caracterizaba por ser el típico genio, ni por tener aires de detective. Él simplemente disfrutaba del tiempo con su enana, esa segunda oportunidad que la vida le había brindado.

Juntos había recorrido un mismo camino: se habían mudado juntos, trabajaban con Lily en misiones comunes, compartían intereses, inquietudes, sueños, ilusiones, charlas... y muchas, muchas noches, mañanas y mediodías de caricias incontroladas.

No era extraño que Levy quedará en estado después de las sesiones intensas de sexo apasionado...

Y su orgullo varonil también saltaba de alegría en su fuero interno: había dado en el clavo. Era una actitud infantil, bien lo sabía, aunque no le importaba. Lo importante es que tenía mil y un motivos para arrancarse una canción improvisada desde el alma para proclamar a los cuatro vientos cuánto la amaba.

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