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Los chicos siempre desean el juguete de otro

Everly Shannon

La semana paso demasiado frenética. Adaptarme a mi nuevo puesto fue más complicado de lo que parecía ya que los que antes eran mis compañeros de trabajo ahora eran mis subordinados. Al parecer me había convertido en una versión más joven de "Miranda Priestley en el Diablo viste a la Moda". Ya no había bromas ni almuerzos juntos ni escapadas para fumar un cigarrillo en el balcón. Ahora solo había miradas de pánico, susurros y corridas fuera de la oficina. Había tomado por costumbre no cerrar las puertas. Primero no tenía nada que ocultar y segundo me di cuenta de que eso daba la impresión de que estaba vigilando constantemente lo que aumento la producción de documentos de manera considerable.

Frost no había hablado conmigo de manera personal en toda la semana. Al parecer no le gustaba la idea de una mujer pateándole el trasero y aunque no se lo confesé a Brit eso me tenía inquieta.

El viernes recibí una invitación de uno de mis habituales. Erick. Él era dueño de un bar de vinos en la parte alta de la ciudad y de vez en cuando me invitaba una copa, nos habíamos enrollado algunas veces pero el sabía que yo no estaba disponible emocionalmente y él quería demasiado una relación así que decidimos seguir como amigos. Hablábamos. Tomábamos unas copas y luego nos despedíamos de manera amistosa.

 Me despedí de Brit y fui a mi casa as cambiarme. Un vestido al cuerpo negro con la espalda descubierta y unos tacones de raso verde hicieron el atuendo. Llegue en taxi porque sabia que iba a beber y no pensaba conducir.

Erick como siempre fue divertido amable y caballero. Probé varios vinos nuevos que trajo de diferentes partes del mundo. Erick sería el hombre perfecto si tuviéramos química, pero no la había y eso a veces era frustrante. Quería llevarme a casa, pero el bar aun tenía algunas horas para estar abiertos así que le dije que llamara un taxi.

En casa me quiete los tacones y puse a hacer café. Estaba por sentarme en sofá cuando tocan mi timbre. Miro la hora extrañada, hoy Brit salía con Aaron así que no era ella y a menos que mi padre o mis hermanos fueran a hacerme una visita sorpresa no esperaba a nadie.

Abrí la puerta con cuidado para encontrarme una gran sorpresa

_ ¿Frost?_ digo confundida

_ no, soy el conejo de pascua Shannon_ dice y se ve enfadado mientras da un paso dentro del apartamento

_ bueno dame mis huevos, me debes años de huevos de pascua_ digo cruzándome de brazos _¿que haces aquí?_

_¿ estás aquí con él?_ pregunta y se ve enfadado

_¿ con quién?_

_ no te hagas la distraída Shannon, con el rubio del bar_

_ ¿me estas espiando? _ pregunto tratando de sonar ofendida pero la verdad esto me divierte

_ Meg y Brandon entraban a tomar algo en Wine and Berrys cuando te vieron irte con el dueño del lugar_

_¿que pasa Frost? ¿no te gustan que alguien toque tus juguetes? _

El me mira serio y se acerca a mi casi amenazante haciendo que mi espalda toque la pared

_ no eres un juguete para mi Shannon, nunca lo serias... _ antes de darme cuenta de lo que está pasando su boca está en la mía. No es tan brusco como podría haber sido, al contrario, me besa suavemente y su lengua roza la mía de a ratos, mordisquea mis labios suavemente y me deja sin aliento... un beso perfecto... se aprieta contra mi cuerpo haciéndome sentir su erección y enredo mis piernas en su cintura.

 Me toma con una mano de la nunca y la otra en mi trasero y me leva por el pasillo mientras seguimos besándonos.

Nada me preparo para la forma en que Deacon Frost follaba, duro, suave, salvaje, tierno, descubriendo en mi cuerpo zonas erógenas que no sabia que tenia... dios... estaba jodida...


Dirty LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora