Los jóvenes somos parte de la sociedad, así que nos lavamos el cerebro unos a otros sin ser conscientes de ello. Es algo inevitable; es imposible huir. Podríamos compararlo con las aguas de un río y su fuerza desmesurada: puedes intentar nadar contracorriente, pero la fatiga te vencerá y acabarás siendo arrastrado por el flujo del río. Desde que nacemos hasta que morimos, estamos condicionados por el entorno y desarrollamos una relación de dependencia con la sociedad a la que estamos sujetos. Las ideas que ésta nos inculca toman forma en nuestro interior e interfieren en el desarrollo de nuestra personalidad, hasta que llega un momento en el que nos perdemos en ese laberinto y no conseguimos llegar a ser nosotros mismos. Nos convertimos en un producto social destinado a comprar, vestir e incluso pensar tal y como diversos organismos pretenden. Ocultamos nuestros verdaderos gustos y sentimientos para ser "aceptados". Lo triste de esta historia es que, al final del día, la humanidad se reduce a un conjunto de seres enmascarados arrastrados por la voluntad del consumismo, la envidia y el ansia de riqueza.
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Detrás de la Pantalla
Non-FictionReflexiones sobre el impacto de las nuevas tecnologías y la sociedad en nuestros días. Haz tu pregunta en ask.fm/Simply_Brel y participa en la obra. También disponible en simplybrel.wordpress.com