Imagen de Portada: dominaecaede@tumblr
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Poco a poco los estudiantes llegaban a sus aulas aquella mañana cálida. El sol comenzaba a iluminar cada rincón de las calles y habitaciones, mientras que los pertenecientes a la clase 1-A estaban afuera de su aula. Quedaban escasos dos minutos para el toque y la puerta estaba cerrada.
- Es raro. Nunca había visto el aula cerrada con llave - comentó Iida al ser el primero en llegar.
El resto de sus compañeros llegaron y también les pareció sumamente extraño.
- ¡Quizás tendremos una actividad especial! - Kaminari era bastante positivo con la situación.
El timbre sonó anunciando el inicio y Aizawa hacia su acto de aparición.
- ¿Qué hacen aquí afuera? - Preguntó con el ceño fruncido. Intentó abrir la puerta, sin resultados positivos - Que raro. Estas puertas no tienen seguro - afirmó.
Ahora sí que estaban intrigados.
- Quizás sólo se atascó - Jirou daba la razón, desde el cúmulo de personas que estaban esperando.
- ¡Hey! ¡Llegamos a tiempo! - Kirishima llegaba corriendo hasta donde estaba su clase, seguido de cerca por el rubio explosivo.
- En realidad, llegan tarde - El profesor los miró enfadado - Ya están todos - anunció, con un suspiro, pensando en una posible actividad hasta arreglar el problema frente a ellos.
De pronto, la puerta crujió y se abrió unos centímetros. Sobra decir que el grupo sintió un leve escalofrío.
- Quédense aquí. Revisaré primero - abrió la puerta con cuidado, sin ruido.
Se adentró con pasos sigilosos. Sentía la mirada de todos sus estudiantes en su espalda. Observó atento por el pequeño pasillo que tenía de visión y no vio indicios de vida. El héroe profesional avanzó tres pasos, cauto. Decidió prender la luz y con el destello aprovechar la distracción para atacar. Sin embargo, no había villano alguno al cual apresar.
Sólo había un niño, durmiendo en el suelo. Las mesas y sillas estaban desparramadas en forma circular y el centro era el infante, como si hubiese formado una explosión. Se acercó lo suficiente para comprobar que estaba vivo. Respiraba y parecía descansar plácidamente sobre el frío y duro suelo.
- Hey, niño - lo movió suave desde un hombro, haciendo que su cabello castaño claro se meciera.
Lentamente, abrió los párpados y trató de enfocar. Sus ojos rubíes se acostumbraron a la luz y pudo identificar a la persona que le había privado de más horas de sueño - Buen día, Aizawa-sensei - saludó cortés, tallando sus ojos con la manga de su chaqueta.
El pelinegro lo miró extrañado. No conocía al mocoso, pero éste parecía reconocerlo.
- ¿Qué haces aquí, niño? - Cuestionó con voz dura.
El menor observó a su alrededor. No conocía el lugar, pero intuía que estaba en un lugar seguro. Se levantó, ignorando la pregunta del adulto y se sacudió sus ropas. Posó su mirada en la puerta, donde poco a poco un tumulto de gente trataba de ver qué sucedía. Sus ojos brillaron cuando vió a una persona en particular.
- ¡Mamá! - Exclamó feliz, rodeando al pelinegro para acercarse hasta el grupo.
Todos en la clase se asustaron.
El niño siguió caminando, hasta llegar frente a la persona que más quería abrazar en ese momento. Y lo hizo, apenas pudiendo llegar hasta los muslos con su corta estatura.
- ¡Mamá! ¡Funcionó! - Sonrió ancho, apretando el agarre en las piernas de Bakugou.
El rubio ceniza estaba impactado. ¿Acaso le había dicho mamá?
- ¿¡Tengo cara de mujer, niño?! ¡No soy tu mamá! - Trató de alejarlo, logrando separarlo de sus piernas.
- Pero... mamá... - unas pequeñas lágrimas se asomaron por sus ojos - ¡Soy yo! ¡Yuudai! - Afirmó, cerrando sus ojitos con fuerza para no llorar.
Eso sorprendió a Katsuki.
- Esto debe ser una jodida broma - murmuró. Se agachó hasta quedar a la altura del menor y le acarició el cabello - ¿Cómo sabes eso? - Preguntó, inseguro.
- ¡Así me llamo! ¡Yuudai Bakugou! - Le miró enojado, con aquella misma mirada que tenía el rubio ceniza a esa edad.
- No puede ser... - susurró.
- ¿Qué no puede ser? - La pregunta vino desde el adulto.
Bakugou levantó la mirada hasta su profesor - Siempre quise llamar así a mi primer hijo - explicó, apenado.
El niño metió su manita derecha al bolsillo y sacó un papel doblado - Toma. Mamá dijo que tenías que leerlo - sonrió levemente, extendiendo la carta.
Recibió el papel y lo desdobló. Se sorprendió al ver que era su letra, exactamente, trazo por trazo.
"A mi yo explosivo de la juventud:
Más te vale cuidar con tu maldita vida a mi tesoro. Es tu sangre y si lo devuelves con un sólo rasguño, te haré sufrir mil infiernos.
Yuudai es un niño índigo-cristal. Ten cuidado con las emociones fuertes. Si ignora a la gente, es normal. Tiene nuestro don, pero es mucho más poderoso.
Y si te cabe la más mínima duda, dile a la bruja de nuestra madre. Ella se encargará de que lo entiendas por los golpes, se dará cuenta más rápido que tú.
Vivimos nueve años en el futuro. Y si te sigue sin convencer, escucha lo que te dirá cuando termines de leer la carta. Sólo yo y la vieja bruja sabemos. Él te contará detalles. Y no le preguntes por el padre.
Muérete. Adiós."
- Mamá - susurró el niño, haciendo la seña para que se acercara a él. Katsuki, con miedo de escuchar lo que probablemente sabía le diría, decidió agacharse y pegar su oreja a la boca del menor - Eres un doncel, mamá - dijo con voz muy baja, tapando la salida del sonido con sus manitos para que nadie más pudiera oír el secreto mejor guardado del rubio ceniza.
Bakugou comenzó a sudar profusamente. Giró levemente la cabeza y fijó sus orbes rojizas en las homólogas del pequeño, que reía como si hubiese contado una pequeña travesura.
- ¿Kacchan? -
- ¿Bakubro? -
Midoriya y Kirishima estaban bastante asustados por la expresión de pavor en su rostro. Jamás habían visto aquella mueca horrorizada.
- Este es... - balbuceaba. Tragó grueso para afirmar un poco la voz - Es mi hijo - sentenció.
Decidió levantar al niño en brazos y apoyarlo en sus brazos, mientras el pequeño se colgaba del cuello, muy feliz.
- ¿¡EEEHHH?! -
Casi toda la clase quedó sorprendida.
- Gracias, mami~ - Yuudai besó tiernamente la mejilla de su madre, sacándole un sonrojo demasiado tierno a ojos de sus compañeros.
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Índigo
FanfictionEl futuro es incierto y nadie conoce lo que sucederá. Al menos, el común de la gente lo cree así. La excepción viene de la mano de un muchachito de ojos rubíes. KiriBaku | SemiAU | Mpreg Esta historia participa en #JuegosDelHambre de #ZonaHero en Fa...