»Tú me haces empezar«

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Abrí los ojos pausadamente, mientras, con algo de esfuerzo, pude sentarme en la cama a regañadientes. Todo a mi alrededor daba vueltas, o a lo mejor era sólo la sensación consecuente de haber abusado del alcohol la noche anterior; jamás había sentido algo tan fuerte como eso. «¡Anoche!» Me sentía totalmente desorientado, no reconocía la habitación en la que me encontraba. Nada me era familiar. «Jungkook.» Comencé a recordar todo lo sucedido unas horas atrás, como si una oleada de imágenes pasaran con rapidez frente a mis ojos. No quería permanecer más tiempo allí.

Baje la vista a mi izquierda, donde una pequeña píldora y un vaso con agua se encontraban sobre una pequeña mesa. Mi atención fue dirigida hacia una hoja de papel doblada a la mitad, la cual ponía "Jin" en la parte superior. Decidí tomarla para ver de qué se trataba.

«Hola.
Jin, no quise despertarte y he salido a hacer algunas compras. Prometo no tardar. La píldora es para ti, te ayudará con el dolor de cabeza.
Por favor no te vayas, necesito hablar contigo.
Sé que probablemente te estarás preguntando cómo llegaste hasta mi casa y bien... No sabía dónde vivías y luego de desmayarte no podía simplemente dejarte. ¡Tomé un taxi! Nada de conducir ebrio; de verdad lo siento. Tenías razón, fue irresponsable de mi parte querer tomar mi auto en ese estado; así que más tarde iré por él.
Entiendo que estés enojado, pero prometo que jamás volverá a suceder. Aún no olvido todo lo que hablamos en el bar, ni tampoco la sensación de haberte besado. Realmente quiero conocerte, Seokjin. Espérame.»

De ninguna manera. No me quedaría allí. Aún cuando el entorno a mi alrededor se encontraba en quietud y silencio, casi podía sentir como si mi cabeza tuviese corazón propio; lo que menos necesitaba era tener otra discusión.

Divisé el pantalón, la camisa y los zapatos que traía puestos el día anterior sobre un sillón de piel oscura. Eché un vistazo bajo las mantas que me cubrían, descubriendo que llevaba puesto tan solo un enorme camisón y mi ropa interior. No recordaba que algo más hubiese pasado esa noche, y por salud mental, prefería creerle a mi memoria.

El clima se mostraba más frío de lo normal; el viento agitaba las ramas de los más frondosos árboles, provocando que las hojas más secas cayeran desde la copa y, por el espesor de las nubes, cualquiera podría adivinar que una lluvia torrencial estaba por asomarse.

Llegué a casa justo a tiempo, pues tan pronto como estuvo cerrada la puerta, el insistente golpeteo de las gotas se hizo oír por todas partes, reemplazado el tortuoso silencio, de esa forma el lugar dejaba de tener ese aspecto frío y solitario; al menos para mí.

Con una taza del té que recientemente había preparado, me disponía a revisar mi teléfono; encontrándome con múltiples llamadas y mensajes, ¿Sus remitentes? Suni no había dejado de insistir aún cuando había apagado el teléfono, y cualquier cantidad de mensajes se atiborraban en nuestra conversación, en los cuales pedía perdón y preguntaba por mi paradero; después la buscaría para terminar todo de una vez. Habían algunas llamadas de mi madre, lo que me indicaba que probablemente ya sabía de lo sucedido con mi ex novia, y si no tenía ganas de romper con ella, mucho menos quería dar explicaciones; ya la llamaría cuando me encontrara en un estado menos deplorable. Incluso mi jefe había llamado repetidas veces, temprano en la mañana; sabía que estaba en problemas, y aquello pude comprobarlo cuando revisé los mensajes: estaba despedido. «Perfecto» espeté con disgusto y cansancio, pues sabía que era justificado: en las últimas semanas había faltado más de lo debido. Por último estaba la cantidad de llamadas y mensajes más grande, en los que su remitente aparecía en pantalla como "número desconocido", sin embargo, no hacía falta siquiera preguntarse de quién podía tratarse, lo sabía.

Curiosamente, fueron los únicos mensajes que leí de principio a fin, poniendo mi atención en detalles tan simples como la puntuación; casi como si pudiera escucharte decir cada mensaje al mismo tiempo que los leía. Sin contestar ninguno decidí ir a dormir aunque el reloj tan sólo marcaba las 15:00. Aquella sensación de agotamiento volvía a mí con impaciencia, y ya que me encontraba desempleado, todo sería aún más difícil y agotador.

My Beginning [JINKOOK] one shot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora