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Gisel Rodriguez era de Argentina, país incluido en la lista de países por los que pasaría One Direction, en su tercer tour mundial. Era irónico que titularan sus anteriores tours como mundiales cuando no habían visitado países de Sudamérica y otras partes del mundo, solo Europa y américa del norte, pero así se maneja el mundo, decepcionante. De todas formas, ella se estaba preparando para el tan esperado 3 de mayo de ese año, sería una oportunidad única en su vida y había rogado tanto porque la dejaran ir, que finalmente logró convencer a su madre luego de ofrecerle un trato justo, ella se encargaría de cocinar para su familia durante los tres meses del verano donde no tenía clases y así su mamá consideraría pagada la entrada.

Al principio ella había perdido toda esperanza de ir, ya que las entradas con la ubicación en campo, donde quería estar, se habían acabado a una velocidad increíble, borrando todas las ilusiones que Gisel se había hecho con respecto al concierto. Pero, un trato es un trato, eso era algo que su mamá le había enseñado bien, y luego de ver como su hija estaba cada vez más desanimada por la situación, decidió no dejar de buscar la forma hasta que consiguió una entrada en el campo VIP. Gisel, no tenía idea en ese momento de lo agradecida que estaría con su mamá luego de ese show. Pero ese, fue el día mas feliz de su vida, hasta el momento, derramó muchísimas lágrimas de felicidad, una vez que tuvo la entrada en sus manos.

Aún así, nada se comparaba con la felicidad que sentía ahora estando de viaje hacia la capital de su país, donde tocaría la tan estimada banda. Su mamá, Beatriz y el novio de esta, Marcelo, la estaban llevando al lugar donde cumpliría su mayor sueño adolescente. Después de 7 horas de viaje llegaron al estadio donde sería el concierto por la noche, faltaban aún 8 horas más por lo menos, para cumplir su gran sueño, pero eso no la desanimaba, sentía los nervios en el estómago y sus emociones a flor de piel, estaba tan cerca de cumplir su sueño que poco le importaba el tener que esperar parada tantas horas y comer en la misma calle, lo que sea con tal de verlos en persona, ella sabía que podría soportar lo que sea si el premio era conocerlos.

Luego de pasar un largo rato buscando la fila para su ubicación, quedó detrás de un grupo de chicas de su misma edad, en ese momento lamentaba mucho no estar con su mejor amiga, Abby, compartían los mismos gustos musicales, pero Abby no había podido conseguir entradas por lo que Gisel debía vivir este concierto por las dos.

-Voy a morir- Dijo Gisel a su madre y se le llenaron los ojos de lágrimas por tantas emociones a la vez. Beatriz solo se rio con ternura y miró a Marcelo que hizo lo mismo.

-Estarás bien, chiquita- Se acercó para abrazarla y dejarle un beso en la coronilla, detrás de ellos ya se habían sumado al menos 20 adolescentes más, aún faltando 6 horas para el inicio del concierto - Nosotros nos iremos a pasear, pero cualquier cosa me llamas ¿si? - Gisel asintió - Aquí tienes para hidratarte y comer un poco, recuerda que tienes que aguantar mucho todavía - Gisel volvió a asentir y con un último abrazo, su madre y el novio de esta se despidieron de Gisel.

Tres largas horas después, había socializado con el grupo de adolescentes que estaban frente a ella, ninguna le caía demasiado bien, pero no quería estar sola y compartían el mismo amor por la banda, la fila aún no avanzaba, era tan larga que daba vuelta al estadio y las cuadras aledañas, la misma estaba delimitada por vallas de seguridad. Ella se encontraba contra una calle que daba a una de las puertas traseras del estadio, por lo que desde su ubicación no podía ver la puerta que les permitiría entrar. En un momento, comienzan a escuchar muchos gritos y bocinas, todas se sorprendieron mirando en dirección de donde venían los gritos, hasta que pueden divisar unas grandes camionetas negras, con un polarizado en los vidrios que no permitía ver el interior. Gisel sintió su corazón latir muy fuerte ¿serían ellos? Las puertas de atrás del estadio comenzaron a abrirse mientras varios guardias del estadio hacían guardia para impedir que cualquiera pasara. Pasó todo muy rápido, Gisel reía y gritaba eufórica con las chicas de la fila, las cinco camionetas pasaban muy lento por la calle, hasta que entraban al estadio, cuando la tercer camioneta pasó enfrente suyo, un vidrio se bajó y pudieron ver una cabellera rubia saludando. Sus ojos se conectaron por un momento y Gisel sintió que iba a desmayarse de felicidad, pero esa conexión duró segundos y cuando volvió a la realidad las puertas traseras del estadio volvían a estar cerradas. Quedó muy satisfecha pensando que quizás eso era lo más cerca que estaría de alguno de sus ídolos, guardó ese momento en su corazón y sabía que la sensación no se le iría del cuerpo en mucho tiempo.

¿Solo un sueño? Niall y Gisel. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora