X.Cena

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Escuché el golpe que le dieron a la puerta de la entrada. Instantáneamente supe de quien se trataba, Dylan.

Mire por última vez aquel bello vestido blanco que me llegaba hasta las rodillas y se pegaba a mi cuerpo lo suficiente para verse modesto.

Baje y mire a Dylan en la sala hablando con mi hermana.

-sí, ella siempre…-los dos me miraron y instantáneamente pararon de hablar. Cuando regrese Tatiana tendrá que explicarme que hablaba con él.

-hola preciosa-hablo apenas me vio entrar y se acercó a darme un casto beso en la comisura de mis labios. Se escuchaba los chillidos de mi hermana al ver que él me besaba, o bueno algo así.

-hola-fue lo único que pude pronunciar. Se iba puesto un traje negro, camisa blanca y corbata gris, sí, típico millonario. Pero se miraba condenadamente guapo.

-¿nos vamos?-me tomo de la mano y comenzó a jalar de mí-hasta luego señorita Tatiana-dijo a mi hermana, la cual simplemente se despidió con la mano. Él me sacó completamente de la casa y en ese momento soltó mi mano-vamos. Llegaremos tarde y es algo que odio-Que bipolar es. Me llevó con él hasta la camioneta, creo que de marca Jeep, que nos esperaba en la acera. Él me abrió la puerta de atrás.

-que caballero-solté, mientras me subía en su vehículo.

-toda la vida-escuche que decía, mientras él también subía.

-andando Malcom-dijo al conductor-acuérdese de lo que aprendió y de esa forma mi padre la aceptará-dijo con brusquedad. Simplemente asentí y voltee a ver hacia la ventana. Si esto continua, toda mi vida va a ser un infierno al lado de él.

♡♡♡

Mire el hermoso restaurante que estaba al frente mío tenía un hermoso jardín en el cual se levantaban varios arbustos y flores por cualquier lado que mirara. Tenía unas grandes  ventanales polarizados y el lugar estaba construido en una piedra un tanto extraña color blanca brillante, dándole un estilo único.

Dylan se bajo y me abrió la puerta, ofreciéndome su mano. Sabía que era momento de comenzar a actuar y que esto dependería de mi futuro y de mi familia. Puse mis tacones en aquel hermoso camino de piedra y cuando lo hice Dylan beso mi mano, acá afuera no había nadie, no sabía por que lo hacia.

-no se vaya a equivocar, y en todo momento sígueme la corriente-asentí, no quería hablar y él lo sabía porque no hizo ningún comentario, simplemente me jalo hacia dentro. Entramos por la gran puerta de roble, encontrándonos con un señor que tenía un papel en mano.

-siga, señor Lawrence-dijo aquel hombre, abriendo la siguiente puerta que estaba rodeada por más ventanales. Dylan simplemente asiento, puede ser un hombre muy rico pero le faltan modales.

Llegamos con otro hombre que sin decir palabra alguna nos indico que lo siguiéramos, pasando por un montón de mesas las cuales ya estaban ocupadas. Dylan seguía sin soltarme la mano en ningún momento. Pasamos por otra puerta, ya estaba cansada de pasar por tantas puertas, pero llegamos a un amplió salón en el cual había una lámpara gigantesca que caía desde el techo hasta un poco más arriba de la mesa, la cual era redonda y estaba sentada dos mujeres y un hombre, que se callaron apenas nos vieron entrar y se voltearon a vernos. Nos fuimos acercando poco a poco, las manos comenzaron a sudarme, estaba muy nerviosa.

Cuando llegamos a la mesa Dylan abrió una silla y me indico que me sentara y él tomo la que estaba en mi lado.

-hola-dijo la mujer más joven, que tenía unos maravillosos ojos color azul, al igual que la mujer más vieja.

-hola-respondí, con la sonrisa más falsa que pude sacar.

-oh hablas-comenzó a reír. Aunque no le encontré la gracia-así que eres Peyton

Tan solo por decir siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora